Viernes, 16 de octubre de 2015 | Hoy
CINE › LO QUE SE VERA EN LA 30ª EDICION DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA
En una demostración de que ya forma parte del calendario relevante en materia de encuentros cinematográficos, el Ficmdp seleccionó 371 películas de entre 2715 propuestas. La competencia oficial da cuenta de un especial interés por el cine latinoamericano.
Por Ezequiel Boetti
Entre el 30 de octubre y el 7 de noviembre, el centro de Mar del Plata estará invadido por miles de turistas a los que la playa, el sol y el viento les importarán un comino. Por el contrario, seguramente muchos de ellos ya están cruzando los dedos para que durante esa semana llueva, truene e incluso nieve, todo con tal de no sentir ni un ápice de culpa por encerrarse durante largas horas en la oscuridad más absoluta de una sala para deglutir el variopinto menú propuesto por la 30 edición del Festival Internacional de Cine de esa ciudad. Menú que había empezado a develarse el sábado pasado, cuando en el Museo del Mar de la ciudad bonaerense se anunció el centenar de producciones nacionales presentes en las secciones competitivas, paralelas y Work in Progress, y que desde la presentación porteña, realizada el miércoles en Barrio Norte, se conoce completo.
Tal como ocurre desde hace casi una década, cuando empezó a realizarse en noviembre en lugar de marzo, el Ficmdp oficiará como cierre de la temporada cinéfila, compendiando gran parte de lo mejor que se ha visto en las pantallas del mundo a lo largo de los últimos meses. Además de una buena cantidad de focos, retros, rescates y clásicos nacionales recuperados, para llegar a un total de casi 400 films –371, para ser precisos–, entre cortos, medios y largometrajes provenientes de todo el mundo, desde Uganda hasta Qatar, desde Líbano a Guatemala. ¿Invitados? Varios, dos de ellos de lujo: el prolífico realizador hongkonés Johnnie To se arrimará hasta estas pampas para presentar el musical Office, su último trabajo; y el francés Arnaud Desplechin hará lo propio con Tres recuerdos de mi juventud, elegida para la proyección de apertura.
“Este año recibimos 2715 películas de ochenta países, lo que significa que los productores están confiando en un festival que se hace en una ciudad que se llama Mar del Plata de un país llamado Argentina”, arrancó el presidente del evento, José Martínez Suárez, de vitalidad admirable para sus 90 años, antes de repasar los títulos en las cinco competencias (Internacional, Argentina, Latinoamericana de largos; Argentina y Latinoamericana de cortos). El realizador de Dar la cara, Noches sin lunas ni soles, El crack y, Los muchachos de antes no usaban arsénico estuvo acompañado por la presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, Lucrecia Cardoso; el Productor General del Festival, Ignacio Catoggio, y el flamante Director Artístico, Fernando Martín Peña, quien regresó al cargo que había ocupado en 2008.
El conductor del programa Filmoteca, que se emite de lunes a jueves en la medianoche de la TV Pública, destacó la importancia del Ficmdp para “el cine latinoamericano en general, y el argentino en particular”. Se entiende, entonces, que seis de las doce contendientes al Astor de Oro, máximo galardón de la Competencia Internacional, provengan de esta región. Aquí, a las representantes nacionales (Eva no duerme, de Pablo Agüero; La luz incidente, de Ariel Rotter, y Mecánica popular, de Alejandro Agresti) se les sumarán la chilena El club, de Pablo Larraín; la coproducción entre Venezuela y Colombia El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra; y la uruguayo-española-francesa El apóstata, de Federico Veiroj, que desde su estreno casi simultáneo en los Festivales de Toronto y San Sebastián viene cosechando una catarata de elogios. La Selección Oficial se completa con Remember, del alicaído Atom Egoyan; Koza, de Ivan Ostrochovsky; O futebol, de Sergio Oksman; La isla del viento, de Manuel Menchón Romero; Tangerine, de Sean Baker, y La ley del mercado, de Stéphane Brizé.
Difícil atribuir la presencia de To a la casualidad. Esto no sólo porque el Ficmdp supo programar gran parte de su obra, sino porque éste parece ser “el” año de los realizadores de ojos rasgados. Basta pegarle una mirada a la sección Autores para comprobar que no falta nadie. Al hongkonés se le sumará otro habitué como Sion Sono, quien mantiene la costumbre de filmar a un ritmo arrollador. Tanto que en los últimos meses hizo, según el sitio IMDB, no uno, ni dos sino ¡cinco! largometrajes, además de un telefilm. Dos de ellos, Love & Peace y Tag, serán de la partida. Lo mismo que Hou Hsiao-Hsien y su incursión en el género wuxia con la galardonada The Assassin (Palma de Oro a Mejor Director en Cannes) y los últimos trabajos de Tsai Ming-liang (Afternoon), Jia Zhang-ke (Mountains May Depart), Hong Sang-soo (Right Now, Wrong Then), Takeshi Kitano (Ryuzo and His Seven Henchmen) y Takashi Miike (Yakuza Apocalypse). ¿Otros nombres en esta sección? Muchos: Jerzy Skolimowski (11 Minutes), José Luis Guerin (La academia de las musas), Otar Iosseliani (Winter Song), Guy Maddin (The Forbidden Room), Frederick Wiseman (In Jackson Heights), Terence Davies (Sunset Song) y la recientemente fallecida Chantal Akerman (No Home Movie), entre otros.
Tampoco parece casual que el regreso a la Dirección artística de un emblema de la preservación del acervo audiovisual como Fernando Martín Peña traiga aparejada una importancia mayor para el cine argentino recuperado. Importancia marcada por la edición de dos libros alusivos (La imagen recobrada, sobre los rescates y restauraciones del cine argentino que ha hecho el Festival a lo largo de su historia, y Sangre negra, que documenta la concepción, producción, censura y rescate del film homónimo, también agendado entre las proyecciones) como también de una amplia sección llamada “Clásicos nativos”, con apartados dedicados al Programa de Recuperación del Patrimonio Audiovisual y otros a Hugo del Carril, Luis César Amadori, Humberto Ríos y a “figuras que no son argentinas pero que desarrollaron gran parte de su filmografía aquí”, como Ralph Pappier, sobre quien se publicará uno de los folletos de distribución gratuita –el otro será sobre Carlos Borcosque– y Pierre Chenal.
Y habrá más. Se mantendrán las secciones habituales (Hora cero, Estados alterados, Ventana documental y Panorama Argentino y Latinoamericano) y se sumarán otras. Una con películas del Festival de Gramado y otra llamada Bolivia Alterada. Un cine radical, compuesta por una “nueva camada de obras” del país vecino, tal como adelanta el catálogo. Sumergirse en ese imprescindible librazo de 400 páginas es la actividad recomendada para las próximas dos semanas. Después, sólo queda mirar la tela blanca y, quizás, de pura casualidad, con el rabillo del ojo, la inmensidad del Atlántico.
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