Mar 03.07.2012
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TELEVISION › GABRIEL MACHT Y PATRICK J. ADAMS PROTAGONIZAN SUITS, LA SERIE QUE MAñANA ESTRENARá SPACE

“Si contratás a un abogado, querés al que gana”

El programa muestra la dinámica de un exitoso estudio jurídico neoyorquino en el que todos son tan brillantes como arrogantes. Y más que en la resolución de los casos y las visitas a los juzgados, la serie se centra en las relaciones entre los personajes.

› Por Roque Casciero

Desde Miami

¿Otra serie de abogados? Sí, Suits, que Space estrenará mañana a las 21, tiene como protagonistas a dos “hombres de ley”, pero no son de los que se lo pasan yendo a los juzgados para solucionar el caso pertinente a ese episodio. Harvey Specter, de hecho, odia acudir a la corte: lo suyo es cerrar disputas legales sin necesidad de jueces, jurados ni testigos. Es un brillante especialista en mediaciones que no deja pasar la ocasión de hacer notar esa brillantez y cuyo traje (de allí el título del programa) es una especie de traje de superhéroe que le encanta vestir. Ganador total –también con las mujeres–, está siempre impecable y nunca le falta la frase perfecta para demoler los argumentos y la moral del que se le opone. Como en el estudio en el que trabaja lo ascienden, debe buscar un abogado asociado. Pero no está dispuesto a soportar a otro aburrido egresado de Harvard –aunque él se haya recibido allí– y termina contratando a Mike Ross, un joven tan notable como su mentor. Sólo que Mike nunca se recibió de abogado y llega a la entrevista de trabajo escapando de dos policías durante una fallida transacción de drogas. La serie ya inició su segunda temporada en Estados Unidos, donde la inicial tuvo mucho éxito y buenas críticas, y aquí se verán las dos seguidas.

“No soy el más experto para explicar por qué a la gente le atraen tanto los programas de abogados porque yo no los miro”, le dice entre risas Gabriel Macht, el actor que encarna a Specter, a Página/12, durante el encuentro de los protagonistas de la serie con la prensa latinoamericana. Patrick J. Adams, quien interpreta a Ross, sí se interna en buscar una respuesta. “Hay una razón para que los programas legales, los de policías o los médicos funcionen en televisión, y es el ritmo: pueden suceder cosas muy distintas cada día en esos mundos, entonces se puede construir un programa de televisión con diferentes personajes alrededor de eso. Además, los programas de abogados siguen interesándole a la gente porque trabajan con el concepto de lo que está bien y lo que está mal, con la injusticia. Como seres humanos, nos definimos por lo que decidimos que está bien o mal, lo mismo sucede con la ley en las sociedades. Todo el tiempo estamos discutiendo la idea tradicional de lo que está bien o mal. Y está bueno usar eso en televisión.”

“En Suits, de todos modos, los casos están para revelar cómo son los personajes –continúa Adams–. Obviamente, Mike tiene un sentido diferente al de Harvey de lo que está bien; pero Harvey tiene la habilidad de ver qué es lo que está bien diez movimientos antes, mientras que Mike es más del momento. Son diferentes modos de ver y el televidente es el que tiene que decidir quién está bien o mal, por eso se siente atraído por el programa.” Macht concuerda con su compañero en que lo más importante del programa no son los casos, sino las relaciones entre los personajes: “Eso es muy importante para la cadena USA Network, que produce Suits; su lema es ‘Bienvenidos los personajes’. Aaron Korsh, el creador de la serie, escribió el programa en base al tiempo en que trabajó en Wall Street, así que iba a ser sobre el mundo de las finanzas, pero la cadena le dijo que quizá sería más interesante meterlo en el mundo legal. En el elenco, cada uno responde a un arquetipo específico, así que cualquiera que mire el programa puede identificarse con alguno de nosotros, o al menos querer ser como uno, o amarnos u odiarnos. Otra cosa que creo que diferencia a este programa del resto del género es que los guiones usan los casos para cuestiones que tienen que ver directamente con las relaciones entre los protagonistas”.

En la ficción, el estudio Pearson Hardman, donde trabajan Specter y Ross, es uno de los más encumbrados de Nueva York. Lo dirige con sabiduría Jessica Pearson (Gina Torres), una de las tres “muñecas bravas” de la serie. Las otras son Donna Paulsen (Sarah Rafferty), la mordaz y eficiente asistente de Specter, y Rachel Zane (Meghan Markle), una asistente legal que es la primera en acercarse a Ross cuando éste ingresa a la firma. El sexteto protagónico se completa con Louis Litt (Rick Hoffman), otro abogado de excepción, pero que siempre queda opacado por Specter. La serie es coproducida por Doug Liman, director de Identidad desconocida, Jumper y Sr. y Sra. Smith (ver aparte).

–Todos los principales personajes del programa son arrogantes. ¿Será algo que enseñan en la facultad de abogacía?

