Vie 19.12.2008
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TELEVISION › GASTON PORTAL Y UN AÑO DE TURBULENCIAS EN EL MUNDO CATODICO

“Con ingenio, se puede ser rupturista y también popular”

Su tarea no es nada sencilla: este año, Canal 9 logró ganarle en base a enlatados. Pero el hombre que saltó de su productora GP a la gerencia artística de América no se amilana y hasta propone diseñar un canal “para la familia disfuncional de hoy”.

› Por Emanuel Respighi

Hace rato que dejó de ser “el hijo de” y se lo reconoce con nombre propio. Cultivando un perfil bajo, Gastón Portal se hizo un lugar en la TV argentina. Primero desde su productora, GP Producciones, a partir de la cual produjo ciclos como PNP, Mariana de casa, Aunque usted no lo viera, Televicio o RSM, entre otros. Y ahora formando parte de la gerencia artística de América, junto a Mario Cella. A un año de haber asumido en su rol de asesor artístico del canal, Portal dialogó con Página/12 en una charla en la que sentó las bases de su propia visión sobre la pantalla chica. “No me interesa ser el nuevo (Gustavo) Yankelevich”, arranca. “En la TV prefiero ser inquieto a tener una preparación sólida”, marca territorio. “Se puede brindar contenidos rupturistas y ser popular: hay que agudizar el ingenio”, sentencia. “Los canales líderes no son propensos a incorporar nuevos lenguajes: yo prefiero fracasar por buscar plasmar en pantalla algo nuevo que por hacer una copia o remozar alguna fórmula remanida”, espeta como carta de presentación pública. Y deja claros sus objetivos: “Pelear por el tercer lugar en el rating es triste. Nosotros queremos que América se acerque a los líderes”.

Como parte de esa generación de jóvenes que se formó en los ochenta detrás de cámaras, y que durante los noventa “tomaron el poder catódico” desde la producción de programas, Portal está comenzando a atravesar su etapa madura. Tras la venta de parte del paquete accionario de GP a la BBC de Londres (ver aparte), el productor decidió asumir el desafío de diseñar un plan a largo plazo de programación en el canal más ecléctico y menos coherente de la TV abierta de la última década. Una emisora que en ese tiempo no pudo sostener un gerente de programación, una programación y mucho menos un perfil de posicionamiento. “Es verdad que América es el único canal que no tiene un perfil definido. Al 13 lo representa una TV prestigiosa, aunque se hayan producido cambios que flexibilizan ese perfil. A Telefe se lo conoce como el canal familiar y popular. El 9, desde Alejandro Romay hasta ahora, pese a los cambios, mantiene el perfil de ser el canal de las novelas. En cambio, América fue el canal que permitía la experimentación; en otros momentos, el de los talk show y los ciclos periodísticos. La única característica común del canal a lo largo de la última década es que tiene un afán por la TV en vivo, un mayor reflejo ante hechos noticiosos. Pero no mucho más”, reconoce.

La familia disfuncional

La tarea que Portal debe afrontar no será sencilla. El canal está hundido en el cuarto lugar del rating, cada vez más lejos del increíble Canal 9. La llave para revertir la tendencia, cree, es el trabajo a largo plazo. “La única cosa que pusimos en claro y con la que estuvieron de acuerdo las autoridades del canal –detalla– es que los cambios iban a ser paulatinos. No teníamos ningún interés de cambiar todo para demostrar que hay una nueva conducción. No creemos que las modificaciones pour la galerie den beneficios. Entonces, hicimos una cosa atípica para la TV: planificamos un proyecto a tres años. El año que viene vamos a tener una programación como queremos.”

–En la TV, hablar de un proyecto a tres años es inaudito.

–Tres años debería ser el tiempo que todo programador tendría que tener para que se evalúe su gestión en términos integrales. En este proyecto se tuvo en cuenta no sólo la programación sino el presupuesto: creo que somos el único canal que este año fue rentable. La proyección artística y de programación a tres años está armada sin irnos de mambo en lo presupuestario, que es el problema que generalmente tienen los canales.

–¿Qué idea de programación piensan conformar para que América logre mayor visibilidad?

