Vie 08.04.2016
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CINE › HOY COMIENZA LA 22ª EDICION DE LA MOSTRA DE CINE LATINOAMERICANO DE CATALUÑA

Familiaridad con el cine argentino

Para el director de la Mostra de Lleida, el español Juan Ferrer, “el cine argentino siempre ha tenido mucha importancia porque, a lo largo de estos años, ha sido muy premiado. Ya hay un conocimiento de los realizadores y también de los actores”.

› Por Oscar Ranzani

Un puente que une dos continentes para abrir una ventana al cine latinoamericano: éste es el fundamento de la Mostra de Cine Latinoamericano de Cataluña, cuya 22ª edición se celebrará en la ciudad catalana de Lleida, desde hoy y hasta el 15 de abril. Este festival, que desde hace más dos décadas viene promoviendo el cine de América latina, llega consolidado con una programación donde el cine argentino tiene una fuerte presencia, sobre todo en la sección competitiva de documentales. Organizada por el Ayuntamiento de Lleida y el Centro Latinoamericano de esa ciudad catalana –que preside el argentino Osvaldo Francia–, la Mostra, cuyo director es el español Juan Ferrer, incluye tres secciones oficiales: de largometrajes, documentales y cortos.

Si hay que mencionar otros festivales dedicados al cine latinoamericano en España, enseguida se piensa en el de Huelva y en la Sección Horizontes Latinos de San Sebastián. “No puedo hablar de los otros festivales, pero el nuestro es porque el colectivo latinoamericano creyó oportuno que, a través del audiovisual, se pudiese admirar aquí la cultura latinoamericana a través del cine. A lo largo de estos 22 años ha sido enriquecedor”, reconoce Ferrer en diálogo telefónico con Página/12. Entre los objetivos que se plantearon, Ferrer señala: “Más que nada es el asentamiento de un conocimiento que antes no se tenía tanto del cine latinoamericano. Hoy en día el cine latinoamericano está triunfando en los grandes certámenes como Sundance, Cannes, Berlín y Venecia. Hace 22 años, aquí, salvo excepciones como la cinematografía argentina, mexicana o brasileña, a grandes rasgos se conocía pero no en profundidad. Lo que hemos conseguido es educar al espectador con otras cinematografías y otras miradas. Y sobre todo también rompimos un poco con esa idea de que sólo existía un cine social o político y que el espectador pueda ver que hay nuevos atrevimientos, nuevas formas de hacer cine, de generar nuevas perspectivas. Todo eso lo hemos visto porque la Mostra apoya muchísimo las óperas primas y a los nuevos realizadores”.

Cada año parte de la columna vertebral de la programación es argentina. “El público ya está muy familiarizado, le gustan las historias que se cuentan, la forma en que se cuentan. Son películas mucho más creíbles que otro tipo de cine”, reconoce Ferrer. “El cine argentino siempre ha tenido mucha importancia porque, a lo largo de estos años, Argentina ha sido muy premiada. Hay una familiaridad con ese cine. Ya hay un conocimiento de los realizadores y también de los actores, pero no sólo los más conocidos que se interrelacionan con el cine español sino con actores muy genuinos con historias muy argentinas y que se sienten muy cercanas”, explica el director de la Mostra.

No es casual, entonces, que la película de apertura sea una argentina.

Se trata de la ópera prima en solitario de la actriz Jazmín Stuart, quien junto a Juan Pablo Martínez, había formado la dupla encargada de la dirección de Desmadre (2011): Pistas para volver a casa comienza con el encuentro entre dos hermanos, Dina (Erica Rivas) y Pascual (Juan Minujín), quienes no tienen una relación muy fraternal. Su madre, Celina, se fue de la casa donde vivía toda la familia, cuando los hermanos eran chicos. Y su padre, Antonio (Hugo Arana), nunca supo consolidar un mundo acorde para sus hijos. En la actualidad, Antonio decide viajar para ubicar a Celina, pero sufre un accidente en la ruta y queda internado. A partir de ese momento, se produce el reencuentro de los hermanos y, luego del relato de un secreto que Antonio les confiesa, comenzarán un viaje para desentrañar un misterio familiar.

