CINE › DEL 4 AL 11 DE ABRIL SE REALIZARA LA 20ª MOSTRA DE CINE LATINOAMERICANO DE LLEIDA
Cuatro ficciones y tres documentales argentinos de estilos muy diversos serán parte del tradicional festival catalán, que exhibe cinematografías de toda América latina. El director Daniel Burman y el actor José Sacristán recibirán Premios de Honor.
› Por Oscar Ranzani
Es mentira que veinte años no es nada: desde hace exactamente dos décadas, la Mostra de Cine Latinoamericano de Lleida, que se celebra anualmente en esa ciudad catalana, viene funcionando como una genuina e imprescindible ventana europea para el cine del continente sudamericano, México y el Caribe. Y este año, entre el 4 y el 11 de abril, soplará veinte velitas sobre una torta de once largometrajes de ficción, ocho documentales y diez cortos que permitirán tender, una vez más, un puente entre el público europeo y el cine del otro lado del Atlántico. El director del festival, Juan Ferrer, señala a Página/12 que lo más importante “es haber conseguido crear un espacio para una cinematografía que hace veinte años no era tan conocida, pero que ha ido evolucionando muchísimo en el sentido del conocimiento del público español”. Algo que rescata Ferrer del espíritu de la Mostra de Lleida es que él, junto a su equipo, siempre fueron abiertos a recibir óperas primas, además de los films de directores consagrados. “El haber tenido a países preferenciales como es el caso de la Argentina, de la que tantos actores, actrices y cineastas que pasaron por Lleida han ayudado a que se crease un caldo de cultivo importante, que ahora permite decir que Lleida y Cataluña son una referencia dentro del cine latinoamericano en general y argentino en particular”, agrega el director de la Mostra, organizada por el Ayuntamiento y el Centro Latinoamericano de Lleida.
Para corroborar lo que señala Ferrer, basta echar un vistazo a la Sección Oficial de Largometrajes de Ficción, donde cuatro films son ciento por ciento argentinos. Uno de ellos es Deshora, ópera prima de la salteña Bárbara Sarasola-Day, que tuvo su prémière mundial en la Berlinale 2012 y que se estrenó comercialmente en la Argentina en febrero de este año. La cineasta narra la desestabilización de un matrimonio ante la aparición de un primo de la mujer, que se instala en la finca donde vive la pareja y que provoca sentimientos ambiguos. También integra la competencia de ficción La reconstrucción, cuarta película de Juan Taratuto, que en esta ocasión abordó un drama familiar que se desecandena en Ushuaia. Desde un plano más comercial, también se exhibirá Vino para robar, nueva y efectiva comedia de Ariel Winograd que se centra en una serie de robos, pero de ladrones de guante blanco, interpretados por Daniel Hendler y Valeria Bertuccelli. El póquer argentino se completa com María y el araña, de María Victoria Menis, que aborda la historia de una chica de trece años que vive en una villa de Buenos Aires.
En representación del cine chileno podrá verse El verano de los peces voladores, de Marcela Said, que enfoca la historia de crecimiento de una adolescente, cuyo padre, un adinerado terrateniente, dedica su tiempo a matar a los peces voladores que invaden su lago artificial. La coproducción argentino-mexicana Tlatelolco, verano del ’68, dirigida por Carlos Bolado, es una historia de amor imposible entre dos estudiantes de distintas clases sociales que son protagonistas de la revuelta producida el 2 de octubre de 1968 en el DF mexicano. Eso derivó en una represión feroz por parte del gobierno, que terminó en una matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas. El hecho es conocido históricamente como la Masacre de Tlatelolco.
Al definir qué es lo que interesa del cine argentino y latinoamericano en Lleida, Ferrer habla en primera persona: “Lo que me gusta mucho del cine latinoamericano es la capacidad para crear historias que son cotidianas: cosas que pueden pasar en la casa de enfrente, historias que son de la calle. Y también logra desenmascarar esa teoría que había en Europa de que cuando se hablaba de cine latinoamericano parecía que se hablaba de un bloque, cuando realmente las cinematografías son muy diferentes entre sí y cada una tiene sus propias idiosincrasias, sus propios estilos, sus propias historias. El saber distinguir las películas y los países es importante, y el público español ya lo tiene muy aceptado y lo entiende perfectamente”.
El cine argentino está representado también en la Sección Oficial de Documentales. Uno de ellos se estrenó hace unas semanas en Buenos Aires: Mika, mi guerra de España, de Fito Pochat y Javier Olivera. Basado en las memorias de Micaela Feldman, que ahora resucita en la voz de Cristina Banegas, el documental de la dupla echa luz sobre una militante argentina que llegó a comandar una columna del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), durante la Guerra Civil Española. Otro de los films argentinos es El gran simulador, de Néstor Frenkel, que enfoca sobre el ilusionista René Lavand, el hombre que perdió su mano derecha a los nueve años y que desarrolló una técnica personal para la cartomagia. Además, se exhibirá el documental argentino inédito Refugiados en su tierra, de Fernando Molina y Nicolás Bietti.
Pero no sólo de películas se compone la Mostra de Lleida, sino que también habrá tiempo para dos homenajes a figuras del cine de distintas generaciones: el director argentino Daniel Burman (que ganó el premio más importante del festival en dos ocasiones, con Esperando al Mesías y años más tarde con El abrazo partido) y el actor José Sacristán, figura esencial del cine español, recibirán sendos Premios de Honor.
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