CINE › FRANKENWEENIE FUE FILMADA EN STOP MOTION Y EN 3D
› Por Luciano Monteagudo
Volver al origen, a la ingenuidad y la pureza del primer comienzo, parecería una de las motivaciones de Frankenweenie, la nueva película animada de Tim Burton. Otros, más suspicaces, sospecharán que el realizador de El joven manos de tijera ya no es lo que era, que está creativamente estancado y falto de ideas y que por eso decidió hacer aquello que recomendaba el maestro Alfred Hitchcock en caso de crisis: “run for cover”, ponerse a cubierto, trabajar con lo que se conoce bien y no puede fallar. Ambas lecturas son válidas frente a la remake que hizo Burton de uno de sus primeros cortos (ver entrevista), que en su momento le valió la expulsión de los estudios Disney. Los mismos estudios que ahora lo tienen como su director estrella, su carta de prestigio, y que le dieron vía libre para rehacer –en 3D, pero en riguroso blanco y negro– lo que veintiocho años atrás rechazaron.
Es verdad que Disney ha cambiado bastante en todo este tiempo, desde que descubrió –Pixar mediante– que no tenía por qué doblegar a sus artistas, que en todo caso era mejor sumarlos que perderlos. Pero Burton también supo ser flexible y hacer sus concesiones, como lo probó con su discutida versión de Alicia en el País de las Maravillas, que muchos fanáticos de Lewis Carroll sintieron demasiado contaminada por la estética kitsch de Blancanieves y el estudio del castillo brillante rodeado de estrellas. No por nada, esa hibridación, ese cruce de universos (con el del propio director en el medio) redundó en uno de los pocos, auténticos éxitos de boletería de Burton, un cineasta siempre más reconocido por la crítica que por el público.
Lo cierto es que hacía mucho que el director de Ed Wood venía alimentándose de materiales ajenos antes que propios: Roald Dahl en Charlie y la fábrica de chocolate (2005), Stephen Sondheim en Sweeney Todd (2007), Lewis Carroll en Alicia... (2010), la serie “Dark Shadows” en Sombras tenebrosas, estrenada este mismo año. Hay que reconocer, sin embargo, que con sus más y con sus menos, en todos y cada uno de estos ejemplos nunca resignó su excéntrica, oscura visión personal del mundo y que en algunos de esos casos consiguió hacer completamente suyas fuentes originales en apariencia muy distantes de sus intereses, como el musical Sweeney Todd. Hay que remontarse a otro film de animación, el estupendo El cadáver de la novia (2005), una obra de orfebrería de una rara exquisitez, para encontrar un Burton en estado puro como el que reaparece ahora en Frankenweenie.
No es que su nuevo trabajo –realizado con la misma técnica artesanal, la de la animación cuadro por cuadro– tenga la sutileza o la elegancia de aquel antecedente. Pero tiene todo lo que hace al universo de Burton: sensibilidad y empatía hacia personajes ligeramente desplazados de las normas impuestas por la sociedad, y una estética dark hecha tanto de resabios del gótico fantástico como de la cultura pop estadounidense. La idea original del corto ya era magnífica y abrevaba en todas estas fuentes (incluida la pasión morbosa de Disney por las muertes traumáticas): un niño ingenioso y solitario pierde a su querido perro en un accidente, pero lo resucita gracias a las viejas técnicas con truenos y relámpagos del doctor Frankenstein.
Esa paráfrasis en clave infantil aquí se repite, pero Burton le agrega más personajes y criaturas provenientes de la cultura teratológica, desde una ridícula mezcla de Tortuga Ninja con Godzilla hasta unos inocentes Sea Monkeys que terminan mutados en una suerte de Gremlins tan ruidosos como destructores. Todos ellos dispuestos a arrasar con una típica, chata, gris localidad suburbana estadounidense, quizá no muy diferente de la que vio crecer al propio Burton. En este sentido, es un hallazgo que el director haya asumido para su nueva película el carácter rústico, artesanal, no sólo del corto original, sino también de las películas caseras que prepara su pequeño protagonista. A él no cuesta imaginarlo una suerte de alter ego del propio Burton, como si el director quisiera reencontrarse con la pasión y la inocencia de sus inicios.
7-FRANKENWEENIE Estados Unidos/2012.
Dirección: Tim Burton.
Guión: John August.
Fotografía: Peter Sorg.
Música: Danny Elfman.
Edición: Chris Lebenzon, Mark Solomon.
Diseño de producción: Rick Heinrichs.
Con las voces de Charlie Tahan, Catherine O’Hara, Martin Short, Martin Landau, Winona Ryder y Christopher Lee, en las copias en idioma original.
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