Domingo, 18 de marzo de 2012 | Hoy
TELEVISION › KIEFER SUTHERLAND HABLA DE TOUCH, SU PRIMERA SERIE TRAS EL EXITO DE 24
El actor dice que la experiencia de 24 fue tan agotadora que no tenía planes inmediatos de regresar a la pantalla chica. Pero le bastó leer el piloto de la serie creada por Tim Kring (Héroes) para darse cuenta de que “estaba en verdaderos problemas”.
Por Sarah Hughes *
Al pensar en Kiefer Sutherland, en la mente aparece toda una cadena de imágenes. Se puede pensar en ese taciturno imán de problemas llamado Jack Bauer salvando al mundo en un único e increíblemente ocupado día a la vez, en 24; para quien era un chico en los ’80, él será para siempre el problemático estudiante de medicina de Línea mortal, el vicioso líder de los vampiros en Que no se entere mamá o el gruñón Ace de Cuenta conmigo. Lejos de la pantalla también se obtiene una clara fotografía de Sutherland. El es el encantador tipo capaz de desatar un infierno, como en ese memorable fin de 2007 en el que arrancó un árbol de Navidad en un hotel londinense, o el beligerante mal chico confundido, despeinado y sin camisa a las puertas de un pub en 2010: el hombre que ocasionalmente necesita una pequeña ayudita de sus amigos a la hora de salir del bar.
El Kiefer Sutherland que se presenta en el Crosby Street Hotel de Nueva York para la primera exhibición de su nuevo drama televisivo, Touch, no es sin embargo ninguno de los anteriores. Este Kiefer es un tipo bien entrazado, con una chaqueta deportiva de tweed gris y jeans. Se muestra cortés, serio y con un tono de voz pausado y suave. Ni siquiera toca alguna de las muchos copas de vino que pasan cerca suyo alrededor de la habitación. En lugar de eso, habla sinceramente sobre Touch, el nuevo programa del creador de Héroes, Tim Kring, y por qué el proyecto lo tentó a volver a trabajar en la televisión mucho antes de lo que tenía planeado.
“Estaba haciendo That Championship Season y recibí el llamado de una vieja amiga”, dice el actor. “Ella me dijo ‘tengo un guión para un piloto de televisión que creo que deberías leer’. Le dije que no estaba listo todavía para hacer eso... yo realmente necesitaba tomarme un tiempo de descanso tras la increíble experiencia que significó 24, y recién después probar algunas cosas diferentes. Ella me dijo ‘Confiá en mí, tenés que verlo’. Empecé a leerlo y comencé a darme cuenta de que estaba en verdaderos problemas, porque estaba bellamente escrito y presentaba toda una oportunidad.”
Pocos se hubieran sorprendido de que el actor de 45 años diera la espalda a la pantalla chica por un tiempo. En el pico de popularidad de 24 era el actor mejor pago de la televisión, pero su agenda de trabajo, dado que estaba en casi todas las escenas, era brutal. Cuando el show llegó a su fin en 2010, Sutherland parecía dispuesto a abrir sus alas, encarnando a un gángster junto a John Hurt en The Confession, realizando su debut en Broadway con el drama centrado en el fútbol That Championship Season y ofreciendo una performance memorable en la bella, perturbadora Melancholia de Lars von Trier. Durante todo ese tiempo le siguieron enviando guiones televisivos (cuando uno es la estrella más grande de la TV, esas cosas no dejan de suceder), pero lo que lo sedujo de Touch fue su completo cambio de tempo. “El personaje era vastamente diferente y el tono también lo era”, dice. “Tuve que volver a leerlo; respondí emocionalmente a ese guión de tal manera que, al terminarlo, me di cuenta de que quería hacerlo.”
Entonces, ¿qué fue lo que destacó a Touch en el montón? Es la historia de un padre viudo (Sutherland) que aún sufre la muerte de su esposa e intenta desarrollar una relación con su cerrado, posiblemente autista hijo, Jake (un sorprendente David Mazouz); Touch es también un programa de búsqueda. Aparentemente Jake es capaz de prever eventos futuros, y su padre trata de ayudarlo contactando a los involucrados para advertirles lo que puede suceder. Si eso suena a una mezcla entre Touched by an angel y Flash Forward, los espectadores deben estar al tanto de que, llevada a tierra por la fuerte performance de Sutherland como un hombre común con el que es fácil relacionarse, Touch es un drama que guarda su costado espiritual en la manga. Cómo se responda a eso dependerá de cuán confortable se siente el espectador con la idea de que todo está conectado, y que hay atisbos de que fuerzas mayores y universales están también en juego.
Para Sutherland, la mayor resonancia viene de la compleja relación entre padre e hijo. Los padres del actor se divorciaron cuando él tenía tres años, y él y su hermana gemela Rachel crecieron con su madre en Canadá. De chico apenas conoció a su famoso padre Donald, y ha hablado de cómo vio por primera vez sus películas a los 18, en cintas de video; pero ahora tienen una relación muy cercana. Cuando Sutherland Jr. fue encarcelado tras su segunda condena por manejar ebrio, en diciembre de 2007, la respuesta de su padre fue señalarlo como “el hombre más honorable, responsable y decente que conozco”. “Siento que he sido muy afortunado en lo que concierne a mi familia”, dice Kiefer. “Crecí con mi madre y ahora tengo una relación muy, muy cercana con mi padre.”
Parecería que algo en el rol le habla personalmente. Sutherland es la clase de actor que puede hacer de hombre ordinario de manera creíble. Como dice Kring, el creador del programa: “No escribí ese personaje teniendo a Kiefer en mente, pero una vez que dijo que sí le dio al personaje una enorme carga de fuerza y dignidad. Es una persona enormemente inteligente, y un actor igualmente inteligente”. Lo que arraiga a Touch en sus momentos de más alto vuelto es una combinación de fuerza y sutileza: la conmovedora, en ocasiones terrible relación entre un padre y un hijo. Para Kring, Touch tiene que ver con “la sensación de que el mundo se ha vuelto un lugar complicado y aterrador para un montón de gente, y a la vez con la idea de que nuestro mundo se ha vuelto más y más chico a medida que las redes sociales se expanden”. Sutherland, por su parte, lo ve más como la historia de un hombre y su hijo: “La pelea de mi personaje es en realidad con los servicios sociales dedicados a la infancia, que tratan de quitarle a su hijo”, dice. “El quiere tener una relación lo más normal posible dadas las circunstancias, que es algo con lo que, creo, cualquier padre puede identificarse. Mi hija menor tiene 24 años. Mi hija mayor está en sus treinta, así que han dado la vuelta y están de este lado. Tengo dos nietos. No creo que nadie que tenga hijos no quiera lo mejor que pueda conseguir para esos hijos. El gran dolor y frustración de la paternidad surge cuando sentimos que no estamos haciendo eso.”
Mientras tanto, Kring busca cuidadosamente evitar la clase de desintegración que sufrió Héroes, que en última instancia colapsó bajo el peso de su propia mitología. “Sí aludimos a la idea de que quizá haya otras personas como Jake allí afuera”, dice. “Pero no dejaremos que la mitología maneje el programa; sólo dejaremos abierta la idea de si hay algo mayor detrás de lo que está sucediendo. Nuestra principal preocupación es producir una clase de historias con tono variado, con corazón, humor e intriga, cosas con las que la gente pueda sentirse satisfecha de ver esa semana. Este programa es sobre la idea de que lo que hacemos en nuestras vidas, no importa cuán chiquito o insignificante pueda parecer, puede tener un real significado e implicaciones. Creo que eso es algo esperanzador.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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