La gente pasa y mira. Algunos se detienen. Lo que observan es la puesta de UniversosGráfica, una intervención colectiva de diseño e ilustración que se inaugura hoy a las 19 en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (Paraná 1159). Se podría decir que la dirección sobra entre los datos: la muestra tomó incluso los amplios ventanales del lugar y el trabajo de los trece ¿artistas? ¿diseñadores? absorbe la mirada a fuerza de colores brillantes e imágenes simples pero potentes. Y lo hará hasta el 3 de noviembre, cuando se dé por finalizada la actividad.

Los participantes de la intervención son jóvenes diseñadores y dibujantes que ilustraron durante 2006 y lo que va de 2007 las contratapas de la publicación Rutas, con la que el Cceba difunde sus actividades. Los participantes se repartieron las paredes del centro cultural y trabajaron en ellas cambiando así el soporte con que suelen trabajar habitualmente: el papel o la pantalla. Este movimiento, según explica Javier Bernardo, curador de la muestra, busca representar también la disolución de las fronteras de los géneros. “Acá hay trece grupos de jóvenes que vienen del diseño y nos tenés a nosotros como curadores, cuando somos una agencia más dedicada a la imagen institucional”, señala.

Página/12 se juntó antes de la presentación oficial de la intervención con algunos de ellos: Himnófeda, Maybe y el trío de Bolsa de Osos (Gisela, Tito y Coqui, así, a secas). ¿Parecen nombres raros? Es que se trata al mismo tiempo de sus nombres artísticos y de sus nicks online. No es casual, hay un denominador común entre ellos: todos rondan los 25 años y pertenecen a la generación de la PC e Internet, con ella trabajan, se conectan y se difunden. El mail y el MSN los reunió; desperdigadas en las paredes de Paraná de 1159 hay varias referencias a la conectividad.

El trabajo implicó también una tarea conjunta, pero todos coinciden en que no costó amoldarse a los demás, porque casi ni tuvieron que hacerlo. “Creo que nadie tuvo que alejarse mucho de lo que hace para que quedara bien”, señala Himnófeda. Una mirada descuidada podría no distinguir en los trazos que ocupan la pared a los trece grupos y artistas que integran la expo, pero un ojo atento encuentra las distintas técnicas utilizadas, los motivos recurrentes y los “personajes” que aparecen dibujados. La homogeneidad estilística que recorre la intervención habla de una incipiente corriente estética de la cual los participantes se reconocen partícipes, aunque no se molestan en definirla ni explicarla. “Hay un movimiento donde cada uno tiene su estilo, sus diferencias, pero con cosas en común”, comentan Coqui y Tito.

“Quizás el nombre se lo dan después, para poder definirlo y englobarlo”, arriesga Maybe, “pero yo hago lo que me sale, es una expresión de lo que me pasa y no lo hago con una explicación en mente”, dice. Un rasgo común de sus trabajos es lo caricaturesco en las expresiones de sus personajes: sean monstruitos, papel higiénico con rostro o monjas con paracaídas. Una diferencia (entre varias), la elección de colores: aunque predominan los tonos brillantes, algunos se deslizan entre las paredes con tonos pastel. “Nosotros estamos muy habituados a usar dos o tres colores nada más y es lo que vas a encontrar en esa pared”, cuenta Gisele mientras señala la pared detrás del cronista. Sólo un pequeño lamento recorre a los artistas/interventores: una pared quedó “limpia”, pidiendo ser pintada. Claro, en ella se explica quiénes trabajaron en cada sector del centro cultural.

Informe: Andrés Valenzuela.