En la Sección Oficial de Largometrajes hay otra argentina programada que aun no tuvo estreno comercial en Buenos Aires: Interludio, de Nadia Benedicto. Pero la Argentina está presente también en Magallanes, la coproducción con Perú y Colombia que se estrenó hace unas semanas en Buenos Aires y que tiene en el elenco al gran Federico Luppi. El film peruano, ópera prima de Salvador del Solar, fue uno de los cinco nominados a Mejor Película Iberoamericana al Goya 2016, que finalmente terminó ganando El clan, de Pablo Trapero. El protagonista es el actor mexicano Damián Alcázar, quien compone a Magallanes, un miembro retirado del ejército peruano, que en la actualidad trabaja como taxista. Un día, sube una pasajera y la vida de Magallanes sufre un viraje. Ella se llama Celina (Magaly Solier, la actriz de La teta asustada, de Claudia Llosa) y él la recuerda perfectamente: muchos años atrás, en pleno conflicto con el grupo armado maoísta Sendero Luminoso, él la había forzado a convertirse en esclava sexual de un coronel que actualmente está retirado (Federico Luppi). Pero ella no ve frente a quién está. Magallanes quiere limpiar su pasado y, de algún modo, redimirse. Así se obsesiona con seguirla. Las películas mencionadas compiten con otras de México, Brasil, Colombia y Chile.

Ocho documentales de cinco nacionalidades diferentes compiten en la Sección Oficial de Documentales de la 22º Mostra de Lleida, de los cuales cuatro son argentinos. Uno de ellos es La parte por el todo, realizado colectivamente por Andrés “Gato” Martínez Cantó, Roberto Persano y Santiago Nacif Cabrera, quienes investigaron exhaustivamente la historia de las maternidades clandestinas de la dictadura. El trío decidió centrar su investigación en los centros clandestinos de detención donde se realizaron la mayor cantidad de partos: Campo de Mayo, Escuela de Mecánica de la Armada y Pozo de Banfield. Y también decidieron contar con los testimonios de tres nietos recuperados: Carlos D’Elía, María Belén Altamiranda Taranto y Guillermo Pérez Roisinblit.

Otro de los documentales argentinos es Anconetani: cualquier amante de la música popular sabe de qué le hablan cuando se menciona la palabra Anconetani. Pero detrás de esa marca de acordeones está la historia de una familia que tiene ese apellido. A principios del siglo XX, el italiano Giovanni Anconetani, oriundo de Loreto, Ancona –una región de Italia especializada en la construcción de acordeones–, vino a la Argentina como representante de Paolo Soprani, la fábrica de esos instrumentos que, por aquel entonces, era mundialmente conocida. Giovanni no sólo los vendía, sino que también los construía de manera artesanal. Cada uno era único. Pero terminada la Primera Guerra Mundial, dejaron de llegar las piezas importadas de Europa y, entonces, Giovanni decidió fundar su propia fábrica, ahora sí con su apellido a secas: Anconetani. En esa fábrica trabajó y sigue trabajando su familia. Esta es la historia que dio origen al documental Anconetani, de Silvia Di Florio y Gustavo Cataldi.

El tercer documental argentino es La calle de los pianistas, de Mariano Nante. En una callecita de Bruselas llamada Rue Bosquet están emplazados dos edificios que albergan a prestigiosos pianistas. Una de las figuras reconocidas a nivel mundial que vive en un departamento de la Rue Bosquet, en la capital de Bélgica, es la enorme Martha Argerich. Separado por una medianera está el hogar de sus vecinos: la familia de Natasha Binder, hija, nieta y bisnieta de importantes pianistas. Con tan sólo catorce años, Natasha ya acarició las teclas del piano en el Teatro Colón. Su madre, Karin Lechner, es quien le aconseja todo lo necesario para destacarse en el mundo de la música, así como también en el futuro que le espera. Y la abuela de Natasha, Lyl Tiempo, fue quien les enseñó a tocar el piano a Karin, Natasha y ahora a Mila, de tres años, otra de sus nietas. Esta es la historia detrás de La calle de los pianistas, que junto a los mencionados anteriormente competirá con otros documentales de Perú, México y Uruguay.

“Es un territorio difícil el documental para las salas”, admite Ferrer. “Entonces, nosotros lo llevamos a la universidad. La universidad es un núcleo muy potente donde se forman espectadores en el campo del documental, donde cada año se esperan las nuevas producciones que llegan dentro del marco de la Mostra y se generan diálogos porque los documentalistas pueden intercambiar e interrelacionarse con el espectador universitario. Y eso enriquece muchísimo y da mucha vida al festival”, reconoce el director de la Mostra de Lleida que le otorgará el Premio de Honor a la actriz Carmen Machi. En paralelo, se realizará el ciclo “Malvinas: 30 miradas”, donde se proyectarán treinta cortos sobre las islas que pertenecen a la Argentina y que Gran Bretaña le niega sistemáticamente.

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