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Javier Limón ganó rápida fama por haber producido discos notables como Lágrimas negras y Cositas buenas, entre otros. Todos ellos daban cuenta de cruces y contraseñas entre distintos géneros y lenguajes musicales. Casa Limón era el centro de esos encuentros, de músicos que iban de aquí para allá y se topaban con artistas que seguían el camino inverso. Esas reuniones de amigos terminaron canalizándose en un disco, Limón, que inaugura el sello discográfico creado por el productor. El flamenco no está solo: dialoga con el jazz, la rumba y el wawancó. Aunque casi todas las canciones le pertenecen a Limón, el peso de los intérpretes “invitados” toma por asalto muchos de los mejores momentos del disco. En la bulería Nuevos hombres y mujeres, por ejemplo, se juntan Niño Josele, Potito y Montse Cortés, entre otros monstruos. En el excelente La perla la guitarra solista es de Paco De Lucía, “acompañado” por Niño Josele. También aparecen Jerry González, Bebo Valdes, Buika y Andrés Calamaro. Este Limón, además, es una buena oportunidad para conocer la Ranchada de los paraguayos (música de Calamaro, letra de Jorge Larrosa), un tema que pegó muy bien en España y que permanecía inédito en Argentina.