Miércoles, 12 de abril de 2006 | Hoy
DISCOS › MARIA BETHANIA, 40 AÑOS DESPUES
El DVD Tempo Tempo Tempo Tempo recupera el show con el que la notable cantante celebró sus cuatro décadas de música popular brasileña.
Por Karina Micheletto
En su Oraçao ao Tempo, Caetano Veloso le pide un acuerdo a ese “compositor de destinos, tambor de todos los ritmos”. Maria Bethânia eligió el estribillo de ese tema para nombrar al show con el que celebra sus 40 años de carrera: Tempo Tempo Tempo Tempo. El tiempo, en este caso, tejió un destino que la llevó de ser una aspirante a actriz a una de las voces fundamentales de la canción popular brasileña, después de haberse metido por casualidad en el movimiento musical que, también sin saberlo, estaba fundando gente como su hermano Caetano Veloso. El DVD que registra ese show muestra a una cantante que, como pocas, sigue potenciando su voz sobre el escenario, 40 años después.
En la Argentina, Bethânia presentó este show en octubre pasado, con una iluminación y escenografía teatral que implicaron diez toneladas transportadas. El espectáculo que muestra el DVD –grabado dos meses antes en San Pablo– no es exactamente el mismo que aquél, pero el repertorio conserva el espíritu que busca construir un hilo conductor por la vida de la artista, desde sus primeras interpretaciones de éxito hasta hoy, y desde los grandes nombres de la canción brasileña (Vinicius de Moraes, Antonio Carlos Jobim o Baden Powell, pasando por Caetano o Chico Buarque) hasta llegar a otros compositores contemporáneos.
Así, la retrospectiva comienza muy marcada por Vinicius (“el blanco más negro del Brasil”, dirá Be- thânia) y sus temas inmortales, esos que la cantante grabó en Que falta você me faz, el reciente CD en su homenaje (Samba da Bênçao, A Felicidade, Modinha, Formosa, Mulher Sempre Mulher, Como Dizia o Poeta). Todos suenan precisos, contundentes, bellos. Están también los compositores que marcaron su carrera: Chico Buarque (Quem te viu, quem te vê, Olhos nos olhos), Caetano (Oraçao ao Tempo, Reconvexo o su versión de Nature boy (Encantado)), Antonio Carlos Jobim, Baden Powell, Carlos Lyra, Paulo Vanzolini o Sueli Costa, entre muchos otros. Sobre el final aparecen los nuevos temas, como Estranho Rapaz, de Roberto Mendes y Capinam, Planície de Prata, melancólica tonada de Almir Sater y Paulo Solimoes, o la samba bahiana Um Dia pra Vadiar (Totonho Villeroy).
El punto de partida de Bethânia, ese a partir del cual comienza a correr el contador que llega hasta el aniversario redondo, se ubica en su explosión en el Brasil en 1965, en Opiniao, el show en el que la cantante se “destapó” con su visceral interpretación de Carcará, que daría origen a su primer disco. Ese tema abre el segundo acto de Tempo Tempo Tempo Tempo. El show cierra con el samba O que é, o que é?, y Be- thânia apunta: “Siempre canto este tema al final del show, y cada vez tiene mejor efecto, ayuda más”. Como una suerte de manifiesto fundador del samba brasileño, ese que explicaría por qué nuestros vecinos nunca podrán escribir un tango, el tema de Gonzaguinha celebra: “Yo sé que la vida debería ser mucho mejor y será, pero eso no impide que repita: es bonita, es bonita y es bonita”. Cuando Bethânia la canta, es imposible no sonreír.
En el tono general del recital, acrecentado por el recitado de Poetica I o Monólogo de Orfeu (los textos de Vinicius que son como una íntima oda a la mujer), sólo queda algo fuera de registro, un único tema más rockero, que advierte en su título Vem Quente que Eu Estou Fervendo (Ven caliente que yo estoy hirviendo). En los extras, Bethânia abre las puertas de su casa, recita, canturrea, recuerda la intimidad de su padre con los libros y entona temas como Ciclo, el poema de Nestor de Oliveira que, musicalizado por Caetano Veloso, dio título al disco que lanzó en 1983. Cualquiera que la haya visto en vivo lo comprobó: la presencia escénica de Bethania es enorme, imprime su fuerza a todas las canciones. No es que haya despliegues pirotécnicos; al contrario: su fuerza está siempre en la sutileza. En el libro de Estación Brasil, en el que Violeta Weinschelbaum compila conversaciones con músicos brasileños, Bethânia define: “Elescenario es el elemento principal porque aporta todo, aporta esa línea mágica que establece el intérprete entre el canto y la dramaturgia. Y me quedé, entonces, en esa playa”. En su playa, Bethânia siempre reina.
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