El pasado 30 de abril, un bromista hizo circular por las redes sociales una falsa imagen del tablero del DeLorean con el que Marty McFly viajaba por el tiempo. La idea era difundir el último martes como el día en el que el protagonista de la trilogía Volver al futuro convivía con el presente. Rápidamente se resolvió la patraña. Todavía faltan dos años y chirolas para que eso suceda. Aunque el film de Robert Zemeckis acertó en varias de sus predicciones. A saber: los sujetos tenían televisores gigantes con pantallas interactivas para entretenerse, se comunicaban con versiones muy similares al Skype y las cuentas bancarias estaban completamente digitalizadas. Faltarán algunos elementos (las zapatillas ajustables, las tablas voladoras, los hologramas en la puerta de los cines, los hornos que hidrataban pizzas, ¡las máquinas de tiempo!) pero no sería errado afirmar algo más: la cultura pop actual se ha obsesionado –y encerrado– con los ’80 como el bar retro al que iba el personaje interpretado por Michael J. Fox. Los ’80, por la señal Nat Geo, vendría a ser como la gaseosa que unos computarizados ayatolá Komeini y Ronald Reagan le servían a McFly: hiper dulce, refrescante y aparentemente sin efectos colaterales. Su estreno será hoy a las 22 y el especial podrá verse completo hasta el jueves 9 a razón de dos episodios por día (habrá repeticiones durante todo el mes).

Más que un documental (aunque lo sea en su formato y estructura de entrevistas y material de archivo) se trata de una perfecta batería pop sobre los cambios tecnológicos, deportivos, sociales, políticos, económicos y culturales producidos en esos diez años. El programa propone un viaje con pequeñas paradas en cada uno de los terrenos antes mencionados. Su enfoque es lúcido, simpático y vertiginoso. Un ejemplo: De la aparición del hip-hop salta a las campañas publicitarias de Calvin Klein (una grieta erótica en plena “revolución conservadora”) y de ahí a la irrupción masiva del skate, que se sirvió de los videos de grabación casera. Es un ping-pong de datos, conceptos, citas e imágenes entre esos dos lustros. La promoción que ha elegido el canal tiene que ver bastante con la relectura irónica de aquellos tiempos. Ya sea empapelando la ciudad de afiches símil posters Pagsa y rotando un videoclip de una banda de ficción que machaca con los clisés de los ‘80. Más allá del chiste sobre aquello por lo que poco después esa década sería aborrecida (su moda dramática, su música descartable, su hedonismo tan afín a una ideología conservadora, entre otros aspectos), el programa se ofrece como un radar de “la década que definió el futuro”. Así es como gran parte del capítulo inicial está dedicado a Steve Jobs y su primera etapa en Apple. Aparecen la célebre presentación de la Macintosh en 1984 y el no menos famoso despido del gurú tecnológico de su propia empresa. Jobs, definido como un “bohemio burgués”, se refiere a su ideología en una vieja entrevista: “Es lo mismo que hace que la gente quiere ser poeta en vez de banquero, ese mismo espíritu puede aplicarse a mis productos”. No sin razón, en Los ’80 se señala que los valores contraculturales de otras décadas terminaron adaptándose a los mandatos capitalistas de entonces. “‘Haz lo que amas y el dinero te seguirá’ se convierte en un mantra clásico de los ’80: los empresarios hippies aman, al mismo tiempo que facturan a lo grande”, narra Andy Kusnetzoff, encargado de la locución de la serie al castellano.

Un Rob Lowe argentinizado

“Cuando me dijeron que en la versión original la locución la hacía Rob Lowe, me dije: ‘¿Para qué carajo me llamaron?’, debe haber habido otro motivo además”, se ríe Kusnetzoff eludiendo cualquier comparación con el ídolo teen que actuó en películas como Class y Nacido para ganar. Otra figurita repetida de Los ’80 es Michael J. Fox. Tan sólo en el primer capítulo aparece en tres ocasiones: por su yuppie en la sitcom Lazos familiares, a bordo de un skate y promocionando una gaseosa. En el documental no todo es dulce como las golosinas retro que vuelven a los kioscos. Se da cuenta del SIDA, la tragedia del trasbordador Challenger, el crack o la misma imagen que dio de la década –contemporáneamente– el escritor Bret Easton Ellis. Kusnetzoff, además, viene de participar en Graduados, otra ficción que se empachaba con esa década. “No sé cuánto influyó eso para que me convocaran. Sé, sí, que el programa encajaba bien conmigo –concede–, acepté de una porque me encantan esos libros con rankings por años, también lo hago en mi programa de radio, así que bienvenido.” El conductor destaca la mirada “ágil y con mucho color” de Los ’80 como en una gran memorabilia. “Es divertido históricamente, periodísticamente y sociológicamente. Creo que no fue una década más, mucho de lo que nos pasa hoy comenzó entonces. De eso se trata el programa, de mostrar esos fenómenos y hechos. Hay algunos muy claros, el consumismo junto a la caída del muro de Berlín. O la tecnología... la primera transmisión por celular sucedió ahí.”

El epicentro de lo global

Aunque fuesen los últimos años de la Guerra Fría, el epicentro del programa que se emitirá en más de 171 países es claro: Estados Unidos. “Obviamente la década acá fue muy distinta, deberíamos citar Malvinas, la vuelta de la democracia, la hiperinflación, Semana Santa, es una mirada muy global pero desde lo americano”, aporta Kusnetzoff (N. de R.: es posible que Nat Geo apueste por una versión autóctona de esa década). Para su locutor, el programa tiene un adicional: “Si bien todo me llamó la atención, como lo del lanzamiento de una Coca-Cola que resultó un fracaso, y la batalla con Pepsi, aparece el pibe que resolvió el cubo mágico y se volvió millonario por vender libros. Me encanta el registro de archivo y que los testimonios sean de primera línea total. Sobre el atentado a Reagan habla el cirujano que lo operó”, anticipa. ¿Otros entrevistados? Oliver Stone por Pelotón, Jane Fonda reinventándose como reina de los aerobics, figuras como Joan Collins y David Hasselhoff, además de músicos como Grandmaster Flash y Steven Tyler de Aerosmith. Pero Los ’80 también trae a los que tuvieron su canto del cisne en aquel período. Como el alemán que aterrizó su avión en la sagrada Plaza Roja de Moscú, el ejecutivo discográfico que descubrió a Madonna en un club neoyorquino y los productores del video de Thriller, de Michael Jackson. Cuentan algo increíble. Jackson casi impide que se lance el videoclip. Así es. La MTV estuvo a punto de no contar con su epítome audiovisual. En cierta forma, Michael fue el artista que simbolizó la magnificencia de esos años y encarnó todo el derrape posterior. El hombre que luego lanzaría Dangerous, disco que en enero de 1992 sería destronado del número 1 de la lista de Billboard por Nevermind de Nirvana. Y con ello, para muchos, se iniciaría el cambio de una época.