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Martes, 4 de junio de 2013

CINE › FABIáN MATUS Y RODRIGO VILA HABLAN DE MERCEDES SOSA, LA VOZ DE LATINOAMéRICA

“Nos fuimos guiando emotivamente”

Según sus autores, el documental, que se estrena este jueves, fue concebido para “contribuir al legado” de la Negra Sosa. Incluye casi 40 canciones y entrevistas con Charly García, León Gieco, Fito Páez, Chico Buarque y David Byrne, entre otros.

 Por Oscar Ranzani

Pocos son los artistas que reciben en vida tanta calidez del público y, a la vez, de sus propios colegas. Uno de los casos más emblemáticos fue Mercedes Sosa, despedida hace más de tres años por una verdadera multitud que supo encontrar en sus canciones una devolución de ese inmenso afecto popular. El hijo de Mercedes, Fabián Matus, sintió luego de la partida del gran icono de la música popular argentina y latinoamericana que era necesario “instrumentar acciones que ayuden a la memoria de mamá y al conocimiento de su legado”, según comenta en la entrevista con Página/12. Entre ellas, el proyecto más ambicioso fue el de realizar un documental que repasara su vida, pero sin que fuera una biografía clásica. Con idea original de Matus, el director Rodrigo Vila fue el encargado de poner en imágenes esa voz encantadora que fue valorada en cientos de países, aun en aquellos que no practican la lengua castellana. Vila conocía de cerca el mundo íntimo de la familia de Mercedes Sosa, ya que había realizado el documental Cantora, un viaje íntimo, que reflejaba la grabación del último disco de la tucumana, Cantora, que grabó con varios de los músicos más importantes de la Argentina. “Nos pareció interesante la visión que nos había planteado Rodrigo”, cuenta Matus sobre el motivo de la elección del documentalista para este nuevo trabajo audiovisual. A su lado, Vila se muestra con la convicción de que el camino recorrido valió la pena: Mercedes Sosa, la voz de Latinoamérica se estrenará este jueves en la cartelera porteña.

El documental de casi dos horas cuenta con entrevistas a grandes figuras como Pablo Milanés, Charly García, León Gieco, Víctor Heredia, Fito Páez, Milton Nascimento, Teresa Parodi, René Pérez, Chico Buarque y David Byrne, entre otros. Al ver la película, cualquiera puede caer en la cuenta de que es difícil encontrar algún músico que no haya compartido escenario con Mercedes. Esto significó un trabajo de selección muy riguroso. “Claramente no íbamos a llegar ni al 10 por ciento de los artistas que habían estado con la mami. Así que tratamos de elegir inicialmente los que estuvieron más cercanos a ella, que pueden tener testimonios a lo largo del tiempo o artistas que Mercedes haya abrevado un poco más. Y también sumamos aquellos que nosotros sabíamos que por su capacidad, su intelecto, su visión, iban a tener para nosotros un aporte interesante en la película”, relata Matus. Hay grandes hallazgos entre quienes brindan sus testimonios. Entre ellos, el del vecino de la casa donde Mercedes pasó su infancia. “Uno puede decir: ‘Una familia de origen humilde’. Pero, en realidad, lo que hicimos fue aportar más testimonios de eso. Y ahí tienen un testigo. Incluso él dice: ‘Acá éramos todos pobres’. Estamos aportando un testimonio más de lo que mamá decía: ‘No teníamos ni para comer’. Y estamos seguros de que ese origen entre carencias, amor y el ver a su padre en ese lugar tan bravo trabajando fue lo que forjó lo que más adelante iba a ser la ideología y la elección del repertorio de Mercedes”, explica su hijo.

