Miércoles, 27 de junio de 2007 | Hoy
DISCOS › “CUBA LE CANTA A SERRAT VOL. 2”
De los viejitos Buena Vista a la joven Osdalgia Lesmes, la isla rinde tributo.
Por Karina Micheletto
Si los clásicos habilitan relecturas de todo tipo, y si Joan Manuel Serrat hace rato que es un clásico, el cruce interoceánico de las canciones de Cuba le canta a Serrat no va por el lado del exotismo: despliega una forma posible de incorporación de canciones que, queda claro, ya son universales. El segundo volumen en el que músicos cubanos (y que también viven en Cuba, una aclaración válida en este caso) rinden homenaje al trovador catalán fue editado en la Argentina por Radoszynski Producciones, y viste a las canciones de Serrat de un ropaje menos apegado a la tradición que el volumen anterior, y que esta vez gana, por momentos, una sonoridad más tropical y salsera.
La primera edición, ideada en 2005 a raíz de la enfermedad que atravesaba el Nano, contaba con un par de figuras más rutilantes (Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Chucho Valdés, Ibrahim Ferrer). A falta de grandes nombres que vendan por sí mismos, el volumen 2 tiene la virtud de actualizar el panorama de la música popular cubana, en todas las vertientes en las que hoy se expresa, desde lo que queda de la trova hasta la taquillera timba.
En este segundo volumen todavía quedó lugar para muchos grandes temas de Serrat, de esos que todos saben: “Bienaventurados”, transformado en la voz de Osdalgia Lesmes; “Disculpe el señor”, a cargo del dúo Buena Fe; “Cada loco con su tema”, por Carlos Varela; “Esos locos bajitos”, por la Orquesta Femenina Anacaona; “Qué va a ser de ti”, por Tata Güines y Coco Freeman. Aunque el disco no encuentra una unidad en su producción, algún hilo conductor que dote de un color único al trabajo (24 temas divididos en 2 CDs), algunas joyitas alcanzan para justificar la producción. Como la brillante versión de “Mediterráneo”, a cargo de Santiago Feliú, junto a un trío de piano, bajo y batería con arreglos que incorporan el jazz. O el tema con el que abre la producción, “De cartón piedra”, una reunión a pequeña escala de algunos de aquellos “viejitos con swing” del Buena Vista Social Club: el trombonista Jesús “Aguaje” Ramos, el contrabajista Orlando Cachaíto López, el trompetista Manuel “Guajiro” Mirabal, más el guitarrista Manuel “Galbán” Torralba.
Un proyecto como éste sirve, de paso, para constatar que eso que turísticamente se conoce como “sabor caribeño” tiene en Cuba tantas formas posibles como músicos se esparcen por la isla. Y es que si la cristalización for export que opera el mercado en las músicas regionales tiende a simplificarlas –y hasta ridiculizarlas–, la música cubana tiene aun menos llegada al circuito internacional. Con lo cual todavía es más difícil estar al tanto de lo que pasa hacia adentro de la isla, por fuera de fenómenos de venta aislados como el de Buena Vista Social Club, años atrás. Aquí conviven algunos viejitos del Buena Vista, o los legendarios Van Van, o las continuaciones de agrupaciones históricas como el Grupo Polo Montañez o el Septeto Nacional Ignacio Piñeiro, con la joven cantante y compositora Osdalgia Lesmes. Y con fenómenos que hoy hacen bailar a multitudes en estadios cubanos: el dúo Buena Fe, que incorpora algo de pop al son, o los NG La Banda, excesivos cultores de la timba. Así es Cuba le canta a Serrat: de todas las formas posibles.
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