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Martes, 30 de noviembre de 2010

CINE › COMIENZA HOY LA SEGUNDA EDICIóN DEL DOC BUENOS AIRES/LATIN SIDE OF THE DOC

Más pantallas para los documentales

El encuentro, que se da en el marco de Ventana Sur, fue creado el año pasado con el objetivo de “profundizar la integración del mercado audiovisual latinoamericano en el mercado internacional de documentales”, un área que sigue creciendo.

 Por Ezequiel Boetti

El documental latinoamericano –quizás el género cinematográfico que más ha evolucionado durante los últimos años– tendrá su gran evento anual en la segunda edición del Doc Buenos Aires / Latin Side of the Doc (DBA/LSD), que nuevamente se desarrollará en Buenos Aires en el marco del mercado Ventana Sur. Creado el año pasado con el objetivo de “profundizar la integración del mercado audiovisual latinoamericano en el mercado internacional”, el DBA/

LSD, que irá desde hoy hasta el viernes, es fruto de la fusión de la Asociación Doc Buenos Aires, precedida por Marcelo Céspedes –cuya muestra DocBsAs celebró su primera década en octubre–, y el Sunny Side of the Doc, el mercado de documentales más importante del mundo, que timonea Yves Jeanneau. “Esa incorporación produjo el cambio fundamental de hacer un evento muy pequeño focalizado en el Mercosur y Sudamérica, a otro extendido a toda América latina, EE. UU., Canadá y Europa. Tuvo un reconocimiento internacional de primer nivel”, asegura Céspedes, junto con Jeanneau. “Buenos Aires está ubicada en un lugar perfecto para atraer a productores latinos y europeos. Es una ciudad muy bien reputada por su cine y talentos, una buena puerta para entender lo que pasa hoy en América latina”, explica el francés.

Durante los próximos cuatro días se desarrollarán conferencias, paneles y el Fórum de producción donde doce proyectos latinoamericanos e igual cantidad de europeos concursarán por premios entre 50 mil y 70 mil dólares. Además, los documentalistas tendrán la posibilidad de establecer posibles coproducciones con alguno de los 70 responsables de cadenas de TV que asistirán. “Tratamos de ayudarlos a obtener no únicamente el dinero sino las pantallas. Hay muchísimas películas que son de utilidad pública. Eso es lo más importante de los documentales: ser útiles a la sociedad, a la gente; ayudar a que las cosas malas puedan cambiar y a que algunas cabezas cambien su punto de vista”, asegura el mandamás del mercado francés.

–Jeanneau, usted dijo que en América latina encuentra “numerosos estilos narrativos”. ¿A qué se refería?

Y. J.: –A dos cosas. En los últimos veinte años, en América latina no existían cadenas de TV, como en Europa o Norteamérica, que emitieran documentales regularmente. Allí había una presión muy fuerte de esas cadenas para construir un estilo diferente. Pero aquí no ocurría nada, los canales estaban inactivos. Los documentalistas trabajaban pensando en cine y con un estilo más cinematográfico que la estandarización europea. Y toda esa variedad hoy se nota. Por otro lado, también hay miles de proyectos de todo el mundo que hace cinco años no había. Existe una globalización que se puede entender por dos razones. La primera es que hacer documentales cuesta menos dinero que una ficción. Con imaginación y creatividad, se puede hacer con muy poco dinero. Y el otro tema es que cada vez que hay una crisis se produce una necesidad de documentales en el público, porque ahí está la posibilidad de entender. A diferencia de lo que pasaba hace diez años, la globalización hace que todo esté relacionado y que un problema de aquí pueda entenderse en todo el mundo.

M. C.: –A diferencia de un festival de cine, donde se da un panorama de lo que pasa con diferentes lenguajes y estéticas en el cine documental, aquí se tiene un panorama a nivel de productor y director, para saber qué se puede hacer en un futuro con sus ideas. Los cuatro días de reuniones y confrontaciones con los responsables de los canales les permiten saber cuál es el valor y la importancia que pueden tener sus proyectos. Eso se da no sólo a nivel de posibles coproducciones, sino también la viabilidad para su transmisión y difusión: si puede ser local o internacional, si será sólo en festivales de cine o en cadenas de televisión.

–Hablan sólo de cadenas de TV y de cine. ¿No creen que ese crecimiento se relaciona con la masificación de internet?

Y. J.: –Hoy ya no hablamos de cross media, sino de trans media. En los próximos meses se desarrollará la conexión entre todas las pantallas. Hoy es más fácil porque están los cines digitales, los canales de TV, que son todos diferentes, los DVD. En Europa existe la posibilidad de ver las películas en Internet hasta una semana después de su emisión en una cadena. El 25 por ciento se ve de esa forma. Internet es una posibilidad abierta, pero no es fácil porque se necesita dinero para hacerlo bien. Ese fenómeno se está dando ahora.

–Céspedes, ¿cuál es la situación del documental argentino en el panorama latinoamericano?

M. C.: –Es muy positiva porque hubo un gran cambio en los dos últimos años. A través de la presidenta del Incaa, Liliana Mazure, se profundizó la Resolución 632, que permite producir contenidos para la precompra de TV de documentales. Eso hace que el Instituto produzca una cantidad de documentales como nunca antes. En este momento hay 70 u 80 proyectos en desarrollo a través de este formato que serán emitidos en el Incaatv. Eso es algo revolucionario. Por otro lado, la realización del DBA/LSD es producto de esta gestión. Esto no puede hacerse a nivel privado, hubiera sido imposible sin apoyo del Estado. Las otras dos medidas que tomó que son de mucha importancia es la creación de la sala exclusiva para documentales, el Incaa-DOC en el complejo Arteplex Belgrano, y el apoyo para que las películas puedan ser editadas en DVD. El documental está pasando por un muy buen momento, con una gran oferta. Ahora tenemos que ver cuál es el público.

–En los últimos meses hubo semanas donde se estrenaron dos o tres documentales. ¿Hay espectadores para esa oferta?

M.C.: –Lo estamos analizando. A título personal, creo que es un suicidio que se estrenen dos o tres documentales por semana. El mercado va a tener que autorregularse.

–Esa autorregulación, ¿debería venir de parte del Estado?

M. C.: –Vendrá de las entidades que nuclean a productores y directores, que deberán negociar y hablar. También el Estado, mediante el Instituto de Cine, debe tratar de hacer una regulación, no en el sentido de prohibir o restringir, sino de programarlos en una forma más normal.

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El DBA/LSD es producto de la fusión de los dos encuentros timoneados por Céspedes y Jeanneau.
Imagen: Bernardino Avila
 
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