Alejado del encierro de Gran hermano y muy lejos del juego de competencias que en su momento propusieron Odisea y Expedición Robinson, el lunes debutó en Telefe Perdidos en la tribu (lunes a las 22.15). En formato de docu-reality, el ciclo producido por Eyeworks Cuatro Cabezas se presenta como una experiencia intercultural, en la que tres familias argentinas conviven durante casi un mes en tres tribus diferentes originarias de Africa y Asia. Con el condicionamiento que las cámaras representan en la era de la gente común tomando por asalto la pantalla chica, el primer envío de Perdidos... mostró la manera en que las familias argentinas comenzaron su proceso de adaptación a las costumbres de las tribus más antiguas del mundo, como la mentawai (Indonesia), la hamer (Etiopía) y la himba (Namibia). El debut de la versión local del docu-reality de origen belga promedió 24,4 puntos de rating, ganando su franja y posicionándose como el segundo programa más visto del día.

Con versiones en Holanda, Bélgica, Alemania, Noruega, Nueva Zelanda, Australia y España (pronto lo hará en Brasil, también con producción de Eyeworks), Perdidos... desembarcó en la TV argentina con la idea de imprimirle al registro documental sobre idiosincrasias y estilos de vida diferentes a las occidentales una estructura televisiva, en la que el choque de culturas con las familias enviadas juega como principal atracción dramática. En el polémico formato del ciclo, que ya levantó algunas críticas en otros lugares del mundo, los participantes transitarán sorprendentes retos a través de los cuales serán evaluados y aconsejados, con el fin de alcanzar un objetivo principal: ser admitidos como miembros de las comunidades. Para ello deberán comprender y aceptar la idiosincrasia de sus anfitriones, vencer la barrera idiomática, adaptar el paladar a nuevos sabores, vestir prendas autóctonas y cumplir con las rutinas y rituales diarios. Luego de casi treinta días de convivencia, cada consejo tribal les hará saber si han conseguido su objetivo. En tal caso, un premio de 300 mil pesos se repartirá entre las familias que lo logren.

Bajo la conducción aséptica y limitada a copetes de Mariano Peluffo (el experto local en ciclos con gente común, a partir de sus años de trabajo en Gran hermano y Talento argentino), Perdidos... tiene por delante varios desafíos. Por un lado, conformar un registro no efectista, que no subraye en exceso las miserias ni los golpes de efecto (algo que en el debut sólo se vio opacado en la repetición en cámara lenta del desmayo de una participante). Y por otro, poder escapar a la mirada discriminatoria –inconsciente o no– de que unos son los “civilizados” y otros los “salvajes”.