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Martes, 2 de octubre de 2012

PLASTICA › UN PROYECTO COMPARTIDO ENTRE EL ESTADO Y LA COMUNIDAD ARTíSTICA

Permanencia y vitalidad del Salón Nacional

 Por Oscar Smoje *

Celebrar los cien años del Salón Nacional significa festejar y considerar la permanencia y vitalidad de un proyecto compartido por el gobierno nacional y la comunidad artística. Este certamen es una de las pocas iniciativas culturales que han sido sostenidas de manera casi ininterrumpida y se sustenta en la acción conjunta de múltiples participantes que reafirman su compromiso en cada edición.

Desde sus comienzos, el Salón Nacional fue una apuesta política. Las búsquedas por alcanzar la definición de una identidad nacional y por equiparar al país con los centros europeos en auge hacia fines del siglo XIX fueron parte de su programa.

En gran medida, revisar la historia del salón es repensar los avatares políticos de la Argentina, los intereses, las luchas por el poder, el desarrollo y las desigualdades.

El lugar que ocupan el arte y la cultura en el seno de una sociedad se encuentra, desde los ideales decimonónicos, muy ligado a los valores éticos y morales, a la educación y, por ende, a las posibilidades de lograr fuertes lazos entre los miembros de una comunidad. En este sentido, el Salón Nacional tuvo como uno de sus principios objetivos fomentar la formación de un campo artístico en cuyo desarrollo todos sus agentes (artistas, público, críticos, coleccionistas, etc.) tengan una participación activa.

Así la vida del salón empieza con un proyecto de consolidación que, a lo largo de los años, no deja de verse afectado por contradicciones y opiniones encontradas. Tanto hacia el interior como hacia el exterior de su propia estructura, las decisiones, opciones y posibilidades estuvieron signadas por una multiplicidad de variables que llevan a pensar que el Salón Nacional es una institución que vela por su transparencia, sin dejar de estar expuesta a las controversias generadas por la convivencia de tendencias vinculadas con la tradición y otras más afines al cambio.

Desde el Palais de Glace, espacio responsable del Salón Nacional, en los últimos años se trabaja sostenidamente para lograr que éste sea un espacio abierto, transparente, que admita la diversidad y se muestre atractivo para las generaciones y producciones más nuevas. Estos esfuerzos no habrían sido posibles sin la labor del Estado nacional, el cual financia de manera constante este certamen, que para muchos significó y sigue significando una gran oportunidad.

Este esfuerzo se ve reflejado en la gran cantidad de participantes jóvenes que se enlistan en cada edición y en todas las disciplinas. El corrimiento, cada vez más acentuado, de los límites de cada una de ellas pone en evidencia que el Salón Nacional se inclina hacia una democratización general, tanto de sus esquemas, reglamentos y resultados como del público que convoca. Estos cambios han sido logrados gracias al diálogo y el intercambio con las instituciones participantes.

Pensar la historia del arte argentino desde el salón es remarcar su carácter inevitable. Nada existe sin su opuesto, y esto es lo que destacamos en este libro. Cien años de historia nos abren un panorama global, enfocado desde el salón, significa la posibilidad de revisar, poner en cuestión y proyectar concienzudamente tanto el presente como el futuro de esta institución.

* Director del Palais de Glace. Texto que prologa el libro catálogo (que incluye dos DVD) Salón Nacional 100 años - Palais de Glace, que acaba de publicarse.

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Un Pettoruti del salón del ’42.
 
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