Mar 18.10.2011
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TELEVISION › WARNER ESTRENA PERSON OF INTEREST, LO NUEVO DEL CREADOR DE LOST

Marca J.J. Abrams

Los paranoicos amantes de los thrillers estarán de parabienes con la serie . Un multimillonario, creador de una máquina que predice hechos delictivos, contrata a un ex agente para hacer el trabajo duro.

› Por Leonardo Ferri

El lector experimentado en eso de ver series norteamericanas ya lo sabrá: el mercado es tan grande que no queda otra que elegir, optar entre la nutrida oferta televisiva y tener algo de paciencia para ver si la historia atrapa lo suficiente como para seguirla. Los factores de elección suelen ser de lo más variados: el boca en boca (o foro de Internet en foro de Internet); los grandes hitos que luego se hicieron parte de la cultura popular (caso 24 o House); las tramas prometedoras o revolucionarias; y los protagonistas o los directores reconocidos. Sin embargo, desde que Lost se convirtió en un fenómeno difícil de igualar, la figura del creador (que en los papeles es el productor ejecutivo) adquirió otra relevancia. Sucedió con Fringe, Undercovers, Cloverfield y Super 8: aun con resultados desparejos, el nombre de J.J. Abrams se transformó en sinónimo de “lo que hay que ver”. La buena nueva que llega hoy a las 21 a la pantalla de Warner Channel se llama Person of Interest, un thriller ideal para paranoicos, a la altura de los nombres involucrados.

Harold Finch (Michael Emerson, el Ben de Lost) es un genio multimillonario que ha logrado crear un sistema informático capaz de predecir qué personas estarán involucradas en algún hecho delictivo. El sistema sabrá brindar el número de seguro social de los implicados, pero no si son víctimas o victimarios. Para resolver ese problema, Finch contrata a John Reese (Jim Caviezel, Jesús en La Pasión de Cristo), un ex agente secreto con un pasado oscuro que lo llevó al alcoholismo y a vivir en la calle. Reese es rescatado y empleado para hacer el trabajo sucio, gracias a sus habilidades para la pelea, las armas y la investigación que –entre otras cosas– le permiten sacarse de encima a cuatro tipos armados como si éstos fueran simples boy scouts.

Además de Abrams, quien está por detrás de la ficción es el guionista de las dos últimas entregas de Batman, Jonathan Nolan, quien de seguro fue el que aportó a la trama los rasgos de paranoia, oscuridad y no linealidad narrativa, tan característicos de su obra y de la de su hermano Christopher. La historia retoma algunas cuestiones ya vistas en el cine (Minority Report, de Steven Spielberg), la literatura (1984, de George Orwell) y, claro, la televisión, con Lost y Fringe a la cabeza, pero también de programas de “no ficción”, como aquellos basados en las cámaras de seguridad que todo lo filman. De hecho, la serie se sitúa en el presente, en una Nueva York hipercontrolada, en la que después del 11-S todo es filmado, y cada ciudadano es registrado e identificado casi en tiempo real. El atentado a las Torres Gemelas es tomado también como el disparador a partir del cual Finch decide crear el sistema y que en un principio pone de manifiesto su crueldad: la información obtenida es dividida en imprescindible (grandes atentados terroristas con muchas víctimas, que intentarán ser impedidos) o prescindible (hechos delictivos simples, que son borrados de manera diaria sin intento alguno).

Si bien gran parte de la atención de Person of Interest reside en ser el nuevo proyecto de Abrams, es para festejar que el protagonista elegido en esta ocasión haya sido Emerson, dueño de una solvencia y una mirada magnética que atraen por sí mismas. El agente interpretado por Caviezel es quizá quien cae en más lugares comunes (una especie de James Bond siempre de traje, el hombre superentrenado que jamás falla), pero a la vez es quien tiene más tela para cortar, debido a su pasado todavía incierto y que llega al espectador en forma de pequeños flashbacks (rasgo distintivo de la factoría JJ). Porque si bien suele escucharse que ya está todo inventado y no queda nada nuevo por hacer, es de esperarse que lo que predomine en las series de hoy sea una mezcla, una resignificación de lo anterior. Como una especie de obra tarantinesca, Person of Interest toma un poco de aquí y otro poco de allá, con un resultado por demás bueno y entretenido. Queda por verse si la serie logra generar una mitología propia o contar una historia global que exceda el simple inventario de los casos presentados en cada capítulo. Y para eso habrá que tener paciencia.

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