Sábado, 7 de julio de 2007 | Hoy
CINE › “FAMILIA LUGONES, UN VIAJE A LA HISTORIA ARGENTINA DEL SIGLO XX”
En un arco que va desde las primeras décadas del siglo XX hasta fines de los ’70, Familia Lugones, de Paula Hernández, releva una de las sagas más controvertidas de la historia argentina.
Por Horacio Bernades
“¿Saben una cosa? Esto lo inventó mi padre”, cuentan que desafiaba Pirí Lugones a sus torturadores, allá por 1977, en referencia a la picana. Por inaudito que parezca, la nieta de Leopoldo Lugones, militante de Montoneros, se daba el lujo de sobrar así a quienes la tenían maniatada, mientras le pasaban corriente por el cuerpo. Su padre, el comisario Leopoldo Lugones (h), había sido, en los años ’30 –los libros de Historia así lo certifican– el inventor de la picana eléctrica, para reprimir a quienes se oponían al gobierno fraudulento de Agustín P. Justo. Marcada por suicidios y muertes violentas, llamada a la más alta trascendencia pública y ligada con sangre a los brutales vaivenes de la historia argentina del siglo XX, no parece haber dinastía más trágica, desgarrada y hasta si se quiere metafórica, que la fundada por Leopoldo Lugones a comienzos de la centuria pasada. Cubriendo un arco que va desde las primeras décadas del siglo hasta fines de los años ’70, esa dinastía es el foco de Familia Lugones, docuficción de Paula Hernández, que forma parte de una serie de documentales producidos por el Centro Cultural Caras y Caretas y dedicados a relevar algunas de las figuras más significativas de la historia argentina reciente.
Como modo de aproximarla a las generaciones presentes, Graciela Maglie y la propia Hernández, guionistas de Familia Lugones, un viaje a la historia argentina del siglo XX (tal el título completo), urdieron un tenue hilo de ficción, destinado a funcionar como puente para el espectador. Dos amigos (interpretados por Martín Piroyansky, de Sofacama y XXY, y el cada vez más solicitado Nahuel Pérez Biscayart) deciden pasar sus vacaciones en el Tigre. Dado que allí se suicidaron el poeta y su bisnieto –así como se refugió Pirí, en tiempos de la dictadura–, a los muchachos no les costará mucho toparse con la historia de los Lugones. Más aún teniendo en cuenta la presencia de cierta bibliotecaria autoritaria (interpretada por Rita Cortese, que había protagonizado Herencia, ópera prima de Hernández), que prácticamente obliga al personaje de Piroyansky a leerse toda la obra de Lugones padre. Obra no caracterizada por su economía y concisión.
Si la idea de usar a los dos chicos como alter ego de la audiencia suena demasiado obvia en su afán didáctico, el problema se ve agravado por dos debilidades concurrentes. Por un lado, la historia de ficción no llega a adquirir entidad propia, por mucho que se haya intentado salpimentar la relación entre Piroyansky y Biscayart con pullas, rivalidades y chicanas. Por otro, tal como están presentados, lo ficticio y lo documental circulan, tanto en términos narrativos como visuales, por carriles disímiles. Pero la increíble historia familiar que se narra justifica por sí sola la visión de la película, incluso considerando que el formato documental elegido es el de “cabezas parlantes”, usado y abusado por la televisión.
La figura y trayectoria de Leopoldo Lugones, que con escasas transiciones pasa del anarquismo libertario al fascismo y la xenofobia, convirtiéndose en poeta oficial (en el medio quedan sus tiempos de barroco literario, su adscripción al modernismo, sus cuentos fantásticos admirados por Borges y La guerra gaucha), es una de esas que sólo pueden definirse, acudiendo a un oxímoron, como más grandes que la vida misma. Oxímoron que engloba a su descendencia entera, desde el hijo torturador hasta el bisnieto torturado por sus fantasmas internos. Incluyendo ciertamente a la nieta, Pirí, que supo militar junto a Paco Urondo y Rodolfo Walsh (de quien habría estado largamente enamorada).
Todos los testimoniantes demuestran autoridad en el tema, desde Felipe Pigna (que ayuda a poner la figura contra su fondo histórico) hasta una conocedora al dedillo de la vida y obra del fundador del clan, como demuestra ser la socióloga María Pía López, pasando por un Osvaldo Bayer que trae una evocación personal de Pirí, el Che y la Cuba de comienzos del ’60. Párrafo aparte merece Horacio Verbitsky, inusualmente emocionado al recordar una parte de su vida que lo mueve tanto como lo hará, seguramente, con buena parte de los espectadores.
6-FAMILIA LUGONES, UN VIAJE A LA HISTORIA ARGENTINA DEL SIGLO XX
Argentina, 2007.
Dirección: Paula Hernández.
Guión: Paula Hernández y Graciela Maglie.
Intérpretes: Martín Piroyansky, Nahuel Pérez Biscayart y Rita Cortese.
Testimonios: Horacio González, Noé Jitrik, María Pía López, Felipe Pigna, Osvaldo Bayer y Horacio Verbitsky.
En el Malba, sábados y domingos de julio a las 17.
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