Suele comentarse que Los Fabulosos Cadillacs fueron, durante quince años, grandes hacedores de éxitos, pero nunca sonaron del todo bien. Semejante déficit, que seguramente no incomodaba a Vicentico y cía. cuando sólo pretendían ser una simpática bandita ska, no se corresponde con la importancia histórica de Los Cadillacs dentro del rock argentino. Aprovechando entonces el inminente regreso del grupo a los escenarios, tras seis años de ausencia, el sello Sony-BMG acaba de reeditar toda su discografía, remasterizada en Sterling Sound, Nueva York. Los trece álbumes vuelven con sus portadas originales, adaptadas al formato de colección. No debe llamar la atención que la serie haya excluido el iniciático Bares y fondas (1986). Parece que con ése no había nada que hacer. Pero la retrospectiva empieza a pura adrenalina, con Yo te avisé (1987, incluye hits como “Mi novia se cayó en un pozo ciego” y “Yo no me sentaría a tu mesa”, esta última dedicada al dirigente radical Jesús Rodríguez, en tiempos de las leyes de impunidad) y termina con los discos en vivo Hola y Chau (2001), de obvias connotaciones. En el medio, se puede seguir la evolución estilística de la banda, a través de Volumen 5 (1990); la saludable vuelta de tuerca genérica de El León (1992, acaso el mejor disco de su carrera); el éxito masivo del compilado Vasos Vacíos gracias al inédito “Matador”; la apuesta a una mayor complejidad en Fabulosos Calavera (1997) y en La marcha del golazo solitario (1999). Cada cual tendrá su etapa preferida. Tienen para elegir.