París abrió ayer su corazón a Federico Fellini, a quien dedica una exposición en el Jeu de Paume, “Fellini, la Grande Parade”; una retrospectiva completa de su obra en la Cinemateca Francesa y un sinfín de encuentros, actos y coloquios, con ocasión del inminente 50 aniversario de La Dolce Vita (1960). Con el título “Tutto Fellini!”, París comienza así a glosar hasta el próximo enero al cineasta, como uno de los más importantes de Italia y de la historia del cine mundial, en especial por su exploración de “la dimensión barroca y onírica de la vida misma”. La exposición de las Galerías del Jeu de Paume, abierta hasta el próximo 17 de enero, aspira a ofrecer una relectura de la obra del director y a explorar su universo, en busca de sus fuentes de inspiración. El comisario de esta exposición, Sam Stourdzé, resalta en su catálogo cómo el cine de Fellini superó el neorrealismo de donde procedía, y sus “estrictas características”, para inventar un arte único y personal, a veces autobiográfico e introspectivo. En coincidencia con la muestra, la Cinemateca Francesa celebra hasta el próximo 20 de diciembre una retrospectiva con toda la obra del maestro, salpicada de diferentes encuentros sobre su vida y su obra. Hoy, una esperada primera mesa redonda prevé reunir a las actrices Anouk Aimée y Claudia Cardinale con el director de la Cinemateca, Serge Toubiana. Hablarán, por supuesto, de La Dolce Vita y el histórico beso de Marcelo Mastroniani y Anita Ekberg en la Fontana di Trevi de Roma, justo antes de su proyección inaugural.