Martes, 4 de junio de 2013 | Hoy
CINE
Al analizar las oportunidades que Mercedes Sosa dio a las nuevas generaciones de músicos, el director Rodrigo Vila reconoce que “es un aspecto fundamental el aporte de Mercedes a la cultura argentina, porque generalmente, sobre todo antaño, los que hacían folklore hacían folklore, los que hacían tango hacían tango y cada uno estaba en lo suyo”. Pero lo que diferenciaba a Mercedes como artista, más allá de su excepcional voz y su forma de cantar, “también era esta apertura intelectual y, como decía Fabián, de amor, de abrazar otros géneros y, aparte, hacerlo con una calidad impresionante”. El cineasta cita como ejemplo los años ‘80, “cuando sumó a todos los artistas de rock y después grabó un disco entero de canciones de Charly García, más allá de la relación afectiva y cercana, se juntó con Spinetta, León Gieco y más adelante con Fito Páez. Incluso hasta los últimos meses de su vida estuvo grabando con René Pérez de Calle 13 una canción que ella misma había grabado décadas atrás; sin embargo, renovada”. Vila ve doble mérito en esto porque considera que a esa edad “generalmente uno se vuelve más cerrado, que es lo natural”. Sin embargo, “esa apertura mental y artística que ella tenía me parece extraordinaria, y es un aporte enorme a la música y a la cultura argentinas. Y gracias a eso también otros hicieron lo mismo. Creo que ella, en parte, fue precursora de este movimiento de sumar. De hecho grabó con tangueros como Goyeneche, Piazzolla, con los que mencioné del rock. Y su última obra, Cantora, tiene una riqueza multigeneracional y multicultural en ese disco: desde Julieta Venegas y Caetano Veloso hasta Luis Alberto Spinetta y Gustavo Cerati. Es increíble y todo suena bien”, reflexiona el documentalista.
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