Viernes, 18 de mayo de 2012 | Hoy
CINE › BICHOS CRIOLLOS, UN DOCUMENTAL SOBRE ARGENTINOS JUNIORS
El director Diego Lombardi y el productor Víctor Tujschinaider se lanzaron a un proyecto romántico: hacer una película sobre un club de barrio, con sus mitos y sus historias. El trabajo incluye, por supuesto, testimonios de Maradona.
Por Diego Braude
Los relatos épicos no siempre están hechos de enormes héroes con un claro destino dorado en el horizonte. Las más de las veces están construidos sobre luchadores que desafían las posibilidades, que caen una y otra vez y que después de cada ocasión en que tropiezan vuelven a levantarse. En fútbol, salvo por un puñado de equipos privilegiados, lo que prevalece son las historias de sueños que se renuevan en cada esquina. Esa carrera llena de tropezones –pero también de recuerdos exquisitos– impulsó a Diego Lombardi –director– y a Víctor Tujschinaider –productor– a llegar a destino con Bichos Criollos, el documental sobre Argentinos Juniors que se estrenó ayer en los cines General Paz (Av. Cabildo 2702) y Artecinema (Salta 1620).
Pocos equipos del linaje de Argentinos han pasado por una diáspora como la del club de la Paternal, con ascensos, descensos y exilios que intercalan alegrías y orgullos junto con los porrazos. Por eso, en un documental por el que pasan desde hinchas comunes hasta al propio Maradona e incluso la voz en off de Gabriel Schultz, Tujschinaider –quien además desde su rol como periodista de TyC Sports fue el artífice de la presencia del 10– afirma que “Argentinos hoy es los once que salen a la cancha el domingo, pero no es solamente eso, hay mucho más. Hay una historia, hay muchas identidades, hay familias”.
Un relator, un grito de gol desaforado, inesperado, inicia el film: es la referencia al último campeonato conseguido por Argentinos, hecho ocurrido durante el rodaje y que, según cuentan los responsables, los obligó por razones felices a tener que modificar toda la estructura de la película. Ese grito, quizá, de alguna manera, es también el desahogo del trabajo de más de cuatro años, ciclo atravesado con “amigos, gente que le puso ganas, hinchas –dice Lombardi–. Hay muchos técnicos que son hinchas”. A pulmón fue la cosa, comenta el director –periodista y además uno de los fundadores del Museo del Templo del Fútbol–, aunque hubo jornadas que implicaron operativos más complejos –como fue el caso de la entrevista a Maradona en el club–, donde los colaboradores “no me cobraban, pero después los invitaba a comer a todos”.
El film reúne fotos, imágenes de archivo que incluyen varias perlas de la historia del fútbol, y entrevistas a numerosos protagonistas del transitar del Bicho. Pero también se marca la conexión con el barrio desde sus orígenes (con su rojo tradicional ligado a las raíces socialistas y anarquistas de sus miembros fundadores), lo que no deja de ser significativo si se tiene en cuenta que Argentinos se recibió con el correr de las décadas de equipo trashumante: llegó a jugar de local durante los ’90 en Mendoza y en Miami. El documental atraviesa también esa circunstancia, que llevó a que el Tifón de Boyacá –otro de sus apodos– recolectara seguidores de diversas locaciones. Pero ahora que desde hace nueve años está de nuevo en su histórico predio, la vida del barrio se va entretejiendo con la de la cancha, algo que los realizadores a su vez quieren estimular a través de la película. “Quieras o no –dice Tujschinaider–, tener la cancha en acción es un pulmón, es un corazón que va bombeando todo el tiempo y que ayuda al barrio; el fútbol es un hecho cultural, es innegable.”
Si bien la película se pudo estrenar en salas y ya están apuntando a proyectarla en la cancha, Lombardi confiesa que hubo momentos en los que se sintió el cuesta arriba: “Siendo miembro del museo, un sábado lo fui a abrir a la mañana –porque el museo abre martes, jueves y sábados–, estaba solo y era un momento donde se me había ido la editora, estaba totalmente estancado el documental, no salía, no salía, no salía... Medio que empecé a mirar las fotos de los fundadores, de los jugadores, y empecé a hablarles o decirles ‘Muchachos, ayúdenme a sacar esto, porque es para ustedes también’. Ahí dije: ‘para estar haciendo muy bien esto no estoy, pero bueh...’.” Cuestiones fantasmales al margen, Tujschinaider coincide en la idea de considerar al trabajo “un homenaje a mi viejo y un legado para mis hijos. También es un homenaje a todos los que pasaron por Argentinos, a todos los que hicieron Argentinos”.
Mientras que la primera mitad se centra más en lo histórico, la segunda mitad del film se apoya sobre la figura de Maradona, a quien se marca como el antes y el después para el fútbol de Argentinos Jrs., luego de su aparición allá por fines de los ’70. A la reconstrucción biográfica, se le suma una entrevista que viene del archivo de Tujschinaider y que él mismo le hizo hace ya más de quince años y otra actual (realizada durante su etapa de director técnico de la Selección Nacional) que implicó un esfuerzo de producción; “el documental no podía salir sin Maradona”, dice Lombardi.
La historia futbolera se construye siempre a fuerza de hechos, memoria y mitos de barrio, como el que relata que en una manzana vecina a la cancha había un circo y un día se necesitaron pelotas para un show, por lo que fueron a pedir ayuda al club, que proveyó los balones. Al devolverlas, sigue la leyenda, las pelotas volvieron con duendes en su interior, “eso cuentan los viejos, ¿viste? –rememora Lombardi–, y a partir de eso aparece la magia del toque, del manejo de la pelota, porque los duendes se quedaron acá”. Bichos Criollos narra el devenir de un equipo que tiene el lujo de haberse hecho conocido como El Semillero del Mundo.
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