Lun 17.06.2013
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TELEVISION › GLENN HETRICK, LOS FX Y EL MAQUILLAJE EN LA PANTALLA CHICA

En busca de las mil y una caras

La señal Syfy explora en diversos ciclos el desafío artístico de crear figuras y sensaciones increíbles. Uno de los jurados de Face Off analiza la actualidad de este oficio y la persistencia de lo artesanal en una faena que debe convivir con lo digital.

› Por Federico Lisica

En La Invención de Hugo, Martin Scorsese recordó que el primer efecto especial (FX) en la historia del cine fue uno que ni siquiera estaba allí. Los hermanos Lummière ubicaron la cámara de forma tal que el registro de la llegada del tren a la estación de Ciotat, daría la sensación de que la locomotora iba arrollar a los espectadores. George Meliès entendió el filón y en los casi 120 años de esta industria, se han usado miles de sobreimpresiones, hilos colgantes, el stop motion y sus espasmos, litros de sangre falsa, quilos de réplicas y látex, hasta llegar a dos shows televisivos que desentrañan esta confección artesanal en tiempos digitales. Ambos pertenecen a la señal Syfy: Monster Man (domingos a las 22) y Face Off (lunes a las 20). Desde su formato, los dos shows muestran las variantes, la filosofía y los pifies (¡ay de esas “cosas” que recuerdan a El Pulpo Negro!) de un quehacer en cambio permanente.

El primero sigue a Cleve Hall, un hacedor de figuras para el género que más trabajo le ha dado a los FX: el terror. El formato es el del docureality y, como tantos otros, se basa en un especialista y su séquito familiar en plenas labores. Hall es un personaje en sí mismo, alguien con aspecto salvaje y excéntrico, que mantiene los modos de la vieja guardia. Nada de pantallas azules, todo aquí es maleable. Hall es amo y señor como lo era el Dr. Frankenstein jugando a ser Dios. Detallista, con el reloj siempre corriendo en contra, será él mismo quién se calce esos Golems (hombres lobos, abejas gigantes, extraterrestres) que tomarán vida en pantalla. Algunos mejor que otros, cabe decir.

Face Off también recurre a un modelo bastante visto en la televisión de Project Runway a esta parte. En su cuarta temporada, no ha cambiado un ápice en la propuesta; se trata de un programa tipo competencia en el que los candidatos tienen que demostrar sus habilidades en el diseño de personajes y el maquillaje. Lo atractivo son los desafíos en sí (recrear el imaginario de Dr. Seuss, zombies o un dinosaurio, por ejemplo), y que no se centre en las rencillas entre los participantes sino en su tarea. Pero también es importante lo que los jurados tienen para decir. Dos de ellos son los más atractivos. Una es Ve Neill, tres veces ganadora del Oscar y encargada del maquillaje en buena parte de la filmografía de Tim Burton –lo cual es decir bastante sobre su obra–. El otro es Glenn Hetrick quien luce como un rockero teletransportado de un futuro robótico. Es que además de su trabajo en películas y televisión, ha elaborado la imagen de la agrupación horror punk The Misfits y de Lady Gaga. Hetrick es dueño de los estudios Optic Nerve, donde se realizaron las prótesis para el programa Héroes, los diseños para Los Juegos del Hambre y las réplicas anatómicas de Hugh Jackman en El Gran Truco. Justamente aquel film de Christopher Nolan, donde los FX eran una metáfora del cine como una gran fantasmagoría.

“La verdad es que nunca consideré a los FX y al maquillaje como una rama menor dentro de la industria del entretenimiento. Siempre han sido mi pasión, desde que era pequeño, he hecho todo el camino, films indies en el colegio, también he actuado. Que exista Face Off indica que el interés va creciendo. Espero que el show eduque un poco sobre nuestro trabajo. En cierta forma es un triunfo”, le dice Hetrick a Página/12, en entrevista telefónica exclusiva.

