Efectivamente, es cierto. El jefe de Gobierno de nuestra ciudad cumple una vez más con su destino autoimpuesto que lo coloca en la figura que alguna vez eligió: ser el representante en esta parte del mundo del veto universal. Figura extrema que le permite a un gobernante desobedecer el dictamen a través del cual un grupo de legisladores, imagino bien intencionados, decidieron en favor de aquellos que seguimos bregando desde distintos lugares y poderes por instalar en nuestro país todo, y aquí en particular, el orgullo de saber que la música es un bien común que espera desde siempre ser respetado por quieres necesitan de sus favores y talentos que engrandezcan día a día esta totalidad que es la Cultura, madre de toda Nación que se precie.

Ahora bien; esto no ocurre por casualidad. Esto también forma parte de un proyecto que gente de-saprensiva, como buena parte de los que nos gobiernan en Buenos Aires, desde una frivolidad mediocrona que espanta, aplica sin pudor a todo aquel que desde cualquier trayectoria ejemplar (como lo es ejercer con la música la tarea de conmover al mundo), necesita el respeto de la memoria que se concrete en un reconocimiento, que le permita sostener más dignamente sus años maduros. Esos “adultos mayores” que el gobierno nacional registra a punto tal de incorporar sus presencias en las preocupaciones a futuro como prioridad de Acción Social.

¡Lástima de disonancia! Creo, sin embargo, que comenzamos nuestra tarea de construcción todos los días. Así, recojo el guante sin que nadie me lo pida y pensando en el otro como en mí misma, e-narbolo el entusiasmo de generar una nueva propuesta al respecto de lo vetado, deseando coincidir desde ese lugar que buena parte de mi sociedad me otorga como legisladora de la Ciudad para reivindicar como corresponde a tanto músico ultrajado. “A pesar de todo –la vida que es dura también es milagro– también aventura” (Eladia Blázquez).

* Artista y legisladora de Buenos Aires.