Patrick Adams: –Es una observación interesante. No diría que son arrogantes, más bien hay cierto engreimiento que necesitan para superar al otro. Como no fui a la facultad, entonces no puedo pretender que sé cómo es, pero sí sé cómo es trabajar en un ambiente altamente competitivo: la competencia trae engreimiento. Pero creo que es importante para salir con ideas diferentes sobre cómo hacer el mismo trabajo de modos más eficientes. En el programa hay gente muy engreída, pero al mismo tiempo es muy talentosa y muy buena en lo que hace. Y al fin de cuentas, todos se protegen entre sí. La palabra “arrogancia” me hace pensar en un costado oscuro, en que no se preocupan por los demás, pero con el avance del programa van a notar que esta gente sí piensa en el otro.

–Pero ese engreimiento hace que sus comentarios sean más divertidos para el televidente.

P. A.: –Seguro. Y es muy divertido interpretar ese engreimiento extremo, especialmente porque Gabriel y yo no somos en absoluto esa clase de personas. Los actores solemos ser tímidos y sentir que hacemos todo mal, así que es divertido simular que somos tan seguros durante unas cuantas horas.

Gabriel Macht: –No hay dudas de que Harvey es arrogante. El sólo conduce los autos más rápidos y usa los mejores trajes, tiene mucho que ver con lo superficial. Pero ya verán que debajo de todo eso tiene una historia que lo lastimó y que su actitud es sólo un modo de endurecer su epidermis. Algo que hicieron muy bien los guionistas es que muy de a poco van mostrándoles a los televidentes quién es Harvey en realidad, cómo y por qué fue que tomó esa actitud. Y respecto de cómo gasta a los demás personajes, ciertamente tiene que ver con la arrogancia. Eso lo hace atractivo de ver, aunque no necesariamente debería agradarte si fuera en la vida real. Me divierte mucho interpretarlo porque no es en absoluto como yo (risas). El hace cosas extravagantes porque es el modo en que le gusta vivir su vida: quiere ganar a lo grande, no perder poco. Y podría perder su licencia de abogado por las cosas que hace, como mentir que Mike es abogado cuando en realidad nunca terminó la carrera. Siempre está empujando los límites.

–¿Qué piensan sobre los abogados?

G. M.: –Bueno, mi personaje es lo que pienso sobre ellos (risas). En realidad, creo que algunos tienen muy buenas intenciones... las de algunos mejores que las de otros. En mi familia hay muchos abogados, así que los he visto moverse durante años y observé las características de sus personalidades, sus éxitos y fallas. Creo que son necesarios, pero me gustaría que pudiéramos llevarnos bien y resolver nuestros problemas sin ellos. En mi mirada simplista del mundo, me gustaría que hubiera más amor y menos odio. Mientras los trajeados estén manejando el mundo, será porque hay mucho odio suelto. Claro que eso funciona bien para hacer grandes programas de tevé (risas).

P. A.: –Mi mamá quería que fuera abogado, decía que yo era muy bueno discutiendo (risas). La verdad es que nunca me imaginé trabajando de traje todos los días, sentía que no iba a funcionar bien para mí. Y, por supuesto, ahora tengo que usar trajes diecinueve horas por día para grabar el programa... No conozco muchos abogados. Creo que la abogacía puede ser una profesión noble o ser usada para destruir cosas, y eso es lo interesante que tiene: depende de cada persona que la practica.

–¿Contratarían a un abogado como Harvey Specter?

G. M.: –Hmmmm... Ehhhhh... Yo... Si estuviera en un programa de televisión y necesitara contratar a un abogado, definitivamente iría con Harvey, porque seguramente va a ganar. Ahora, ¿quiero pasar mucho tiempo con ese tipo cuando sucede algo realmente serio? No lo sé, hay mucha gente que prefiere contratar al tiburón o la serpiente, y Harvey a veces tiene algo de eso en la superficie. Si hiciera tiempo que conozco a Harvey, sí lo contrataría, porque sé que debajo de la superficie es un tipo compasivo, que hace lo correcto y que cuida los intereses de sus clientes.

P. A.: –Mi ego quiere decir que preferiría a un Mike Ross, pero en realidad quisiera a un Harvey. Siento que Mike todavía no está listo para ir a la batalla, aunque está aprendiendo muy rápido. De todos modos, nunca necesité un abogado. La única vez que fui a una corte fue por una multa por exceso de velocidad; mi padrastro me llevó y actuó como mi abogado.

–¿Y cómo terminó eso?

P. A.: –El juez se dio cuenta de que yo era joven y que no tenía intención de hacer mal las cosas, que sólo había superado un poco la velocidad máxima, así que me bajó significativamente el valor de la multa. Pero mi padrastro estaba listo para pelear contra el mundo, había pasado dos días tratando de simular que era abogado. Y no lo hizo nada bien, así que hubiera preferido tener a un Harvey Specter a mi lado.

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