CINE › “H.I.J.O.S., EL ALMA EN DOS”
La identidad como militancia diaria
Por Horacio Bernades
Una identidad tronchada, quebrada, partida en dos: eso es lo que todo hijo de desaparecidos intenta recomponer, reconstruir, rehacer. Y a la vez, las acciones que permitan hacer justicia, traer de nuevo a la memoria, denunciar la pervivencia en el presente de los crímenes del pasado. Sobre ambas esferas se apoya H.I.J.O.S, el alma en dos, documental producido y dirigido por Carmen Guarini y Marcelo Céspedes. Y además escrito, fotografiado y montado (estos dos últimos roles en colaboración) por la propia Guarini, que lo dedica a su hermano desaparecido. Sin tratarse de la primera vez que el cine argentino testimonia la acción de los hijos y nietos de desaparecidos, la peculiaridad del documental de Guarini-Céspedes reside en que, siguiendo a sus protagonistas, H.I.J.OS. parecería querer partir también su alma en dos, al hacer convivir el orden de lo íntimo y personal con el de las acciones públicas que la asociación H.I.J.O.S. despliega desde su creación, a mediados de los 90.
Una asociación que contiene unos individuos que en el marco de esa contención intentan rehacer su identidad. Con un montaje que busca recomponer esos pedazos, ponerlos en relación y asociarlos mediante una técnica de contrapunto, Guarini y Céspedes documentan las acciones cotidianas de los integrantes de H.I.J.O.S. Y al mismo tiempo destacan, del conjunto, a algunos de ellos, tanto como para no perder de vista la singularidad, la esfera de lo subjetivo jugando dentro de lo colectivo. Intercalándose entre reuniones, manifestaciones, asambleas y, sobre todo, escraches (a modo de pórtico, la película elige abrirse con aquel famoso escrache a Astiz en Tribunales), H.I.J.O.S. les da voz a Lucila, Vero y Silvina, tres de las integrantes de la asociación.
Hija de Roberto Quieto, líder máximo de las FAR, Lucila encontró en la fotografía la posibilidad de relacionar lo que las fuerzas de lo siniestro partieron para siempre, trabajando con una técnica de sobreimpresiones que les permite incluirse, a ella y a sus pares, en la misma imagen en la que están sus padres. Hija de un “trasladado” del campo de concentración del Vesuvio y nacida en cautiverio, Vero espera reencontrarse con su hermano (al que supone apropiado) y lustra la vajilla de la abuela como si en ella guardara la entera memoria familiar. Tras recuperar los restos del padre, Silvina vuelve de París con la intención de escribir un ensayo sobre el perdón y la justicia, para el cual entrevista a Vero y Lucila. Construyendo el relato mediante un montaje al que se percibe como largamente sopesado, como en documentales anteriores (La voz de los pañuelos, Tinta roja, Jaime de Nevares, último viaje), Guarini y Céspedes les prestan tanta atención a lo significativo como a lo aleatorio. Siguen los pasos de un perrito que aparece en cámara o registran la invención de la letra de una de las canciones que serán parte de un próximo escrache a Basilio Pertiné, ex torturador y cuñado de De la Rúa. Letra a la que cuesta mucho hacer entrar en una métrica tal vez demasiado complicada.
Es justamente esa inscripción dentro de lo nimio y cotidiano, dentro de lo singular e inefable, la que, en contra de lo que podría suponerse, vuelve más político a un documental como H.I.J.O.S. y a las propias acciones de la asociación. En este sentido, el documental de Guarini y Céspedes parece querer recordar que no hay política global que no se construya desde lo pequeño y en lo pequeño, funcionando así en contra de tantos documentales que siguen confiando sólo en grandes discursos, frases estentóreas y declaraciones de fondo.
7-H.I.J.O.S., EL ALMA EN DOS
Argentina, 2002.
Dirección y producción: Carmen Guarini y Marcelo Céspedes.
Guión: Carmen Guarini.
Cámara y fotografía: C. Guarini y Segundo Cerrato.
Montaje: Alejandra Almirón y C. Guarini.