A 41 años de su aparición, Electric Warrior, de T. Rex, sigue siendo uno de los discos más vigorosos y fundamentales del rock. El álbum acaba de ser reeditado, remasterizado y ampliado con los simples “There Was a Time / Raw Ramp”, “Hot Love”, “Woodland Rock” y “The King of the Mountain Cometh”, y publicado aquí por el sello Universal. Desde el carácter ligeramente espacial de “Cosmic Dancer”, que jamás dejará de ser una canción pop adornada de ecos y electricidad mínima, hasta el agite cachondo de “Get it on”, que los llevó al célebre (para el público en general, aunque no tan bien ponderado por el rockero) Top of the Pops, las canciones de Electric Warrior marcan el traslado definitivo del sino compositivo del grupo de Marc Bolan desde su anterior folk post hippie hasta las bases mismas de lo que luego fue conocido como el glam rock, con destellos de rock and roll clásico y callejero y espacio para las baladas. En la sumatoria de factores como la sencillez del rock primal, la sexualidad de ciertas percusiones y el desarrollo de una poética lindante al pop para adolescentes, aunque un tanto pervertida, T. Rex firmó su álbum fundamental y uno de los más destacados discos de transición del rock inglés. El misticismo presente en las canciones, que también destilan una fijación con los astros, se contrasta de todas formas con un latente estado de erotismo instrumental, vocal y literario, dando por resultado un disco sensual pero igualmente profundo. “Es el primer disco que hice. Habla sobre mí, sobre vos y sobre todos nosotros”, le dijo Bolan a la periodista Penny Valentine, de la revista Sounds, en septiembre de 1971. La entrevista se reproduce en el booklet de esta reedición, aportando también un marco contextual que versa sobre los problemas de recepción que debió afrontar la banda, su crecimiento y la naturaleza y el origen de su música. Todo eso, por si “Mambo Sun”, “The Motivator” y “Life’s a Gas” no fueran suficiente material como para habilitar su reaparición en las bateas.