–Face Off tiene una particularidad. Más allá de ser un reality de competición, exhibe todos los procesos que involucran al FX y maquillaje. ¿Eso estuvo presente desde un comienzo?

–La verdad que sí. Se trataba de hacer algo emocionante, mostrar algunos de los secretos de la profesión, que el público pudiera descularlos. Puede ser que la primera temporada haya estado focalizada en la relación entre los competidores porque conviven en un mismo hogar. Después nos dimos cuenta de que lo rico era el proceso de creación en sí mismo. Así que hubo un gran cambio. No nos interesa hacer un programa dramático y tonto como la mayoría de los realities. Para ganar el premio se trabaja muy duro. El entorno y el tipo de trabajo son muy legítimos en términos artísticos. No se busca, ni se induce, que haya peleas. Se trata de que sean las obras las que hablen.

–¿Quienes trabajan en el maquillaje y FX son tan colaborativos como se ve en el programa?

–Bastante parecido, sí. En la vida real se trabaja mucho en equipo. En mi estudio, cada uno tiene una tarea particular, varía obviamente por los encargos, sea un show o una película. Para Los Juegos del Hambre nos tuvimos que dividir bien las tareas porque era un compromiso de los grandes. Son largas horas corriendo contra la fecha límite. Son condiciones estresantes, y eso aumenta si el presupuesto es mayor. Aunque si tenés un trabajo de dos mil dólares de presupuesto, el que te lo encarga quiere que se vea como de un millón. Por eso es importante el trabajo en equipo. No contrataría a nadie que sea un maquillador genial pero no sabe trabajar con otros.

–¿Cuáles son las bases para juzgar los desafíos en el programa? ¿Son las mismas?, ¿cambian en relación con la realidad?

–Cambian un poco porque cada desafío es diferente. Me amoldo a eso. Los desafíos tienen directivas muy claras a nivel conceptual y artístico, eso te indica un poco cómo juzgarlo. Face Off es muy sincero en el punto que los competidores deben acotarse a lo que se les exige. Cada reto explora distintas habilidades de los competidores. Hay algunos que son muy buenos en la concepción, otros en las esculturas, otros pintando, otros en maquillajes extremadamente complejos. Hay cosas avant-garde y otras de terror típico. Cada juez también tiene su especialidad, a mí me gusta juzgar lo creativo. En el mundo real, en un punto, no importa tanto cuán genial sea la escultura que hagas, o que la pintura sea hermosa, depende de lo que te pida el director de arte. Mi trabajo para un policial como CSI: NY debe ser hiper realista. Hacer el diseño para Lady Gaga fue totalmente diferente, estás en un nivel de ilusión total. Le hicimos desde un báculo disco, armaduras e instrumentos de confección única. Es como cuando hay que crear un monstruo, tenés que hacer una criatura que nunca se haya visto.

–¿Cómo se adecuan los FX a esta era digital?

–Debemos coexistir. Para algunas es genial, sobre todo en los retoques finales. Hay una cosa peor: cuando un director no tiene idea de lo que quiere y te pide que le soluciones el problema. De hecho no es tan distinto trabajar para un músico, o para una película, si hay un buen concepto detrás. Cuando tienen un objetivo claro es genial. En el caso contrario, se dificulta todo el proceso desde el inicio. Es cierto que en las últimas tres décadas nuestro trabajo ha cambiado radicalmente. Creo que de aquí a una década notaremos finalmente la confluencia de los FX con lo digital, debido a la camada de nuevos directores que lo van a poner en práctica de forma muy natural.

–¿Cuál es su monstruo cinematográfico favorito de todos los tiempos?

–Una pregunta difícil. Hay tanto pero tanto material. Soy un gran fan de Gregg Cannom. Lo que hizo con Gary Oldman en Drácula es insuperable. Pero la Reina de Aliens es la que más me ha influenciado.

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