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Miércoles, 20 de junio de 2007

DISCOS › THE TRAVELING WILBURYS

El origen de los cinco magníficos

The Traveling Wilburys Collection incluye los discos originales y temas adicionales.

 Por Lourdes Gómez
desde Londres *

¿Magia? ¿Conspiración? ¿Amistad? ¿O, tal vez, la luna llena, como pensaba George Harrison? No se puede descartar ningún factor en la génesis de Traveling Wilburys, el supergrupo creado en torno del ex Beatle en la primavera de 1988. La casualidad también contribuyó a reunirlo, bajo el mismo techo californiano, con Roy Orbison, Bob Dylan, Tom Petty y Jeff Lynne. Y el destino intervino con fatal venganza contra los cinco músicos y cantantes de talentos tan distintivos: el gran Orbison moriría de un ataque cardíaco antes de terminar el año, con el primer disco de la banda aún caliente. Sus amigos le dedicarían la segunda y definitiva entrega, curiosamente titulada Volumen 3. Y ahora, las imágenes de la histórica grabación de Volumen 1 se develan por primera vez en The Traveling Wilburys Collection.

La colección aparecida la semana pasada incluye los dos discos originales y temas adicionales. Pero, además, Olivia Arias rescató el video casero que su marido, George Harrison, grabó de los encuentros de los Wilburys. Y esas imágenes inéditas cuentan la mágica historia de la reunión de los cinco grandes talentos que parieron, en menos de dos semanas, un disco con temas inmortales como “Handle with Care”, “Dirty World” o “Not Alone Anymore”. “Todo por la música, sin ningún plan ni decisiones concretas”, dice Orbison con su voz profunda y dramática. “Sólo quise preservar la amistad, que no se abusara de la relación”, agrega Harrison.

Todo comenzó, precisamente, de la mano de Harrison: el guitarrista de The Beatles necesitaba un “lado B” para acompañar un single europeo del disco Cloud Nine y, mientras estaba en Los Angeles, contactó a su coproductor Jeff Lynne para que lo ayudara con la canción. Con Jeff estaba trabajando Roy Orbison, que rápidamente se prestó a dar una mano; y la casualidad quiso que George estuviera en lo de Tom Petty, que no lo pensó dos veces antes de subirse al barco. El azar, otra vez, los llevó a casa de Dylan, quien tenía un pequeño estudio de grabación que puso a disposición de Harrison. “Contestó el teléfono a la primera vez. Otras veces tarda un año”, bromea en el video el instigador de la movida. “Estábamos todos allí y pensé que no iba a cantar yo solo. Tenía a Roy Orbison, y decidí escribir algo para que cantase. A medida que todo progresó, empecé a grabar las voces y pensé que quizá podría hacer algo para que Tom y Bob cantaran el estribillo.” El resultado de esa primera sesión fue nada menos que “Handle with Care”, que llevó a Harrison a pensar: “¿Qué puedo hacer con esto? Lo único que puedo hacer es agregar otras nueve canciones. Hacer un disco”.

Así, el quinteto cambió de escena y se instaló en la villa de Dave Stewart, guitarrista de Eurythmics. “En pandilla, sólo hombres, sin mujeres, ni niños. Necesitaban su espacio libre”, recordó Olivia al presentar el documental en Londres. Las canciones del disco brotan sin esfuerzo aparente, con pocos cambios en las letras y aún menos tomas. En corrillo frente a un micrófono, sentados en círculo con sus respectivas guitarras. “Hoy día no podría repetirse una experiencia semejante. Todo surgió espontáneamente, al margen de las discográficas. Un supergrupo como los Traveling Wilburys no podría formarse en el ambiente actual”, reconoció Barbara Orbison, viuda del exquisito cantante. Registrado en sólo once días, el primer disco se publicó en octubre de 1988 bajo seudónimos, con una historia falsa sobre los cinco hermanastros Wilbury. Llegaría al doble platino.

Orbison falleció apenas concluido el disco. El videoclip de “End of the Line” honra su ausencia con dos simples recuerdos: una silla sobre la que posa su guitarra y un retrato sobre la repisa. Desde allí, el cantante de voz inimitable sonríe y parece escuchar a sus compañeros. “Me negué a ver estas imágenes durante mucho tiempo. No quería dejarme llevar por la emoción”, admite Barbara. Desde entonces, Olivia también perdió a su marido. “El sentimiento es agridulce, pero me hace sentir bien. Sé que George estaba encantado con este proyecto. Surgió porque eran amigos y todavía lo seguimos siendo.” Los Wilburys regresaron al estudio sin Orbison. A él le dedicaron Volumen 3, de 1990, un trabajo que, sin embargo, no alcanza el brillo de su predecesor. Había cambiado el ambiente, el escenario, el humor de la superbanda. Faltaba la gran voz de “Pretty Woman”. Probablemente falló también la luna llena.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Los Wilburys a la hora del segundo disco, ya sin Roy Orbison: la reedición incluye un video inédito.
 
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