Martes, 14 de septiembre de 2010 | Hoy
PLASTICA › GEOMETRíA DEL SIGLO XX –COLECCIóN DAIMLER– EN EL MALBA
La gran colección alemana presenta en Buenos Aires cien obras de su patrimonio, digno de los mejores museos del mundo. Josef Albers, Vantongerloo, Max Bill, Warhol, Kosuth, etc. Se sumaron obras de dos argentinos.
Por Fabián Lebenglik
La muestra Geometría en el siglo XX de la colección Daimler (Mercedes Benz) se trata de una selección de un centenar de piezas pertenecientes a una de las más importantes colecciones corporativas, que podría formar parte del acervo de los grandes museos de arte moderno y contemporáneo del mundo. Fundada en 1977, la colección se compone de 1800 obras, entre pinturas, fotos, videos, objetos, esculturas y obra pública, de más de 600 artistas. La orientación está enfocada al abstraccionismo y el arte geométrico y, dentro de esta tendencia, especialmente del modernismo del sur de Alemania: la Academia de Stuttgart, la Bauhaus, el arte concreto y los vínculos con el grupo De Stijl. En los años noventa se amplió a artistas jóvenes norteamericanos y europeos.
La exposición incluye obras de Josef Albers, Jean Arp, Willi Baumeister, Max Bill, Daniel Buren, María Freire, Liam Gillick, Mathias Goeritz, Johannes Itten, Joseph Kosuth, Robert Longo, Kenneth Noland, Philippe Parreno, Robert Ryman, Oscar Schlemmer, Jesús Rafael Soto, Jean Tingueley, Georges Vantongerloo, Andy Warhol y Andrea Zittel, entre muchos otros.
Un dato significativo, para una colección que comenzó siendo fundamentalmente alemana, es que a su paso por cada ciudad en las que se ofrece un aspecto, panorama o recorrido de la colección, se van incorporando obras de artistas locales. En el caso del paso por Buenos Aires, se sumaron dos obras incluidas en la muestra, que además forman parte coherente del guión expositivo: una pieza histórica de Julio Le Parc (Móvil continuo, de 1966) y otra reciente de la dupla Dolores Zinny/Juan Maidagan: Estudio para escenario Gwangiu nº 1, de 2007.
La exposición, curada por Renate Wiehager –directora de la colección–, se divide en cuatro núcleos temáticos: Modernismo clásico, Vanguardia Zero, Minimalismo en Europa y América, y Forma, línea, espacio. Fuera de la perspectiva histórico-académica, e incluso fuera de la sala (en el pasillo), la exposición incluye obras de grandes artistas sobre tema automovilístico realizadas por encargo de la empresa.
La selección ofrece, entre muchas otras, una serie de obras que definen el carácter del patrimonio, marcado por la predilección de los artistas que formaron parte o fueron herederos artísticos de la Bauhaus, como Max Bill y Josef Albers.
Una de las claves de la ideología artística de la Bauhaus era la abolición de la división entre artes mayores y menores: así, se proponía darles a todas las expresiones artísticas la misma importancia y a su vez también la propia concepción del arte se ampliaba. Técnicas, procedimientos y materiales se expandieron para producir un arte multidisciplinario basado en la experimentación y la mentalidad abierta. Así reunieron la expresión creativa, la tecnología, la vida cotidiana, el diseño aplicado, la técnica y la educación de manera integrada. La Bauhaus buscaba politizar el arte en el sentido de llevarlo a la vida cotidiana.
La idea central de la exposición, según explica Renate Wiehager, “es la de ubicar los conceptos pictóricos formalmente reducidos y la abstracción geométrica como fenómenos artísticos independientes junto al arte minimalista clásico. Además, dejan de analizarse estrictamente por separado los desarrollos europeos y norteamericanos. La hipótesis subyacente es que existe una historia de influencias por descubrir que comienza con la ‘emigración’ de la Bauhaus y el constructivismo de los años treinta hacia los Estados Unidos, sigue con las discusiones entre los artistas europeos y su-damericanos y se prolonga hacia el arte contemporáneo”.
