DISCOS › UNA EDICION FUNDAMENTAL
20 hitos para contar la historia del jazz
La serie Verve Masters Edition reúne mucho de lo más importante del género.
Por Diego Fischerman
La historia del jazz, por lo menos como se la conoce en la actualidad y mucho más en un lugar como Buenos Aires, es una historia escrita en discos. El jazz empieza con las primeras grabaciones –y no antes– y llega hasta las actuales pero, en todos los casos, filtrada por el mercado local. Qué es lo que se editó y qué es lo que no, qué discos llegaban importados y a qué precio, lejos de ser apenas un dato para coleccionistas fue lo que configuró el canon en la materia. Nombres como los de Oscar Peterson, Billie Holiday, Sarah Vaughan o Louis Armstrong y el hecho de que pudieran ser escuchados aquí estuvo ligado –y aún lo está– a las políticas –o los azares– de las filiales argentinas de los sellos extranjeros. Por eso resulta fundamental la edición local de los últimos 20 títulos publicados en la excelente serie Verve Masters Edition. No sólo se trata de discos excelentes y a precios razonables sino que, en muchos casos, unen los retazos de ese precario relato acerca del género que, en Buenos Aires, sólo pudo ser construido por escuchas fragmentarias. La serie, que, además, gracias a la gigantesca operación de compra realizada por Universal ahora incluye títulos que pertenecían a otros sellos como Brunswick, Vocalion, Commodore o Decca, tiene su núcleo en los catálogos de tres sellos regidos por Norman Granz: Mercury, Norgran y Verve. Allí hay grabaciones más comerciales, registros que buscaban la jerarquización de los músicos, haciéndolos tocar en ámbitos prestigiosos (la serie Jazz at the Philharmonic) o junto a grandes orquestas, y, también, infinidad de discos extraordinarios de formaciones más camarísticas con varios de los creadores por los que Granz tenía debilidad: el pianista Oscar Peterson, los saxofonistas Lester Young, Ben Webster, Stan Getz y Sonny Stitt, los trompetistas Louis Armstrong y Dizzy Gillespie, las cantantes Ella Fitzgerald y Sarah Vaughan, los guitarristas Wes Montgomery y Kenny Burrell y el clarinetista Buddy de Franco, entre otros.
Uno de los puntos más altos de esta tanda recién editada aquí es Fall 1961, grabado en ese año por el quinteto encabezado por Getz en saxo tenor y el notable Bob Brookmeyer en trombón a válvula. El contrapunto entre ambos solistas y la precisión de la base integrada por Steve Kuhn en piano, John Neves en contrabajo y Roy Hynes en batería confluyen en una joya perfecta. Algunos de los Cds son clásicos indiscutibles, como Diz and Getz, donde el saxofonista toca junto a Dizzy Gillespie en trompeta, Hank Mobley también en saxo tenor, Herb Ellis en guitarra y Wade Legge alternándose con Oscar Peterson en el piano, Lou Hackney con Ray Brown en el contrabajo y Charli Persip con Max Roach en la batería, Clifford Brown and Max Roach at Basin Street, donde junto al trompetista y el baterista aparece Sonny Rollins en saxo tenor, Soulville, de Ben Webster (junto al grupo de Oscar Perterson), Bill Evans Alone, Count Basie at Newport –con Lester Young y Roy Eldridge en sus filas– o Body and Soul de Billie Holiday, donde tocan Webster, Harry Sweets Edison, Jimmy Rowles, Barney Kesell, Red Mitchell y Larry Bunker.
Otros cantantes también están representados en la serie. Viva! Vaughan, de Sarah Vaughan con arreglos de Frank Foster –pieza fundamental de la orquesta de Basie–, recorre un repertorio de temas de Jobim y standards de jazz bossanovizados, en pleno furor norteamericano por la música de Brasil: la grabación fue producida por Quincy Jones en 1964, el mismo año en que otro disco del sello Verve, Getz/Gilberto –de Stan Getz y Joâo Gilberto– encabezó las ventas norteamericanas junto a A Hard Day’s Night de The Beatles. After Hours with Miss D, de Dinah Washington con un elenco de estrellas que incluye al trompetista Clark Terry, Louis and the Angels, de Louis Armstrong junto a una orquesta y un coro dirigidos por Sy Oliver y haciendo un repertorio de canciones populares de amor que mencionan, en todos los casos, cuestiones angelicales (“I Married an Angel”, “Angel Child”, “Angela mía”, “And the Angels sing”, entre otras), Satchmo In Style, también de Armstrong pero con arreglos del gran Gordon Jenkins, y Bing Sings Whilst Bregman Swings de Bing Crosby con la orquesta de Bregman (en la que tocan músicos de la talla de Pete Candoli y Bud Shank) completan el rubro. Los otros títulos publicados no van en saga en cuestión de calidad: Bud Powell Jazz Giant, del genial pianista bop, Night Train y On The Town, de Oscar Peterson (en el primer caso con Ray Brown en contrabajo y Ed Thigpen en batería y, en el segundo, con Brown y el guitarrista Herb Ellis), “Have Trumpet, Will Excite”, de Dizzy Gillespie, Boss Tenors In Orbit, de Gene Ammons y Sony Stitt con Don Patterson en órgano Hammond, Lionel Hampton Quintet, con una formación que incluye a Buddy de Franco en clarinete y Peterson en piano, Smokin’ at the Half Note, de Wes Montgomery junto al trío de Winton Kelly y Blues the Common Ground del guitarrista Kenny Burrell con arreglos de Don Sebesky.