Miércoles, 14 de abril de 2010 | Hoy
TELEVISION › JUAN MICELI, SU SALIDA DE EL TRECE Y TN Y SU ARRIBO A LA TV PúBLICA
El conductor dice no tener muy claro por qué se quedó sin espacio en las señales donde se formó, pero mira hacia adelante: “Me parece injusto juzgar a los periodistas por el lugar en el que trabajan. Ni antes era opositor ni ahora soy oficialista”.
Por Emanuel Respighi
Sin comprender aún las razones por las que la gerencia de noticias de TN y El Trece lo dejaron ir tras dieciocho años de trabajo ininterrumpido, Juan Miceli camina por los amplios pasillos de Canal 7 con su habitual cortesía. El mal trato recibido en lo que para él era su casa y la poca voluntad para encontrarle un lugar en alguno de los medios del Grupo Clarín pareciera compensarse –se percibe– en la bienvenida que todavía le brinda el personal de todas las áreas de la TV pública, desde donde hace un par de semanas conduce Visión Siete Central (lunes a jueves a las 20). Un reconocimiento que sirve para, al menos, aplacar el mal trago sufrido durante 2009. “Si después de conducir segmentos y programas importantes para TN y El Trece reducen mis espacios y no hacen ningún esfuerzo por retenerme, no me queda otra opción que sentir que me empujaron a tomar la decisión de irme”, le explica a Página/12 el periodista en relación al cambio que acaba de formalizar.
Formado como periodista en la estructura de Artear (donde no sólo cumplió todos los pasos como cronista hasta llegar a la conducción, sino que también fue el lugar que le costeó becas en Estados Unidos e Inglaterra), Miceli se convirtió con el paso de los años en una de las caras informativas del Grupo, para el que cubrió acontecimientos como la guerra del Líbano, la muerte de Lady Di, la detención de Augusto Pinochet en Chile y el arribo de los restos del Che Guevara a Cuba, además de muchas elecciones presidenciales. Sin embargo, su cara está estrechamente relacionada a Telenoche investiga, uno de los programas más importantes de la gerencia de noticias de Artear en las últimas décadas, donde fue primero cronista y luego llegó a coconductor, junto a María Laura Santillán.
Sin embargo, el periodista sintió que aquel reconocimiento se fue desmoronando en los últimos años, cuando paulatinamente dejó de conducir segmentos informativos como En síntesis, y luego otro por las tardes de TN. El final de ese proceso se dio el año pasado, cuando su participación en la estructura informativa de Artear fue casi nula. Con sus modos, Miceli trata de encontrarle explicaciones racionales a su salida de Artear y cuenta sus expectativas, prejuicios y miedos por el arribo a la TV pública.
“Cuando se fue Andrés Repetto del canal, me ofrecieron encargarme del área internacional”, comienza a explicar el periodista, que es licenciado en Relaciones Internacionales. “La propuesta inicial –se explaya– era darle mucho impulso a la sección, pero al tiempo noté que casi no tenía espacio, los tiempos de salida se reducían y muchos días preparaba temas o informes que no salían al aire. De tener un lugar destacado en El Trece o TN pasé a no salir al aire, o que mi participación se redujera a un minuto en Telenoche. Planteé que entendía que había momentos en los que internacional no era prioridad, pero que entonces no quería estar en un lugar donde no fuera prioridad. Les pedí si podíamos rever la decisión y me dijeron que no, que no había otra cosa. Pedí volver a conducir en TN y me dijeron que no había espacio. La única alternativa que me ofrecieron fue volver a hacer móviles. Ahí tomé la decisión de irme.”
–¿La sección estaba relegada porque la cuestión nacional se la comió o por alguna cosa que sospecha?
–Está claro que para Artear la prioridad es la problemática nacional. Hoy mucho más. Pero hubo episodios con notas importantes que no fueron claros. Por ejemplo, en la Primera Cumbre Iberoamericana, el año pasado, donde había treinta y pico de presidentes reunidos, y cuando Hugo Chávez le regaló el libro a Barack Obama, el informe no salió en las dos horas que duró Telenoche. Fue tapa de todos los diarios. Y al día siguiente pasó lo mismo. Prefiero no tomarlo como algo personal. Prefiero pensar que es algo profesional y que no pudieron cumplir con la promesa de que lo internacional tuviera un espacio importante. Pero nunca había tiempo para mi tarea. Y todo periodista sabe que el trabajo se cierra con la publicación. No hay nada más de-salentador para un periodista que estudiar un tema, analizarlo, realizar un informe y que ese trabajo nunca vea la luz.
–Dado que hacía 18 años que trabajaba para El Trece, ¿esperaba otra manera de irse del canal?
–No noté ningún esfuerzo por retenerme. Estuve diez años conduciendo en los canales: Telenoche investiga, En síntesis, TN... Si después de tantos años como conductor no había un huequito, aunque sea en un horario marginal de TN, para tener continuidad al aire, entendí que no me querían más en sus pantallas.
–¿Ese maltrato fue lo que terminó por convencerlo de alejarse?
–Ese fue el disparador. Después noté que habían llegado otros colegas a hacer programas, que muchos colegas eran reasignados a las radios del grupo, como Mitre o La 100... Yo tengo mucho dolor porque me jugué mucho por el canal. Con Telenoche investiga es el día de hoy que sigo declarando en la causa por el padre Grassi, apostaron por mí durante mucho tiempo. No entiendo cómo no hubo aunque sea un gesto. Lo digo con una mezcla de bronca y pena. No creo que en un grupo como ése, con todos los medios que tiene, sea tan difícil encontrarme un lugar como conductor en algún lado.
