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Jueves, 22 de agosto de 2013

DISCOS › AMOROSO POP, EL NUEVO TRABAJO DEL URUGUAYO RUBéN RADA

Amplia alquimia bien tratada

Todo el álbum es un juego de apropiación del pop, sin dejar de considerarlo una cosa seria en lo formal, en los arreglos y las instrumentaciones. Amorosamente tratado, el género se abre también al rock, el funk, el candombe, la murga y el jazz.

 Por Karina Micheletto

“¿Estás ready?”, lanza Rubén Rada en el comienzo del tema que lleva ese nombre, y un corito alegre le responde: “¡¡Sí, bo!!”. En ese guiño, y en la música que le sigue, tan hecha de intención bailable como de swing marca Rada, podría resumirse lo que trae el nuevo disco del uruguayo, Amoroso pop, con el aporte de invitados como el recordado Osvaldo Fattoruso. Se trata de jugar con el pop de manera amorosa, sin dejar de considerarlo una cosa seria en lo formal, en los arreglos y las instrumentaciones. Un pop convenientemente apropiado “a la Rada” y en ese mismo gesto, claro, “a la uruguaya”. Más que pop, uru-pop, o mejor: Rada–pop.

Las canciones, sobre todo en la primera parte del disco, son de lo más radiables y bailables, y Rada dice que fue su intención volver al rock de Chuck Berry y Bill Haley, en un homenaje a aquel impulso rock de la mera “diversión” que se fue desvaneciendo con el tiempo. Claro que la marca en el orillo es omnipresente, y si el disco todo suena a pop y a aquel rock, suena sobre todo y sin más a Rada, con percusión de candombe incluida. Por ejemplo, en la festiva “Para mí”, que abre el trabajo, va bien arriba el bajo de Mateo Moreno. Lo local está también en los invitados, esparcidos por todos los temas: Fernando Cabrera, Emiliano Brancciari de No Te Va Gustar, Matías Rada –hijo de Rubén–, Hugo Fattoruso y Osvaldo Fattoruso, que puso su batería en “¿Estás ready?” y en “Pajaritos”, en una de sus últimas participaciones.

En la amplia alquimia de la música de Rada siempre han cabido el rock y el pop, el funk y el candombe, la murga, el jazz, el jazz rock. Todo eso suena en Amoroso pop, con arreglos trabajados que suenan simples, letras simples que suenan trabajadas, canciones que se vuelven brillantes con filas de vientos, y que a la vez juegan con las programaciones, y esa marca tan potente que es de por sí la voz y el fraseo de Rubén Rada. Más allá del uru-pop, hay lugar para una balada que homenajea a Barry White –“Hello Baby Hello”, con la imitación de su voz grave incluida–, y para un autohomenaje implícito a Tótem, aquella banda que Rada integró a comienzos de los ’70, con una nueva versión de la canción “Todo mal”.

Como un eterno fagocitador de ritmos e influencias, vocación que incluye también a su propia música, toda la música anterior de Rada suena también en cada nueva música que hace: desde aquel ya mítico Opa que compartió con los Fattoruso hasta el “Cha cha muchacha” que en la producción de Cachorro López se volvió hit, pasando, por qué no, por la música “para gurises” que también hace, de la que aparecen ciertos guiños de un humor de lógica cotidiana.

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