Martes, 7 de febrero de 2012 | Hoy
CINE › EN SU AUTOBIOGRAFíA, LA ACTRIZ DIANE KEATON RECUERDA AMORES Y PELíCULAS
Ahora y siempre es el título que la protagonista de Annie Hall eligió para sus memorias, en las que entreteje su relato con textos escritos por su madre, quien falleció de Alzheimer en 2008. Y habla de sus sentimientos por Woody Allen, Al Pacino y Warren Beatty.
En su flamante libro de memorias Ahora y siempre, la actriz Diane Keaton utiliza como excusa el reencuentro con unos cuadernos íntimos de su madre para desandar su propia biografía, en la que elogia a su ex pareja Woody Allen, revela que fue bulímica y que estuvo loca por Al Pacino. La protagonista de Annie Hall. Dos extraños amantes –un hito tanto en su carrera como en la de Allen– entrelaza sus recuerdos con los de su madre, Dorothy, fallecida en 2008 tras una lucha contra el Alzheimer, y traza un entrañable autorretrato exento de glamour y narcicismo, dos “carencias” que confirman su desinterés por pertenecer al glamoroso mundo de las estrellas de Hollywood.
Portadora de una carrera irregular, enferma de bulimia durante años y madre adoptiva pasados los 50: sobre estas señas particulares hacen referencia gran parte de las confesiones que circulan por la obra. Diane Keaton. Ahora y siempre, recién editado por el sello Lumen, es la (auto)semblanza de una actriz de emociones vacilantes y vulnerables, pero muy resuelta a la hora de defender sus convicciones.
El eje del relato es el paralelo que la actriz elige entablar entre su vida y la de su madre, a la que acompañó a lo largo de toda su enfermedad. “Deseo presentar mi vida junto a la suya para, tal y como escribió, llegar a un punto en que yo empiece a verme (y a verla a ella) de un modo más inteligible”, desliza la actriz.
El primer tramo de la autobiografía está centrado en la infancia de la actriz, aunque lo más interesante llega con su mudanza desde California hacia Nueva York: “No recuerdo el momento en que subí al avión que me llevó a tres mil millas de casa cuando tenía 19 años”, asegura, y agrega: “Nueva York era mi destino”. Fue allí donde un día descubrió que ya existía una Diane Hall –tal su verdadero nombre–, así que decidió comenzar a usar el apellido Keaton. “Dejar de ser yo me produjo cierta perplejidad”, reconoce en sus memorias.
Uno de los pasajes más atractivos del libro se da cuando la actriz relata cómo en 1968 conoció a Woody Allen, con quien coincidió en la obra teatral Sueños de un seductor. “Durante los ensayos me enamoré de Woody Allen y del guión”, confiesa. “Formábamos una pareja curiosa”, agrega. La pareja se disolvió en 1975, lo que no impidió a Keaton mantener una excelente relación con el director. “Extraño a Woody. Se estremecería si supiera cuánto lo aprecio. Soy lo bastante lista para no sacar el tema. Sé que casi le repugnaría lo grotesco de mi afecto por él. ¿Qué le voy a hacer? Todavía lo quiero”, dice en su libro.
La actriz de El club de las divorciadas se hace tiempo para recordar a otras de sus ex parejas, como el actor Warren Beatty, de quien asegura que se sintió atraída desde el primer momento en que lo vio. “Levanté la cabeza y vi mi hombre ideal en persona”, confiesa la actriz, que se explaya con más entusiasmo todavía cuando evoca su pasión por Al Pacino. Ambos se conocieron durante el rodaje de la primera parte de El padrino y se reencontraron años después para iniciar una relación intermitente. “Estoy bastante segura de que para Al Pacino yo sólo era una amiga con la que podía charlar. Por mucho que me gustara escucharlo, yo quería más, mucho más. Quería que me quisiera tanto como yo a él”, admite. “Mientras rodábamos El padrino III en Roma, le di un ultimátum: cásate conmigo o al menos ten en cuenta la posibilidad(...). Pobre Al, nunca quiso”, acota con resignación.
La biografía también aborda sus trabajos cinematográficos. Así, Keaton asegura que Annie Hall le cambió la vida, que Reds fue una dura experiencia y que su favorita fue Alguien tiene que ceder, donde trabajó junto a Jack Nicholson bajo la dirección de Nancy Meyers. “Fue la oportunidad que me brindó Nancy (Meyers, la directora), el beso de Jack (Nicholson) y una parte de los beneficios –apunta–. Siempre será mi película preferida, no sólo porque fue algo inesperado a los 54 años, sino también porque me proporcionó la maravillosa sensación de estar con dos personas extraordinarias que me dieron dos regalos y un beso.”
Los que adoran ver cómo las estrellas despellejan a sus colegas harán bien en mantenerse a distancia de Ahora y siempre: Keaton no es partidaria de los ajustes de cuentas en público, por lo tanto las revelaciones que aparecen en la obra no son tan sorpresivas ni contundentes. Tal vez el mayor encanto de este puñado de escritos radica en que su experiencia de actriz está tan presente como cabría esperar y permite acceder a particularidades atractivas sobre rodajes y trastiendas de filmaciones. Así, por ejemplo, se destaca el relato de la filmación de la tercera parte de El padrino, en la que mientras los actores ensayan desorientados, el realizador Francis Ford Coppola se pregunta cómo terminar la saga y plantea todo tipo de finales.
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