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Miércoles, 4 de octubre de 2006

CINE › JUAN VILLEGAS Y SU NUEVA PELICULA, “LOS SUICIDAS”, QUE SE ESTRENA MAÑANA

“El suicidio no tiene una respuesta”

A cuatro años de Sábado, en este film el director plantea un camino inverso: “Si en aquél había situaciones livianas con un trasfondo de gravedad, aquí la gravedad está más en la superficie”.

 Por Oscar Ranzani

Después de cuatro años del estreno de su ópera prima Sábado, Juan Villegas volvió a filmar nuevamente con Daniel Hendler quien, a esta altura, ya no es exclusivamente el actor fetiche de Daniel Burman. Villegas encuentra varias razones para explicar la convocatoria. “La primera es que me sentí muy cómodo trabajando en mi primera película. Me gustaron mucho los resultados concretos en la pantalla. Después de Sábado lo seguí viendo en otras películas y también descubrí una evolución en él. Tiene un estilo personal que me parece algo bueno en un actor”, sostiene el realizador y crítico de cine. Basada en la novela de Antonio Di Benedetto –un autor cuyas obras nunca fueron adaptadas a la pantalla grande, a pesar de varios intentos fallidos y del componente cinematográfico que se les asigna– Los suicidas es una historia dramática antes que un policial, como podría parecer a primera vista. Hendler compone a un periodista de 25 años cuyo pasado está muy marcado por la cantidad de suicidios que hubo en su familia. Le solicitan investigar la muerte sospechosa de un hombre y para acompañar su trabajo le asignan una fotógrafa (Leonora Balcarce) de quien se terminará enamorando, a pesar del misterio que su personalidad encierra. A partir de allí comenzará a desenrollarse el hilo dramático de esta historia que tiene a la imposibilidad por alcanzar la felicidad como principal protagonista.

–¿Qué es lo que más le atrajo de la novela de Di Benedetto? ¿Notó que tenía elementos cinematográficos?

–La primera sensación que tuve al leer la novela (y que me empecé a imaginar que podía ser una adaptación) fue el hecho de que había una forma de narrar, de estructurar y desarrollar las escenas que tenían que ver con el cine. También una ausencia de descripciones excesivas en cuanto a los lugares, incluso a las acciones. Es muy concreto en la descripción de las acciones y se parece incluso a la escritura de los guiones, con una impronta literaria muy fuerte del estilo de Di Benedetto pero que, claramente, tiene una influencia y una herencia del cine. Investigando un poco más descubrí que se sentía muy influido por el lenguaje del cine en sus novelas, era cinéfilo. Además fue crítico de cine y escribió guiones. Yo soy de la idea de que es posible que a esta novela la haya pensado como una posible película. Pero no tengo pruebas, es una sensación. Después, hubo algo más personal que me llevó a adaptar la novela, que es el tema de la ausencia del padre del protagonista.

–Al principio puede suponerse que la historia se inclina hacia el policial, pero, en realidad, está más vinculada al drama afectivo. ¿Esto es una modificación de la novela?

–En la novela está también. Tal vez en la adaptación está más potenciado. Eliminé varios elementos de la trama policial. Incluso reduje tres investigaciones que hay en la novela a una sola, fui eliminando varios personajes de la intriga policial y me concentré más en la historia de amor de los dos personajes. Fue una decisión que se fue dando naturalmente por una cuestión de mi interés en focalizar ahí y sentirme más cómodo con ese tipo de situaciones y con esos temas. La estructura de la película arranca como una intriga policial que después se va desactivando y termina creciendo la historia de amor de una forma muy intimista. Eso es algo buscado por mí y quería, de alguna manera, indicar que esa investigación que hace él sobre un suicidio (pero también se puede entender que es sobre el suicidio) no tiene una respuesta posible y concreta. Si la tiene es muy complicada o imposible de saber porque el que se suicida no puede contarlo. O es algo tan simple como un gesto de desesperación total e ilimitado cuando ya se vuelve insoportable.

–En un momento la película señala que el suicidio no es sólo un acto de preparación de la propia muerte sino también un estilo de vida. ¿Esa es su postura?

–No sé, la verdad no me interesa dejar una postura de la película. Eso es algo que dice el presidente de la Asociación de Prevención del Suicidio que interpreta a sí mismo que dice que el suicidio es una forma de vida más que una forma de morir. El me llamó después de ver la película, quedó muy contento y le pareció que contaba muy bien el comportamiento del suicida. Incluso la proyectó en un Congreso de Suicidiología y tuvo buena aceptación, mucho debate.

–¿Investigó previamente la problemática del suicidio o era algo que excedía el marco temático de la película?

–La verdad es que mi investigación fue mínima. Preferí llegar a eso desde mi intuición personal y de lo que sentía. Tampoco la película es un documental ni apunta a dar una explicación sobre este tema. Dispara un montón de cosas, incluso ese tema, pero tuve confianza en mi propia intuición y en la propia lógica de la película plantear el tema. Pero me quedé tranquilo. El presidente de la asociación me dijo que estaba bien tratado.

–En Sábado, a pesar de las situaciones graciosas, se hablaba de la infelicidad. ¿En Los suicidas vuelve sobre este problema inherente al ser humano aunque desde otra óptica y con un tono más grave?

–Sí, en cierto sentido se tocan temas muy similares con un tono diferente, desde una propuesta diferente. Incluso en un sentido inverso, porque es cierto que en la superficie Sábado tenía situaciones banales y muy livianas, pero había un trasfondo de gravedad, tristeza y de pesadumbre en los personajes y en las atmósferas. Acá tal vez esa pesadumbre y esa gravedad están más en la superficie de lo que va sucediendo. En ese sentido, intenté crear un contraste inverso. No potenciar eso desde la puesta en escena, sino dejar que eso aparezca solo. Incluso, en algunos momentos intenté jugar con algunos contrastes y no enfatizar. No me gusta para nada el subrayado de lo que ya está en la imagen. Por lo menos es una intención que, en general, tengo. Desde el título mismo de la película ya había un grado de gravedad que preferí no enfatizar desde la puesta en escena. Pero este tema está. Es el tema de la infelicidad y, a la vez, de la felicidad, de cómo se llega a ella o por qué, a veces, uno cree que la felicidad está tan cerca pero, a la vez, el peso del pasado de uno o el de nuestros antepasados pueden ejercer una fuerza tan poderosa para impedirnos llegar a esa felicidad.

–El peso del pasado es muy fuerte en los personajes.

–Y es un peso que me interesaba mostrar sin recurrir a flashbacks. Usted dijo “en los personajes” y, por ejemplo, en el personaje de ella uno intuye todo el tiempo: hay un peso muy fuerte del pasado sobre ella sin que ella lo diga nunca. Tenía que estar presente a través de las atmósferas que se iban creando en la película.

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Para Los suicidas, Villegas convocó a Daniel Hendler.
 
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