–Por lo que conoce, ¿cree que lo suyo fue un caso aislado o es la forma de proceder del grupo?
–No sabría decirlo con precisión. Los medios de comunicación son, ante todo, empresas, y como tales están en todo su derecho de decidir quiénes siguen trabajando en ellas. El problema es que a mí ni siquiera tuvieron esa deferencia de decirme que no encajaba en su estructura o perfil. Siempre hubo una valoración positiva hacia mí, no sé cuándo empezó a cambiar, al punto que muchos colegas percibieron cómo iba perdiendo espacio en el canal. Hubo un desplazamiento notorio, que el archivo lo corrobora.
–¿Usted no sospecha que su salida tenga que ver con alguna cuestión ideológica, política, o hasta personal?
–No creo que sea por una cuestión política. Yo quiero creer que sólo fue por algo profesional. El Trece no es el mismo que hace años: el barco cambió de rumbo. Y en ese rumbo, sea por cuestiones profesionales o personales, muchos nos situamos al borde del precipicio. Antes, en los noticieros, se diferenciaba la información de la opinión; desde hace un tiempo, esa división está menos clara.
Luego de un “proceso de renuncia” que finalizó en noviembre del año pasado, Miceli comenzó una intensa búsqueda de trabajo en productoras, radios y canales. Todos le expresaban el buen concepto que tenían sobre su trabajo, pero nadie le ofrecía nada. Miceli no quiere pensar que su poco clara salida del Grupo Clarín haya influido a que su intensa búsqueda sea infructuosa. “Quiero creer que se debió a que no hay muchos lugares”, dice. Hasta que hace un mes apareció la propuesta de Canal 7 para conducir una edición del noticiero. “Acepté la propuesta porque necesitaba trabajar, me sentí reconocido y porque tengo la promesa de que si a futuro hay un programa periodístico en el canal, lo voy a conducir yo”, subraya.
–¿Lo seduce más la tarea periodística que la de presentador de noticiero?
–Como presentador de noticias uno no elige las notas que salen al aire. Ni en El Trece ni en el 7. En un periodístico cuenta la opinión y la mirada de uno. Con un periodístico yo siento que compenso el oficio periodístico. Presentar noticias te mantiene activo e informado, pero para un periodista inquieto es un trabajo limitado. A mí me gustan las coberturas y las investigaciones. No quiero dejar de ser periodista para ser sólo un conductor.
–¿La llegada a la TV pública le produjo más dudas que si la propuesta fuera de un canal privado?
–Sí. Se suele creer, erróneamente, que la información que difunde un canal público está más viciada de intereses que la que hace un canal privado. Estar en el 7 es un paso más en mi carrera. Pensarlo en términos de bandos es hacerle el juego a esa lógica de enfrentamientos. Yo soy el mismo en otro canal. Estamos viviendo, a partir de este debate mediático-político, una crisis de los medios y los periodistas. Creo que más que medios independientes, lo que hay que buscar son periodistas honestos. Lo bueno de esta lucha es que de no ser por este enfrentamiento habría cosas del Gobierno que nunca se hubieran sabido, de la misma manera que intereses económicos de las empresas periodísticas tampoco hubieran salido a la luz. El Gobierno dice cosas de las empresas que antes no hubiera dicho y las empresas dicen cosas del Gobierno que antes no decían. Se quebró esa convivencia. Creo más en periodistas honestos que en el periodismo independiente como abstracción.
–¿Por qué dice que hay que seguir periodistas y no medios?
–Un camarógrafo no decide qué cosas va a filmar, un editor edita el video que le traen y un redactor va a hacer la nota que le piden. Las editoriales de los medios se definen en la tapa de los diarios, en los títulos de los noticieros y en los boletines de radios. Los periodistas no tenemos decisión editorial sobre tapa de un diario o título de noticias. En El Trece yo no podía elegir los títulos y acá tampoco. Sí puedo negarme a leer un título que yo sé claramente que es una mentira o se trata de una información distorsionada. Un conductor no decide qué noticia presenta.
–El tema es que está más instalado en la población que la libertad de expresión es potestad de los canales privados y no de los noticieros de los canales públicos.
–Creer que la libertad de prensa es propia de los privados es una distorsión de lo que ocurre. Los canales privados están titulando más en función del enfrentamiento con el Gobierno, o en salvaguarda de sus propios intereses, que pensando en la relevancia social. Ningún privado se investiga a sí mismo, de la misma manera que el Estado tampoco lo hace desde sus noticieros. En El Trece no hubo ninguna nota respecto del negocio que hacía con el fútbol, de la misma manera que tampoco lo hace ahora el 7 con el nuevo contrato. Me parece injusto juzgar a los periodistas por el lugar en el que trabajan. Ni antes era opositor ni ahora soy oficialista. Yo soy responsable de la nota que hago. Asumo el riesgo de que, en esta lógica, muchos piensen que ahora que estoy en el 7 perdí credibilidad. Es ridículo. Pido que me juzguen por mi trabajo, no en dónde lo hago. Ningún periodista se identifica absolutamente con el medio para el que trabaja. En El Trece he elogiado la valentía del discurso de la Presidenta en la ONU, de la misma forma que señalé que el alineamiento de la Presidenta con Chávez no era bueno para el país en perspectiva internacional.
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