–La idea es que sea un canal familiar, pero acorde a los tiempos actuales. Queremos posicionarnos como el canal de la familia disfuncional, que es el modelo de familia argentina de hoy. Va a ser una pantalla familiar porque habrá contenidos diferenciales para cada uno de los miembros. Es un canal que no tenía casi ficción, ni programación infantil y tampoco para adolescentes. Es un canal muy cerrado al gran público. Además, la segmentación de contenidos hizo que el público se desplazara al cable, mayormente, por lo que en TV abierta ya no existen casi programas infantiles, musicales o deportivos. La TV de aire está atravesando esa transición. La TV debe apuntar a satisfacer las necesidades de todo el grupo familiar, porque es el único medio no segmentado vigente.

–Es interesante el concepto de posicionarse como el canal de la familia disfuncional. ¿Cómo piensan llegar a captar la atención de ese público?

–Principalmente no yendo detrás de fórmulas probadas, porque básicamente responden a otro modelo de familia, en extinción. ¿Qué entendemos por familia, hoy? La imagen de la familia sentada a una mesa compartiendo la TV ya no existe. Hoy, la penetración audiovisual es diferente entre cada miembro. Los pibes son penetrados por muchos más medios de comunicación que antes, y están mas influidos y educados por ellos. Hay un montón de cuestiones de hoy que hacen que la familia no sea la que la TV sigue sosteniendo como audiencia imaginada. Hay que pensar la TV en función de los actuales consumos culturales. América debe pensarse como la pantalla que ofrezca una alternativa a los canales líderes.

–Es que pensarse como competencia de Telefe y el 13 es ridículo, teniendo en cuenta la diferencia presupuestaria y estructural.

–Se hace imposible. Pero, además, América tiene la particularidad de no competir de igual a igual, ni siquiera en la penetración. América tiene el problema de que la antena transmisora está ubicada en La Plata y cada vez que intenta acercarla a la Ciudad de Buenos Aires, hay otros interesados que lo impiden. En muchos lugares, si no tenés cable no podés ver a América. Es una desventaja abismal. América no compite de igual a igual que el resto de los canales de TV abierta: es el único canal que no tiene penetración full en AMBA y Gran Buenos Aires.

–¿Y cree que los niveles de audiencia de América son producto de esa limitación técnica o de la programación?

–América cuenta con la pesada mochila de cambiar de rumbo a cada año, repitiendo un esquema que no da demasiados beneficios: ponía en marcha una programación más o menos interesante en abril, pero se quedaba sin nafta hacia final de año caía su coherencia y calidad... para luego en marzo volver a armar otra programación. Y ese proceso no crea fidelidad. América es el canal con menos fidelidad de todos y es el que más sufre los vaivenes del zapping. Incluso Canal 9, que es un canal a pura lata, tiene mayor fidelidad, ya que mantiene un perfil y una estructura de programación de telenovelas y noticias. Si América logra superar la limitación técnica, la idea es que se acerque a los dos primeros. No queremos ser protagonistas de la pelea por el tercer puesto, sino terciar en la pelea grande. Ahora conformamos una programación que podemos mantener en el tiempo sin abortarla abruptamente. De todas maneras, el 2008 no fue malo.

–Sin embargo, la distancia que los separa del 9 se incrementó...

–Uno de los objetivos que nos planteamos es que el canal sea rentable. Y en 2008 América obtuvo rentabilidad. El objetivo económico se logró. La idea ahora es lograr una programación compacta. Una vez que esta programación sea sólida, recién ahí vamos a competir. Igual, se instaló una idea equivocada, que es que este año el rating de América bajó. Y eso no es así. Lo que pasó fue que el 9 obtuvo mayor audiencia a raíz de “robarles” público a las telenovelas de Telefé. Además, la audiencia de América se constituye mayoritariamente por público ABC1, que concentra el 80 por ciento de la torta publicitaria. Por ejemplo, RSM hace 5 puntos diarios pero tiene más público ABC1 que muchos ciclos de Telefé y el 13 que miden 13. Pero eso nadie lo ve: sólo los accionistas.

La pantalla interactiva

–¿Cree que el camino a seguir para adecuar los contenidos a esta nueva composición social es conjugando la TV con los contenidos de Internet y los productos interactivos, del estilo de Dirigime y Amanda O?

