Voluntarismo
vs. piratería

La Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (Capif) iniciará 22 nuevas acciones legales contra quienes comparten miles de canciones en forma ilegal a través de Internet. Por primera vez, autores y compositores, a través de Sadaic (Sociedad Argentina de Autores y Compositores), se sumaron a este tipo de iniciativas de lucha contra la piratería digital de música. “Este problema afecta los intereses de autores y compositores”, manifestó Guillermo Ocampo, director general de Sadaic. Roberto Piay, director ejecutivo de Capif, explicó que “en el 2005, en la Argentina se intercambiaron de manera ilegal 412 millones de canciones y los números de conexiones por banda ancha registrados por el Indec hasta junio de 2006 (crecimiento del 78 por ciento de los abonos residenciales) sugieren que la música es un motor de ese crecimiento, pero aún no participa activamente de sus beneficios”. Para combatir la piratería digital se lanzaron tiendas digitales de música, en los que se pueden bajar canciones pagando, como zapmusica.com; 10Musica.com, farolatino.com y ubbimusica.com. Ayer se sumaron a esta oferta dos nuevos sitios de música on line: una de Distribuidora Belgrano Norte (DBN) junto con Rock&Pop y Cuatro Cabezas; y otra de DBN junto con Yenny/El Ateneo. Este cuadro de situación coincide con un informe de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, que lanzó ayer una nueva campaña contra la piratería. Según el reporte, la grabación ilegal de música de Internet ya supera a la piratería física de discos en Argentina, Brasil y México. Por primera vez, además, se incluyó a estos dos últimos países en procesos civiles para penalizar la piratería.

Sandro, de
ayer y de hoy

Las bateas argentinas recibieron últimamente Secretamente Palabras de Amor (Universal) y la reedición de toda la discografía original grabada para CBS/Columbia (Sony/BMG). Una auténtica batería que debe haber tenido su semana más gloriosa en la previa del Día de la Madre. No hay mayores puntos de contacto entre aquel Sandro del grupo Black Combo y éste de Secretamente..., salvo por la inimputabilidad del personaje. En los años ’60 Sandro hacía lo que quería y vendía miles de discos. Y ahora también. Desde Sandro y los de Fuego, grabado en 1965, hasta Clásico (registrado en 1994), la reedición recorre un largo camino, utilizando, para seducir nostálgicos, un formato de símil vinilo, más el agregado de bonus track. Para señoras anhelantes y para amantes de lo bizarro, Secretamente... ya avisa desde el subtítulo (expuesto entre paréntesis): “Para escuchar en penumbras”. Una sugerencia que puede tener los más diversos efectos, según el destinatario. Aquí Sandro no canta, sino que recita textos propios musicalizados por Carlos Dattoli (también participan en la composición Sebastián Giunta y Carlos Dattoli). La performance de Sandro –despojado ya de cualquier prurito– es digna de ser escuchada.