El documental Negro Che: Los primeros desaparecidos, ópera prima de Alberto Maslíah, que aborda la problemática de los descendientes de africanos residentes en la Argentina, se exhibirá en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini los jueves (a las 21) y los viernes (a las 18). Con su cámara, Maslíah rescata en el comienzo un cartel en una puerta de vidrio que dice: “Hay algo en mí que es negro”; en su interior un grupo de jóvenes y adultos descendientes de africanos repasa fotos de fiestas familiares y sociales que los tuvieron como protagonistas. El disparador de la trama es la convocatoria a un reencuentro de las familias para recrear las fiestas de carnavales en la Casa Suiza, ubicada en la calle Rodríguez Peña, que en los años ’50 congregaba a cantantes y a un público que se meneaba al ritmo de la rumba y el retumbe de los tamboriles. Los entrevistados coinciden en que el olvido como raza responde hasta hoy a una política de discriminación por parte del Estado.

Horacio Lamadrid cuenta cómo fueron “corridos” de San Telmo hasta ir a parar a Ciudad Evita. La desigualdad de oportunidades y los intentos de exclusión de la población negra parten desde la propia Constitución Nacional, que en el artículo 25 declara: “El gobierno federal fomentará la inmigración europea”. Otros tópicos planteados en el film se refieren a la discriminación social, el racismo, y al descuido por la preservación de una cultura. Las mujeres llevan la delantera en esta lucha. “Algunas de nosotras fuimos violadas y el hombre no sabe de este dolor...”, se lamenta Pocha Lamadrid, quien además relata cómo le fue retenido su pasaporte por ser negra y la pelea que ganó ante la indiferencia del Indec, para saber la cantidad de descendientes africanos en la Argentina. La negación de la clase política llega al extremo con las declaraciones de Carlos Menem, que durante su presidencia se refirió al “problema” negro como una cuestión brasileña, porque “en la Argentina no existen”.