–América es pionero en la inclusión de contenidos interactivos y en la complementación con Internet. Ser pionero es una tarea ingrata en cuanto al resultado. Para ser pionero, tenés que experimentar; para que te rinda, hay que educar al público en la novedad. Hay dos vías que puede transitar el pionero. Una es el pionero que descubre una necesidad que existía y que no estaba satisfecha, que en ese caso la respuesta del público es inmediata, como el caso de Notidormi en la medianoche o de PNP en cuanto a programa de archivo y a desacralizar la TV. El otro camino es más complejo: adelantarte al futuro y crear una necesidad que está latente, pero que todavía no se manifestó explícitamente. En este caso, es la incorporación de las nuevas tecnologías a la TV. Ahí es prueba y error. Dicen que Albert Einstein “fracasó” centenares de veces antes de dar con la teoría de la relatividad...

–La diferencia es que en la ciencia esos “fracasos” se dan en el plano íntimo. En la TV no hay margen para el error...

–La TV es perversa. Yo prefiero fracasar por buscar plasmar en pantalla algo nuevo que por una copia o remozar alguna fórmula remanida. No sé si Dirigime o Amanda O es el camino correcto. Lo que estoy seguro es que estamos redirigiendo contenidos a un público que los absorbe de modo diferente a como lo hicieron generaciones anteriores. Las nuevas generaciones absorben contenidos más cortos, con otros códigos, más compactos y sin estructuras prefijadas... Hoy, hijos de amigos míos se sorprendieron cuando se enteraron que Pomelo era un personaje surgido en la TV: para ellos era un producto de la web. Mientras todos los canales le huyen a Internet, nosotros vemos a la interacción como complemento. Los canales líderes no son propensos a incorporar nuevos lenguajes. El contenido de Internet ya no es específico de la web, de la misma manera que el de la TV tampoco. Basta ver YouTube para darse cuenta.

–Eso requiere de un cambio radical de entender la TV de parte de los dueños de los canales como de los programadores.

–Una cosa es no querer ver el fenómeno y otra que no exista. La TV de hoy está alimentada de realizaciones de la misma gente. Que graban cosas con el celular y lo envían al noticiero, que se presentan a castings, que llaman por teléfono... La TV está sobrealimentada por la gente. Estamos dando los primeros pasos, en un canal sin tradición de ficción y sin un aparato promocional fuerte. Si seguimos esta línea, en tres años vamos a ser absolutamente vanguardistas en la convergencia mediática.

–¿La inclusión en América de productos audiovisuales como Dirigime o Amanda O es un objetivo, o fue una puerta posible que encontró América para contar con ficción y estrellas como Natalia Oreiro o Celeste Cid?

–El canal va hacia eso. Va a permitir un tránsito fluido de nuevos tipos de comunicación, nuevas maneras de relato y de presentación de contenidos. Por eso trabajamos juntamente con Terra y con Dori Media para desarrollar ese nicho, aún incipiente. Y aprovechamos esas experiencias para tener al aire a Oreiro. Si el 13 no puede pagarle el cachet a Oreiro, menos nosotros. Pero hoy América tiene una ficción con Oreiro y Luciano Castro, otra con Celeste Cid y una tercera con Gastón Pauls. ¿Quién hubiera creído un año atrás que esos actores iban a estar en América? Son propuestas rupturistas que necesitan de mayor atención del público. Desde el contenido, el armado y la búsqueda, son más interesantes que la mayor parte de la ficción que hoy está en el aire.

–¿Sería imposible desarrollar la convergencia sin un plan a tres años?

–De la misma manera que Pol-Ka revolucionó la ficción televisiva en los ‘90, que Lalola modificó narrativa y estéticamente esa misma ficción 15 años después, en algunos años los contenidos de Internet van a condicionar la producción, realización y narrativa televisiva. Influidos por la web, los contenidos televisivos van a ser más transgresores. Pol-Ka marcó un quiebre y el resto tuvo que acomodarse a un patrón estético y de calidad más alto, a actuaciones más naturalistas. Ahora, Internet va a terminar imponiendo sus propios patrones. Por demanda y también por una cuestión económica. No hay guita en Argentina para hacer ficción. Esa es una realidad. Ningún productor puede pensar realizar una ficción para el mercado argentino en la que cada capítulo cueste 50 mil dólares. En esa realidad, las ficciones deben pensarse para venderse afuera. Y eso no está mal porque la ficción costumbrista se mordió la cola. O, la otra opción, es hacer ficción para TV, Internet y celulares, tres mercados que dan la posibilidad de financiarla.

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