Viernes, 19 de octubre de 2012 | Hoy
CINE › DIEGO CARABELLI Y LISANDRO GONZALEZ URSI, DIRECTORES DE ERRANTES
El documental, que puede verse en el Gaumont, narra la historia de los habitantes del asentamiento La Lechería, entre Villa del Parque y La Paternal, que se agruparon en una cooperativa para pelear por su derecho a un lugar donde vivir.
Por Oscar Ranzani
Ubicada en la confluencia de los barrios de Villa del Parque y La Paternal, justo frente a las vías del ferrocarril San Martín, La Lechería es un asentamiento donde supo funcionar una fábrica envasadora de leche hace varias décadas. Sus habitantes, gente humilde y sin recursos, lograron agruparse en cooperativas para poder conseguir un terreno y construir viviendas como cualquier vecino de la ciudad. Lograron que la administración del Gobierno de la Ciudad anterior a la de Mauricio Macri cediera a nombre de la cooperativa Los Bajitos un terreno en Mataderos. Allí, por fin, iban a poder construir sus casas, a través de un crédito, y dejar La Lechería. Pero los porteños de la zona sacaron a flote sus prejuicios –fomentados por algunos medios de comunicación– y se unieron para impedir que los “villeros” fueran sus nuevos vecinos en Mataderos. Al mismo tiempo, bajo el gobierno de Macri, en 2008, se ordenó desalojar La Lechería y los pobladores del asentamiento se quedaron sin nada. Como consecuencia, están actualmente en viviendas transitorias del barrio de Lugano, mientras se resuelva el problema habitacional que los perjudica. Esta historia es la que cuentan Lisandro González Ursi y Diego Carabelli en el documental Errantes que puede verse a las 14.15 y a las 19.30 en el Espacio Incaa Km 0 Gaumont (Rivadavia 1635).
La idea de formar una cooperativa para conseguir hogares propios es una muestra de cómo funciona la solidaridad en situaciones adversas. Sin embargo, González Ursi denuncia “la reacción violenta de los vecinos” de Mataderos que les impidieron ingresar a un terreno que les fue cedido. Ese es uno de los ejes del documental. El objetivo de Errantes es también “contar lo complejo que es el trabajo de organización y el valor que tiene para poder salir adelante en situaciones como las de la gente que estaba viviendo en La Lechería”, comenta Carabelli.
–¿Estas personas estaban convencidas de que el cambio de su situación habitacional dependía de ellos mismos antes que de la ayuda del Estado municipal?
Lisandro González Ursi: –No, lo que cuenta la película es que, a partir de que se fue desarrollando el proyecto de la cooperativa y se fue acercando el tema de la mudanza, los miembros de la cooperativa tomaron real conciencia de que tenían que estar todos juntos y buscar una salida colectiva porque la individual los llevaba a quedarse sin casa. Si ellos iban separados, nunca iban a tener una vivienda en el futuro.
–¿Qué percepción les quedó a ustedes de lo que significa para estas personas conseguir una vivienda propia?
Diego Carabelli: –Es fundamental para ellos tener la vivienda propia y un lugar digno donde vivir. En La Lechería vivían en una situación absolutamente precaria y de riesgo constante de incendio o derrumbe. O sea, no sólo había que conseguir la vivienda, sino un lugar digno mínimamente, con los servicios básicos y en situaciones saludables. Para ellos era fundamental esa lucha. Y hoy en día siguen luchando para conseguir el terreno de Mataderos que les pertenece.
–¿Buscaron mostrar la estigmatización que sufre la población que no tiene un techo fijo?
L. G. U.: –En realidad, la idea de la película fue tratar de contar una problemática que atraviesa la ciudad de Buenos Aires pero que generalmente está contada desde la observación de los sectores medios y medios-altos. Nosotros tratamos de contarla desde el protagonismo de la gente que no tiene casa o que está luchando por acceder a una vivienda digna. Nos parecía que ahí estaba el foco de interés del documental. Con todo el final que nosotros desconocíamos, se realzó mucho más ese punto de vista sobre el tema de la estigmatización de los sectores populares en la ciudad de Buenos Aires.
–¿El documental puede verse como una muestra del problema habitacional de la ciudad?
L. G. U.: –Sí, todo el registro de esta película es de 2008. Dos años después, pasó lo del Indoamericano. Y, de alguna manera, nuestro documental es como la punta de un iceberg que, en realidad, esconde un problema habitacional enorme del que, debido al Indoamericano, se pudo ver la magnitud. Todas las estadísticas de gente que vive en condiciones de precariedad habitacional indican que son cientos de miles. Como esta historia debe haber hoy en día miles de historias transcurriendo en la actualidad en esta ciudad.
–¿Cómo incidió la falta de políticas de urbanismo por parte del Gobierno de la Ciudad en este caso?
D. C.: –No somos especialistas en el tema, pero lo que puedo decir en relación con la experiencia que vivimos por la película es que no hubo una planificación clara para que esas personas encuentren un lugar donde irse antes de sacarlos del lugar donde estaban, ni tampoco se planificó un lugar donde haya un apoyo de la administración para que fueran y estuvieran seguros de que podían estar tranquilos ahí. Pasó todo lo contrario: tuvieron que irse a las corridas y cuando llegaron adonde tenían que ir no pudieron entrar ni nadie los apoyó para que pudieran hacerlo.
–¿Y cómo analizan la ausencia de un trabajo social que dé respuestas a las necesidades de estos vecinos por parte del Gobierno de la Ciudad?
L. G. U.: –Evidentemente, la no política es una política. En todo caso, la política que hay desde el Gobierno de la Ciudad tiene que ver con la expulsión de todos los sectores populares afuera de la ciudad, que es otra de las cosas que en la película se cuenta: en algún momento, las negociaciones iban a tratar de que la cooperativa cayera del otro lado de la ciudad de Buenos Aires. Y, obviamente, eso tiene que ver finalmente con la burbuja inmobiliaria que hay en Buenos Aires y el precio del metro cuadrado que hace que los sectores populares cada vez se tengan que ir corriendo más hacia la General Paz o del otro lado. Y se terminan conformando “barrios para pobres”. Se termina segmentando la ciudad y el derecho a habitar tiene que ver con la condición social que uno tiene. O el recurso económico que uno tiene implica dónde puede vivir, independientemente de cualquier derecho de propiedad privada.
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