Desde los desnudos de Adolf Hölzel –Tres desnudos, pintura de 1908– y de Oskar Schlemmer –Boceto del mural para la Casa Mendelsohn Berlín, de 1930–, hasta llegar a las obras ultradiseñadas y tecnológicas de más reciente adquisición, como Void (Vacío, de 2002) de Pietro Sanguineti y la Mesa de trabajo Ukiyo Camera System, de Georg Winter, la curadora afirma el compromiso de la colección “con el pensamiento artístico exploratorio, interesada siempre en las personas, su imaginación y su capacidad de innovar...”
Tanto como los demás subcapítulos de la muestra, el de las piezas cinéticas (con movimiento mecánico real o que ofrecen la ilusión de movimiento) presenta obras de Klaus Staudt, Enrico Castellani, Henk Peeters, Martial Raysse, Kuno Gonschior, Julio Le Parc, Christian Megert, entre otros, y tres bellísimas piezas de Jean Tinguely (Hágalo usted mismo, 1961), Jesús Rafael Soto (Vibración cuadrada, 1962) y Gerhard von Graevenitz (19 puntos negros sobre blanco, 1965).
La exposición va marcando muy puntualmente, detrás de la elaborada selección, las contaminaciones, contactos, influencias, legados, discusiones, tensiones y enseñanzas de los artistas emigrados de Europa por la guerra y su aporte al arte (especialmente) norteamericano, pero también latinoamericano, con aportes precisos, que en muchos casos aún falta analizar a fondo.
Uno de los ejemplos más emblemáticos es el de Josef Albers (Alemania, 1888-EE.UU., 1976), célebre docente de la Bauhaus de quien se exhiben varias obras en la muestra. La primera, un conjunto de Mesas nido de los años veinte, que el artista realizó cuando estaba a cargo del taller de muebles de la Bauhaus. Su frase de cabecera era: “La máxima utilidad con los mínimos medios”. Y al mismo tiempo que propone un diseño funcional, también aplica su teoría sobre el efecto de los colores, en cada una de las mesas que cabe una debajo de otra. Albers emigró a Estados Unidos en 1933. Fue director del departamento de arte de la Universidad de Yale, entre 1949 y 1959. Tanto en las obras incluidas en la muestra, como en el ensayo de la curadora en el catálogo, se deducen y fundamentan los contactos e influencias con varios de los grandes artistas norteamericanos de la posguerra.
En el Malba, Figueroa Alcorta 3415, hasta el 25 de octubre.
En relación con la exposición de la Colección Daimler y a lo largo de la duración de la muestra, el Malba realiza varias actividades, entre ellas ofrece un curso de María Amalia García (doctora en Artes de la UBA): ¿Tradiciones constructivas en Europa y América latina?, los jueves 16, 23 y 30 de septiembre, de 18.30 a 20.30. Biblioteca. El curso abordará distintos aspectos del amplio panorama del arte constructivo en relación con cuestiones terminológicas analizando las principales genealogías de la abstracción, sus características y preocupaciones fundamentales. Se analizarán las primeras experiencias abstractas de comienzos del siglo XX, pasando por las experiencias de entreguerras y los posteriores desarrollos en el marco de la segunda posguerra.
El miércoles 5 de octubre se propone el encuentro con el artista Lucio Dorr, que recorrerá la muestra y en la sala hablará sobre el tema ¿Modernismo: fantasma de una tradición heredada en el desarrollo del arte geométrico/constructivo contemporáneo argentino? Desde su experiencia y práctica artísticas, Dorr reflexionará acerca de cómo el modernismo europeo influenció el desarrollo del arte concreto y geométrico/constructivo en la Argentina a partir de los años cincuenta. Cómo devino esta herencia en las nuevas generaciones de artistas contemporáneos a partir de los años ’90.
En el marco pedagógico del museo, se ofrecen gratuitamente visitas para grupos escolares. Las reservas se gestionan exclusivamente a través de www.malba.org.ar.
Las visitas guiadas se hacen los miércoles y viernes a las 17 y los domingos a las 18.
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