Jueves, 7 de abril de 2016 | Hoy
CINE › LEJOS DE ELLA, DEL GRAN REALIZADOR CHINO JIA ZHANG-KE
Esta vez bajo el formato de un melodrama, el director de Platform vuelve a su tema de siempre: los modos en que la esfera pública moldea las vidas privadas en la China actual.
Por Luciano Monteagudo
El mayor cineasta chino que haya dado su país en las últimas dos décadas, Jia Zhang-ke (Fenyang, provincia de Shanxi, 1970) es también el gran cronista de los enormes cambios producidos en la sociedad de la República Popular China en su paso del centralismo de Estado a la apertura capitalista. En la docena de ficciones y documentales que ha dirigido desde su reveladora opera prima, Xiao Wu (1997), una singularísima relectura del Pickpocket de Robert Bresson que participó del primer Bafici, Jia –filmando muchas veces por fuera del aparato oficial– supo ubicarse en las antípodas del cine de dimensiones épicas y hasta operísticas de Zhang Yimou y Chen Kaige, los máximos representantes de la llamada “Quinta generación”, que tuvo su apogeo a fines de los años 80. El de Jia ha sido siempre un cine esencialmente intimista, de una fuerte marca autobiográfica, pero que a partir de esa subjetividad es capaz de dar cuenta de la sensibilidad de toda una época en sus aspectos más profundos y personales. Y Lejos de ella, el bienvenido estreno porteño de su film más reciente, presentado el año pasado en competencia oficial en el Festival de Cannes, no es la excepción.
La novedad que presenta Lejos de ella con respecto a su obra anterior es que aquí, por primera vez, Jia, un cineasta esencialmente moderno, se interna de pleno en el melodrama, un género clásico que tiene una fecunda tradición en el cine de su país y al que abraza sin prejuicios pero sin traicionar su propia identidad como autor. De hecho, Lejos de ella parece empezar justo allí donde terminaba la que quizás siga siendo su obra maestra, Platform, premiada en el Bafici 2001. El transcurso del tiempo era el tema central de Platform, un film-río que daba cuenta de los impresionantes cambios en la vida social de China posterior a la Revolución Cultural, a través de las vidas de un grupo de jóvenes amigos de un pueblo del interior profundo, no muy distinto al que conoció Jia en su adolescencia. Y el transcurso del tiempo es una vez más el tema de Lejos de ella, que comienza con los conflictos de su triángulo amoroso allá por 1999, con la irrupción de la cultura pop y de una incipiente burguesía aun en los rincones más remotos del país; que continúa en pleno 2014, con el apogeo del capitalismo de Estado; y que tiene una coda en el 2025, en un futuro en el que la identidad nacional parece sino disuelta al menos fracturada.
Ese epílogo distópico, que hace tambalear la inconfundible impronta realista del director (al punto de que lo abrevió después de su estreno en Cannes), se diría que es casi el único paso en falso de un film por lo demás sólido, sincero y en algunos pasajes auténticamente conmovedor. Como siempre en Jia, una intensa melancolía atraviesa la vida de sus personajes, que parecen forjados por la tremenda aridez del paisaje que habitan, por el polvo que respiran incluso por fuera de los pozos de carbón de los que viven y mueren, y por la nieve que no logra frenar la corriente del río que atraviesa el pueblo y que semeja la metáfora del curso que va tomando la existencia de una mujer (Zhao Tao, actriz fetiche de Jia) y de los dos hombres que la aman de maneras antagónicas.
Como en The World (2004), la ilusión de modernidad y globalización vuelve a estar en el centro del nuevo film de Jia, que puede considerarse otro capítulo de su obra dedicada a escribir la historia íntima de la China contemporánea. Una vez más, el director consigue expresar de qué manera la esfera de lo público invade las vidas privadas, o de qué modo el marco político refleja y moldea las relaciones personales.
“El triángulo es la figura geométrica más estable”, dice la mujer, intentando sostener un equilibrio imposible entre quienes desde su infancia fueron amigos. Pero cada uno de los vértices ejerce su propia fuerza, en direcciones opuestas, provocando con los años un efecto de alienación, desarraigo y soledad a la que no es ajena la trayectoria que parece seguir el país todo, en su conjunto.
En este sentido, es particularmente potente y logrado el plano final de Lejos de ella, en el que Jia expresa una bella, pequeña nota de esperanza, como si dijera que siempre se lleva en el fondo del corazón una canción que merece ser bailada.
Mountains May Depart; China/Francia/Japón, 2015.
Dirección y guión: Jia Zhang-ke.
Fotografía: Yu Lik-wai.
Música: Yoshihiro Hanno.
Intérpretes: Zhao Tao, Jinsheng Zhang Yi, Liang Jin Dong, Dong Zijian. Duración: 131 minutos.
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