También exponen miembros de la familia de Mercedes Sosa. Los testimonios se combinan con otros de la propia cantante y con interpretaciones en vivo que dan como resultado un documental muy sólido, del cual puede notarse el riguroso trabajo de investigación previo. “Fue un trabajo muy extenso”, reconoce Vila. Primero, la familia aportó fotografías y cartas, entre otros materiales que podían servir para nutrir el documental. Luego, el equipo realizó un recorrido por la Argentina y después por todo el mundo: “En cada lugar donde Mercedes había estado, había dejado huellas”, explica Vila. Y el film muestra material inédito registrado en Suiza, Alemania, Francia, Brasil y Chile, entre otros países.

Otro tema complicado fue la elección de las canciones que finalmente quedaron. Vila consultó con Matus cuáles eran, según su criterio, las más relevantes de toda la discografía. Si se tiene en cuenta que son más de 800 los temas que grabó Mercedes, la selección tuvo varios pasos. “Hicimos un primer listado y teníamos 170. Imagínese que en una película usualmente del género musical pueden entrar 15 o 20. En la nuestra terminamos poniendo más de 30, casi 40 canciones, lo cual es un número enorme”, grafica el documentalista. Pero otro criterio de selección de canciones “fue elegir las que retraten los momentos de las épocas que ella eligió cantarlas. La película cuenta diferentes etapas de su vida y también las canciones que eligió cantar en cada momento sirven para narrar un poco su historia”, explica el cineasta. Por eso, todas las canciones más populares están en la película, aunque también hay otras que quizá no son tan conocidas, pero que Matus y Vila consideraron que “son increíbles y las letras te erizan la piel”, se emociona Vila.

–¿Por qué el documental se inicia con Mercedes contando cómo fue la partida de su madre?

Rodrigo Vila: –La película podría haber comenzado de innumerables maneras, porque es tan rico lo que Mercedes dejó artísticamente, que era una decisión difícil. Yo opté por eso porque muestra una Mercedes diferente a la que la mayoría de la gente conoce. Y empieza la película con un testimonio muy íntimo de ella. Incluso hablamos con Fabián de ese comienzo cuando empezamos a montarlo y después estuvimos de acuerdo. Es una mezcla de una Mercedes con cierto misticismo, con cierto misterio, con esa cosa intuitiva de sentir la presencia de su madre. Ese testimonio me llamó mucho la atención y, aparte, ese lado afectivo con la madre que, de hecho, la marcó de por vida. Entonces me pareció un puntapié inicial muy interesante para poner al espectador en un lugar distinto y no empezar con algo que quizás era más obvio, como una canción o con ella cantando en vivo. De hecho, el tema que elegimos, que era “La vidala de la soledad”, que a mí en lo personal me parece un tema increíble y que no es tan popular, esa versión que ella graba es impresionante porque Mercedes también habla de ese tema. Y empezar con ese testimonio y esa canción me parecía que tenía mucha fuerza, más emocional que intelectual.

–La particularidad de la película es que no sólo aborda el personaje público sino que también indaga en aspectos más íntimos como, por ejemplo, el relato de ciertas enfermedades, problemas familiares o su separación. ¿Lo pensaron así para que el público pueda redescubrir la figura de un icono de la música popular tan potente?

R. V.: –Voy a ser sincero: con la película nos fuimos guiando emotivamente. Fíjese que si bien el documental tiene una base cronológica para que cualquier espectador que no conozca a Mercedes también pueda entender su historia, es más temático. Y también las cosas que ella quiso compartir y contar nos parecían muy interesantes, porque también te hacen entender al artista: por qué elegir ciertas canciones para interpretar en ciertos momentos de su vida, incluso en contra de sus intereses, porque simplemente por cantar sufrió física y mentalmente situaciones extremas. Por ese lado también nos interesaba mostrar estos aspectos de ella, que son muy ricos. Uno, sabiendo ese sufrimiento y esos momentos lindos, puede entender mejor a la persona y al artista.

–Una buena parte del documental narra la persecución que sufrió Mercedes y su exilio. ¿Cómo recordaba ella el exilio en la intimidad? ¿Qué sensación le provocaba no poder cantar en su tierra?

