El Instituto de Cine y Artes Audiovisuales inauguró en la capital cordobesa el Espacio Incaa Km 700. A través de un trabajo conjunto con la gobernación de Córdoba, la nueva sala está instalada en la Ciudad de las Artes, un predio provincial imponente que ocupa cinco hectáreas (hace años era un regimiento militar), donde funcionan cinco escuelas de artes (música, artes visuales, teatro, artes aplicadas y cerámica). Ubicada en el barrio Nueva Córdoba, uno de los más coquetos de la ciudad, la sala tiene capacidad para albergar a 580 espectadores y está equipada con tecnología de punta. En la ceremonia de apertura estuvieron el presidente del Incaa, Jorge Alvarez; el vicegobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y varios artistas como Graciela Borges, Leonor Benedetto, Ana María Picchio, María Fernanda Callejón y Eduardo Blanco, entre otros.

El impacto que puede tener esta sala es previsible: por la Ciudad de las Artes circulan diariamente unos cuatro mil estudiantes. Además, durante la mañana tendrá un objetivo social, ya que se proyectarán películas para jubilados y niños. La inversión del gobierno de Córdoba en equipos fue de aproximadamente 300 mil pesos. Durante la inauguración, el presidente del Incaa, Jorge Alvarez, se encargó de destacar el apoyo provincial en este emprendimiento. “La única forma de lograr las cosas es haciéndolas juntos. Este emprendimiento se logra gracias al trabajo mancomunado con Córdoba y su gobierno provincial”, dijo. A pesar de las dificultades conocidas de exhibición, Alvarez, resaltó que “esto que estamos haciendo es una forma muy concreta de política de exhibición”.

Para que la celebración fuera completa, el público pudo disfrutar de cuatro películas aún no estrenadas: Sofacama (Ulises Rosell), El buen destino (Leonor Benedetto), Monoblock (Luis Ortega) y Martín Fierro (Gerardo Vallejo). Rosell celebró “que se abra un espacio Incaa donde se pueda ver cine argentino, así como también sueño con que no haya que venir solamente a un Espacio Incaa para ver cine argentino”. En cuanto a su película, comentó a este diario que “estaba bastante enganchado con la idea de escribir una historia familiar. Había hecho el documental Bonanza sobre una familia y me habían quedado ganas de ver en ficción las relaciones familiares desde adentro. Después me fueron ganando también las ganas de hacer una comedia y trabajar en algo diferente”. El joven director agregó que buscó alejarse “del tono social” que tenía Bonanza y, en cambio, decidió “filmar lo cotidiano pero sin que fuera costumbrista”. En tanto, Benedetto –que debutó como directora– subrayó la importancia de “hacer cosas que efectivicen el hecho de que no somos una enorme cabeza con satélites, sino que somos un país con las mismas posibilidades y los mismos derechos culturales que Buenos Aires” y que actualmente “es más fácil hacer una película que estrenarla. Las bocas de expendio del cine están copadas. Independientemente de la calidad que puedan tener las películas americanas (hay algunas excelentes y otras no) el gusto de la gente está inoculado por esto”. Graciela Borges llegó a la capital cordobesa en representación de Monoblock, película en la que participó después de haberse impresionado con Caja Negra. “La película, en algún punto, es como un sueño de la mente. Es una película de amor pero para la sorpresa. Mi personaje tiene una enfermedad muy grave encima, de la cual no se habla nunca. Tiene historias muy entrañables y sórdidas a la vez”, destacó.

Paralelamente, se está llevando a cabo hasta mañana la I Muestra de Cine del Mercosur Mediterránea ’06. Se trata de una iniciativa conjunta del Incaa y de la Municipalidad de Córdoba, a través de la cual se proyectan films de Paraguay, Bolivia, Chile, Uruguay, Perú, Brasil, Venezuela y Argentina. Una de ellas es la argentina Glue, una historia de amor adolescente en el medio de la nada, de Alexis Dos Santos, quien vino a acompañar la proyección junto al protagonista Nahuel Pérez Bizcayart, el adolescente de mirada fuerte que capturó la atención en El aura. Bizcayart señaló que Glue “es una película que se filmó con un guión que tenía nada más que diecisiete hojas. Las escenas no estaban dialogadas ni desarrolladas. Sólo estaba el relato y todas las escenas fueron filmadas y desarrolladas en el mismo momento. El guión se escribió después de filmar la película”. La chilena Mi mejor enemigo, de Alex Bowen, transcurre durante el conflicto del canal de Beagle que casi desemboca en una guerra entre la Argentina y Chile en 1978. La producción de Pablo Trapero tiene como eje el encuentro ocasional entre una patrulla argentina y una chilena en la Patagonia y, a pesar de la tensión inicial, surge una amistad entre ambas. “Si bien tiene un tono amable no deja de tener un halo trágico”, comentó Miguel Dedovich, que interpreta a un sargento argentino “que no quiere saber más nada con la guerra y con la disciplina militar”.

Entre otras películas se vieron la boliviana Di buen día papá, ubicada en Vallegrande, el pueblo donde escondieron los restos de Ernesto “Che” Guevara, y Diario de un nuevo mundo, una coproducción de Uruguay, Brasil y Argentina, de Paulo Nascimento, que cuenta una historia de amor, que transcurre en 1752, en medio de la lucha entre las coronas de Castilla y Portugal. “Es una película de época”, sostuvo Jean Pierre Noher, cuyo personaje es el Virrey Cevallos. “La particularidad que tuvo componerlo –destacó– es que trasladé toda una época de cuando lo veía en figuritas. Así que fue muy divertido como situación.”

Paralelamente se llevó a cabo entre el jueves y el viernes la VII Reunión Especializada de Autoridades Cinematográficas y Audiovisuales del Mercosur. Al cierre de esta edición se estaba debatiendo sobre la búsqueda de un acuerdo para la cuota de pantalla regional y la circulación de películas, entre otros temas.