Jueves, 5 de abril de 2007 | Hoy
CINE › “ALATRISTE”, DE AGUSTIN DIAZ YANES
La versión fílmica no le hace honor a la exitosa saga creada por Pérez-Reverte.
Por Horacio Bernades
Teniendo en cuenta sus reales méritos, que Alatriste haya sido nominada a 15 premios Goya (entre ellos todos los más importantes), más que exceso suena a disparate. Que finalmente haya obtenido sólo tres, y en rubros menores, pone las cosas un poco más en su lugar. Distribuida por la Fox, la superproducción más costosa en la historia del cine español está basada, como se sabe, en un ciclo de novelas históricas, sumamente exitosas en su país, escritas por Arturo Pérez-Reverte. Y cuenta con el gran Viggo Mortensen como máximo baluarte. Eso, sumado a un elenco que equivale a un quién-es-quién del actual cine español, y a una lucida reconstrucción histórica, da como resultado lo que suele denominarse “película con altos valores de producción”. Que no es lo mismo que decir “película de altos logros”, como se confirma una vez más.
El capitán don Diego Alatriste (Mortensen) es un soldado de fortuna en la España del siglo XVII, cuando la Armada Invencible garantizaba al imperio el dominio de los mares. Reina Felipe IV, pero el que gobierna es el Conde Duque de Olivares (Javier Cámara, serio como nunca jamás), Maquiavelo, con quien nuestro héroe habrá de vérselas. El Conde Duque maneja los hilos de la Santa Inquisición, que tiene al siniestro Bocanegra a la cabeza (papel a cargo de Blanca Portillo, la Agustina de Volver). Cuando Bocanegra lo contrata para dar cuenta de dos extranjeros, Alatriste sospecha que hay gato encerrado, y acierta. Su renuncia al encargo lo enemista para siempre con Malatesta, suerte de premafioso siciliano que de allí en más se convertirá en su némesis (Enrico Lo Verso).
Hay por allí un noble con dos caras (Eduardo Noriega), un protegido del capitán (Unax Ugalde), la novia aristocrática del protégé (Elena Anaya), la del propio Alatriste (Ariadna Gil), y no podía faltar el mismísimo Quevedo, compartiendo más de una copa con el protagonista y los suyos (Juan Echanove). El problema de Alatriste no es tanto la profusión de personajes e incidentes como una desencaminada idea de producción, consistente en compactar cinco novelas (en el momento de filmarla todavía no se había publicado la sexta, Corsarios de Levante) en dos horas y media de película. Así, como quien hojea, se va pasando de un episodio a otro, en una suerte de Resumen Lerú de las novelas originales en el que no hay tiempo de fijar nada.
Primero un episodio bélico en Flandes, la muerte del mejor amigo y el encargo de cuidar a su hijo. Después, el regreso a Madrid, con la presentación de amigos y enemigos, las intrigas cortesanas, la emboscada a los extranjeros. Luego, la aparición de la amada María de Castro, una actriz, ex novia de Diego, que ahora lo tiene por amante. Y así sucesivamente, sumando unos baches narrativos que ni un candidato a gobernar Buenos Aires sería capaz de saltar. En este terreno, el colmo es lo que sucede con María, que pasa de superestrella de las tablas a enferma terminal en un par de escenas, con lo cual el espectador todavía la está aplaudiendo cuando ya debería ir despidiéndola.
Si a todo eso se le suman tics consuetudinarios del género “cine de época” (la seriedad extrema, el envaramiento, el almidón incluso), se comprenderá que ni el más famoso hincha de San Lorenzo (que, por cierto, habla un perfecto español, lo cual no puede decirse de Lo Verso) esté esta vez en condiciones de hacer el gol salvador, aunque más no sea en tiempo de descuento.
5-ALATRISTE
España, 2006.
Dirección y guión: Agustín Díaz Yanes, sobre novelas de Arturo Pérez–Reverte.
Fotografía: Paco Femenía.
Intérpretes: Viggo Mortensen, Ariadna Gil, Javier Cámara, Eduardo Noriega, Juan Echanove, Enrico Lo Verso, Elena Anaya, Eduard Fernández, Unax Ugalde y Blanca Portillo.
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