Fabián Matus: –Para ella, como para todos los artistas, intelectuales y creadores que tuvieron que sufrir el exilio, era incomprensible que por el hecho de manifestar sus ideas tenían que vivir un exilio. Y como era incomprensible en aquella época, lo es hoy también. Hoy no tendría ningún sentido pensar en mandar al exilio a quien estuviera en desacuerdo con equis cosas, ya sea que su desacuerdo lo manifestase desde lo creativo, desde lo cultural, desde lo intelectual. Era incomprensión pero, a la vez, también era de necesidad inmediata de adaptación en un nuevo medio que te tocaba. La realidad era la realidad. Y la realidad era que estabas en el exilio y que no sabías cuándo se terminaba. Por lo tanto tenías que comenzar a involucrarte en la sociedad en que vivías. Era un aprendizaje y todo nuevo, malditamente nuevo. Con relación a algunas enfermedades de mamá, dichas por ella en el documental, tienen que ver con ese exilio. Y al final, toda aquella época de incomprensión y de tener que adaptarse a un nuevo medio lo terminó pagando años después con salud.

–¿Creen que la dictadura terminó uniendo artistas latinoamericanos que, tal vez, en otro contexto no se hubieran unido con tanta fuerza?

F. M.: –Seguramente sí. De hecho, en uno de los testimonios, cuando nos reunimos con Chico Buarque, él nos manifestaba precisamente eso. Porque además se dio que en un momento en que no había dictadura en la Argentina y sí la había en Brasil, todos los artistas brasileños venían hacia aquí, donde se manifestaban con un poco más de libertad. Y luego pasó que cuando en la Argentina hubo una dictadura, y un sistema un poco más acomodado en Brasil, algunos artistas argentinos pudieron ir allí. Y en ese momento fue cuando Chico conoció a Mercedes y cuando, en general, el público brasileño conoció a Mercedes. Cuando los artistas brasileños tuvieron que exiliarse, conocieron el resto de su continente y comenzaron a identificarse con poetas como Violeta Parra, pero también en el exilio comienzan a conocer trabajos de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Atahualpa Yupanqui. El exilio les dio una apertura hacia América hispanoparlante que los enriqueció.

R. V.: –Coincido con Fabián y me parece que de toda tragedia, sea consumada e irreversible, uno puede sacar algo en positivo. Y toda la tragedia que pasamos en Chile, Argentina y en otros países con las dictaduras militares permitió también que haya habido un concepto de unión mucho más profundo que, a veces, surgió por necesidad. Y esas necesidades terminaron siendo un vínculo muy fuerte. Y Mercedes logró vínculos mucho más profundos en base a los temores y persecuciones que tenían todos. Ese apoyo mutuo posibilitó una identidad latinoamericana mucho más grande. Cuando estaba en Brasil, y le prohibían cantar, ella decía que era como el viento: podés poner la mano para pararlo, pero siempre va a existir y siempre va a seguir. Y, en algún momento, tarde o temprano, esos regímenes totalitarios terminan colapsando.

–Ella decía que sus canciones servían de consuelo para mucha gente. ¿Se refería también a la época de la dictadura?

F. M.: –No necesariamente. Mercedes tomaba repertorio que podía ser válido para hoy, pero también para cualquier otro momento en la vida. En cuanto a la selección, Mercedes era muy especial. Ella conectaba públicos con creadores, creadores con creadores, y también manifestaciones artísticas entre sí. Y yo creo que ése, de verdad, es el mejor de los consuelos, porque uno sabía que Mercedes estaba para darle la palabra o la obra justa en el momento necesario. Me parece que es eso lo que Mercedes quería decir. Ciertamente hay otra parte más que es la voz de los que no tienen voz o la voz de los que no podían hablar. Y, en ese sentido, la influencia y el peso de Mercedes Sosa podían darles consuelo a algunos. Y de hecho lo daba.

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“La película cuenta diferentes etapas de su vida, y las canciones que eligió cantar en cada momento sirven para narrar un poco su historia.”
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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