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Miércoles, 17 de octubre de 2012

DISCOS › BATEA

Cuando Michael se puso “malo”

Aunque no haya alcanzado el impacto comercial de Thriller (1981), su anterior disco, Michael Jackson logró en Bad un álbum excepcional, que conjugó su ímpetu pop con una veta exploratoria y que marcó estéticamente su época. Publicado originalmente el 31 de agosto de 1987, Bad regresó a las bateas en su edición 25 aniversario, con la ampliación de un disco con bonus, remixes y versiones. Tanto en lo general de la música pop como en la carrera personal de Jackson, Bad marcó una serie de cuestiones cruciales. En principio, su regreso luego de casi seis años en un contexto completamente diferente: en esos días, el hip hop creció hasta convertirse en la principal tendencia urbana de la mano de artistas como Grandmaster Flash y Afrika Bambaataa; además de haber sumado a sus filas a los Beastie Boys, el grupo blanco que con su Licensed to Ill, de 1986, ubicó por primera vez un disco de rap al tope del ranking de Billboard. Por el lado del rock, el heavy metal y el hard rock causaban estragos luego del esplendor progresivo y la fusión de rock y electrónica de finales de los ’70. En ese marco, Michael se mostró “malo”: el disco de hecho comenzaba con esa proclama y el ex Jackson Five se vestía de cuero y posaba rudo en la icónica tapa. La sobredosis de samples y una notable radicalización del uso de herramientas de estudio, de la mano de Quincy Jones, también tuvieron su cuota adeudada del hip hop, aunque la música negra, en general, aparece destilada aquí: r&b y funk, especialmente. Las canciones están entre el mid tempo enrarecido de “The Way You Make me Feel” y la gloriosa “Man in the Mirror”, entre el despliegue de música negra posdisco de “Another Part of Me” y las guitarras sintetizadas de “Dirty Diana”, con “Smooth Criminal” como demostración inmejorable de talento pop bailable. Nueve de las once piezas del disco eran, además, composiciones de Michael para el que podría ser considerado su primer disco como un artista realmente maduro y sustentable. En lo personal, el Rey del Pop llegó a Bad luego de una seguidilla de hitos y problemas. La primera mitad de los ’80 vio a M. J. más presente en los tabloides por el chusmerío que por su música, pero también fue la época en la que se le diagnosticó vitiligo, en la que compró los derechos sobre la reproducción de las canciones de Los Beatles, en la que participó del hit de paz globalizante “We Are the World” y en la que tuvo el recordado accidente en una publicidad de Pepsi, de la que salió con un millón y medio de dólares en compensación por quemaduras en su cuero cabelludo y en su rostro.

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