Toda entrega de premios se supone que debería perseguir la finalidad de reconocer el trabajo –en cualquier área– de una persona, obra o institución. Ese debería ser su espíritu. Como se suele decir habitualmente, todo premio –independientemente de quién lo otorga y bajo qué parámetros– resulta ser un reconocimiento, incluso un estímulo, para el que lo recibe. En cierto modo, el valor de un premio está dado por el prestigio de quienes lo entregan y la trascendencia que tiene para quien lo recibe. Por eso, justamente, no todos los premios poseen la misma importancia. Incluso, hasta se podría decir que hay tantos premios como personas. Lo que resulta complejo de descifrar es qué lugar tiene una fiesta organizada por un canal para premiar a sus “figuras”, que es lo que el domingo hará Telefe, y que será transmitida por el canal desde las 21. Un atípico evento que tiene motivos explícitos e implícitos que vale la pena analizar, para comprender las herramientas que se ponen en práctica en la competencia por el liderazgo de la TV argentina.

En una temporada en la que Telefe comenzó imponiéndose en el rating en los tres primeros meses del año, el canal que dirige artísticamente Tomás Yankelevich organizó una fiesta en la que estarán “todas las estrellas” de la pantalla, en “una noche especial llena de grandes sorpresas, reconocimientos, distinciones y muchas emociones para compartir”. No hay mucha más información que ésa, por lo que se descarta que estarán presentes desde Susana Giménez hasta Guillermo Francella, pasando por Juan José Campanella, Mirtha Legrand, Pablo Echarri, Nancy Dupláa y alguna que otra figura de ayer y hoy. Algo así como una fiesta en la que, con Marley como anfitrión, se presentará la programación 2012 y se reconocerá a quienes han puesto a Telefe como el canal más visto en lo que va del año.

Claro que detrás de los argumentos “oficiales”, la decisión de organizar una fiesta –algo inédito para el canal– tiene una historia detrás que está íntimamente relacionada con los Martín Fierro. ¿Cuál es la relación de la celebración de Telefe con los premios que organiza la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentina (Aptra)? Podría afirmarse que la primera es consecuencia de la segunda. ¿Por qué? El año pasado, El Trece fue el canal que transmitió la ceremonia de entrega de los Martín Fierro. En la edición 2011 del premio más polémico de la TV argentina, el canal del Grupo Clarín se convirtió en la pantalla que más estatuillas consiguió, incluidos los referidos a los rubros periodísticos y el de Oro (en manos de Para vestir santos). Muchos entendieron, en aquel entonces, que buena parte de esa abultada cosecha se debió no sólo a cuestiones artísticas, sino también a la “permeabilidad” de Aptra para favorecer al canal al que le vendió los derechos televisivos. La historia de la asociación avala, con numerosos argumentos, tal sospecha.

Desde entonces, Telefe se propuso un claro objetivo para este año: intentar adquirir los derechos de transmisión de los Martín Fierro para la edición que se celebrará en mayo. La posibilidad de poder tener en su pantalla la ceremonia de los premios a la TV y radio le garantizaba a Telefe dos cosas. Por un lado, una alta audiencia durante la emisión de la fiesta y la eventualidad de contar en su pantalla con todas las figuras de la TV argentina. Por otro, aprovechar los históricos favores que los miembros de Aptra le hacen al canal emisor, que les pagó cientos de miles de dólares por los derechos y que, en definitiva, son los que solventan a la desprestigiada institución. En ese contexto, Telefe negoció con Aptra y realizó una oferta importante –cuya cifra no trascendió– para quedarse con la ceremonia. Sin embargo, Aptra le dio a El Trece la posibilidad de igualar la oferta: algo que el canal del Grupo Clarín hizo, lo que le permitirá transmitir la entrega a mediados de mayo.

Fue recién ante la imposibilidad de contar con los Martín Fiero en su pantalla que Telefe puso en marcha el plan B: organizar su propia fiesta de premios, como una manera de celebrar el primer puesto de audiencia y recuperar el espíritu “familiar” que la señal había perdido en los últimos años, ante los vaivenes de audiencia y la reestructuración gerencial que evidenció el canal. Porque para ser líder de la TV argentina no basta con serlo: también hay que parecerlo.