Martes, 15 de noviembre de 2011 | Hoy
PLASTICA › FUE FUNDADORA DE LA REVISTA ARTINF
Por Inés Katzenstein *
Quizá pocos jóvenes sepan de la existencia de la revista Artinf, y menos conozcan a Silvia de Ambrosini, una de las profesionales que acompañaron de manera más relevante la historia del arte argentino desde la década del setenta hasta fines de los noventa, desde su puesto como secretaria técnica del Museo Nacional de Bellas Artes, con sus curadurías, y fundamentalmente con su trabajo como editora de Artinf.
Artinf, que comenzó con el título de Arte Informa, fue fundada por Silvia de Ambrosini junto con la artista y crítica francesa Germaine Derbecq y Odile Baron Supervielle en 1970. Al comienzo del proyecto, la diagramación y algunas de las críticas estuvieron a cargo de la artista concreta Lidy Prati. Durante tres años la publicación salió en forma de diario y se vendía a un peso, con cinco números anuales. A partir de 1980, Ambrosini retoma la publicación sola, en la que sería una cruzada editorial sin parangón: contra viento y marea, financiándola con el acompañamiento de algunos fieles suscriptores y anunciantes, pero manteniéndola gracias a su incomparable tesón, el espacio editorial de esta revista se mantendría, con algunas interrupciones, hasta fines de los noventa, registrando toda la actividad de las artes visuales, pero también de danza, de teatro, de arquitectura y de música y dando espacio para la crítica a un sinnúmero de historiadores e intelectuales de las distintas disciplinas, así como a numerosos jóvenes que querían iniciarse en el arte contemporáneo, como yo, que tuve mi primer trabajo como asistente de la revista en su tercera etapa, entre 1991 y 1997.
Fueron asesores de la revista, en sus diversos momentos, Carlos Espartaco, Luis Wells, Thomas Moro Simpson, Irene Van der Poll, Luis Thonis, Fabián Lebenglik, Samuel Oliver, Ernesto Katzenstein y Juan Cambiaso, entre otros. Miguel Briante fue jefe de redacción en la década del ’80.
Además de su labor en Artinf, Silvia de Ambrosini fue, entre otras cosas, la comisaria de la representación argentina en la IX Bienal de San Pablo, en 1967, donde una pieza de David Lamelas obtuvo el Premio de Escultura; curó Los 80 en el MAM –una gran muestra de instalaciones que despedían la década del ochenta con algunas piezas memorables– y Más allá del objeto.
Con la muerte de Silvia se va una de esas personas que en países como el nuestro, tan adversos a los emprendimientos no comerciales dedicados al pensamiento, producen proyectos independientes con una energía, una alegría y una perseverancia al borde de lo irracional. Desde lo personal, Silvia fue quien me guió en los primeros años de mi involucramiento en el arte y me enseñó, con su estilo excéntrico, antiacadémico y apasionado, a mirar, a escuchar y a no desconfiar de lo nuevo. Pero, sobre todo, Silvia fue alguien que dio espacio a que cientos de buenos textos y buenas ideas se difundan, en un proyecto que tuvo siempre claro que era el arte lo que guiaba al trabajo como único horizonte de deseo.
* Directora del Departamento de Arte de la Universidad Torcuato Di Tella.
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