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Sábado, 28 de julio de 2012

CINE › PAULA DE LUQUE Y EL RETRATO CINEMATOGRAFICO DE JUAN Y EVA

“Nos olvidamos de las imitaciones”

En la película que Página/12 ofrece mañana a sus lectores, Julieta Díaz y Osmar Núñez se meten en la piel de los personajes históricos evitando el estereotipo o el lugar común. “A la gente le gustó, pero me podría haber salido muy mal”, admite.

 Por Oscar Ranzani

La semana que está concluyendo tuvo como acontecimiento histórico insoslayable que el jueves se cumplieron sesenta años de la muerte de Evita, el icono femenino más fuerte de la historia política argentina, el símbolo de la defensa de la dignidad de los trabajadores y la representación más fiel de los derechos políticos de las mujeres. Amada y odiada por sectores antagónicos, la Abanderada de los Humildes fue abordada por el cine argentino en numerosas ocasiones. La cineasta Paula de Luque buscó una manera original de enfocar sobre esta gran protagonista política a través de la ficción Juan y Eva, que se estrenó en septiembre del año pasado y que mañana Página/12 ofrecerá a sus lectores en DVD como compra opcional. ¿Cómo lo hizo? Con la premisa de no trabajar sobre el mito y alejarse lo más posible del bronce. Porque antes que nada Juan y Eva es una historia de amor; lógicamente atravesada por la política. La diferencia la marca la propia directora: “Se han hecho películas sobre el peronismo, pero no sobre Perón y Eva”, dice, sin dejar de lado que el peronismo tiene como protagonistas a ellos dos, pero que el cine no indagó en la relación de pareja. El hecho de que se edite a seis décadas del fallecimiento de la “Jefa Espiritual de la Nación” confirma para De Luque el camino que recorrió la película. “Así como los personajes pasan de una historia muy íntima dentro del film a una historia muy pública, creo que la película hizo también un recorrido así. Empezó siendo muy mía y yo siento que ahora Juan y Eva ha tomado otros rumbos y que se resignifica históricamente”, comenta la directora.

El film enfoca, entonces, en la historia de amor que construyeron el entonces secretario de Trabajo y Previsión Social Juan Domingo Perón y la bella actriz de radioteatros María Eva Duarte. La historia comienza cuando Perón (Osmar Núñez) y Eva Duarte (Julieta Díaz) se conocen, debido a que el coronel decidió organizar una colecta para las víctimas del terremoto de San Juan, en enero de 1944. Y entonces, Eva decide participar en su rol de artista para recaudar fondos. El período temporal que abarca Juan y Eva llega hasta el 17 de octubre de 1945, día en que nació el peronismo, con una movilización obrera y sindical que exigía la liberación del futuro líder. Dividida en tres capítulos (“El amor”, “El odio”, “La Revolución”), Juan y Eva “toma un fragmento de las vidas de ellos en la cual están haciendo la construcción de lo que después fueron. Es como ver la obra en construcción”, sostiene De Luque, sobre el sentido de este film que presenta a Perón antes de que fuera el líder político que fue, y a Eva Duarte antes de que se convirtiera en Evita.

Juan y Eva está inspirada en la novela del secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia. Respecto de si fue complejo trasladar la novela al lenguaje cinematográfico, De Luque explica que su trabajo consistió en traducir una novela “que tiene una fidelidad muy alta a la historia; en el acto de traspasarla al cine fui menos fiel a la historia, más ficcional”. Y argumenta su decisión: “El trabajo que hice fue volver a una novela que tiene muchas verdades históricas, materia de aquello que se puede ficcionar y que atrapa al espectador sentado en una butaca. Un libro se lee en muchas partes, uno entra y sale. A una película hay que verla de corrido y tiene las reglas de la ficción. En ese sentido, yo soy mucho menos fiel a la historia real que el libro”, admite.

Si bien tiene anclajes en la historia real del país, como la película hace foco en la vida privada de Perón y Eva, de la que no se conoce prácticamente nada, “lo que hice fue imaginar”. A De Luque este ejercicio le resultó divertido antes que dificultoso, aunque reconoce que “fue muy arriesgado”. Pero entiende que le salió bien porque “a la gente le gustó la película, pero me podría haber salido muy mal”. Describe el método de construcción de manera inversa al de la novela: “El libro hace hincapié en la realidad objetiva del país, ligándola con la vida privada de ellos. Y yo hago foco en la vida privada, ligándola a ciertos anclajes de la historia política. Si el grueso de la película es el grueso privado, obviamente está todo ficcionado por mí”, explica De Luque.

Aunque relata una historia de amor, Juan y Eva tiene, según la visión de su directora, mucho de política “porque la política se dirime en los actos cotidianos. La ideología se dirime en los actos cotidianos y la estética es también ideología. La película tiene una estética determinada que es ideológica y que está pensada por mí; y es política porque yo no soy distraída, no es que me salió de casualidad sino que jugué bastante con que todo el mundo sabe cómo terminó la historia”. Explica que cuando los personajes hablan en el marco de una intimidad, “no solamente en la intimidad de un dormitorio sino en la intimidad de una relación de a dos, después eso cobra sentido también frente a la cosa pública. Y eso todo el tiempo juega en la película”, afirma De Luque.

Tanto la actuación de Osmar Núñez como la de Julieta Díaz son muy destacadas y verosímiles. La directora relata el método: “Construimos con Osmar un Perón que no tiene nada que ver con las imitaciones que uno ve”. Destaca que los personajes no están creados “desde la copia”. Entonces, “naturalmente tienen matices”, dice De Luque, quien asegura que para la construcción del personaje no observó material de archivo de Perón para decirle a Núñez: “Tratá de imitar todo”. Al contrario, decidió el camino opuesto: “No mires archivos de Perón, olvidate, no leas más libros y componé a un señor coronel que asciende y no me importa si es Perón. Eso lo va a completar el público”. A Julieta Díaz le indicó lo mismo: “Olvidate que estás haciendo a Evita”. Eso fue porque “para las actrices argentinas y para el imaginario popular tiene mucho de estereotipo: la ves siempre con la mano derecha en alto, el grito en la garganta, el rodete. Y en términos cinematográficos eso es un horror. Como personaje no tiene ningún matiz, es una foto”. Para llegar a lo que De Luque pretendía “hicimos un camino de desandar muchos estereotipos. Una cosa es la persona pública y otra es el asunto del mito”.

Por otro lado, De Luque resalta que el film se estrenó en una época muy particular y que no puede desligar a Perón y Eva de la historia de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, como parejas que trascendieron un proyecto privado hasta llegar a un proyecto público. “Hoy Néstor no está con nosotros, pero la verdad es que también han sido una pareja pública”, dice De Luque. “Creo que Juan y Eva, estrenada en este momento histórico, también resignifica su propia narración, porque está narrando, si bien con todas las diferencias, algo muy parecido a lo que estamos viviendo hoy: esta otra historia de amor que es la de Néstor y Cristina”, subraya. Y destaca que no solamente tienen en común lo mencionado sino también “los mismos enemigos, los mismos detractores, el mismo odio y el mismo amor. O el odio que proviene de los mismos sectores, o el amor que proviene de los mismos sectores. Tienen muchos puntos en común. Y ahora que estoy en pleno montaje de la película de Néstor, confirmo también eso”, concluye.

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La directora señala que la principal instrucción que les dio a los actores fue “olvídense del archivo”.
 
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