Imagina una ficción sin fronteras donde todos los personajes creados por escritores y guionistas de todos los tiempos compartan una misma aventura. O, para llevarlo a términos televisivos, que todos los personajes que aparecen a lo largo de una circular sesión de zapping terminen confluyendo en una misma pantalla, en un mismo canal, en una misma serie... Algo de eso podría ser el móvil que insta a la Fox a impulsar la adaptación al formato serie de La Liga de los Caballeros Extraordinarios, el comic que supone una suerte de Liga de la Justicia, o de Los Vengadores, basada en héroes literarios de distintos orígenes que son convocados a una misma historia para enfrentar grandes peligros, desde archivillanos a extraterrestres. Una especie de gran fiesta del spin-off, o de relato que se desprende de otro relato, en cuya versión original –creada por el excéntrico, si no demente guionista Alan Moore y el ilustrador Kevin O’Neill– conviven personajes surgidos de clásicos de Julio Verne, Oscar Wilde, Edgar Allan Poe, Bram Stoker o Arthur Conan Doyle, con hits más recientes como Harry Potter.

Sin duda esa gran fiesta del crossover y sus potencialidades infinitas de cameos, estrellas invitadas y guiños, es la razón de fondo por detrás del proyecto, ya que la cadena estadounidense prepara un piloto a pesar de que el único antecedente de adaptación a pantalla que tuvo hasta hoy el comic original no fue bueno: en 2003 hubo un largometraje que no logró el éxito comercial buscado, dirigido por Stephen Norrington (Blade) y protagonizado por Sean Co-nnery, en el rol del cazador Allan Quatermain, quien obraba como líder de un dream team que incluía a Dorian Gray, el Capitán Nemo, el Hombre Invisible y Mina Murray (la vampira “viuda” de Drácula). La elección de Quatermain como líder de ese equipo de prohombres y promujeres no es casual, para los estándares del “relato” imperial del Reino Unido: Quatermain es el “macumazahn” de H. Rider Ha-ggard en Las Minas del Rey Salomón, el exponente del aventurero británico decimonónico que no necesitaba más que su flema real, su coraje y su escopeta para surcar Africa saqueando por igual elefantes o diamantes –en el siglo XIX no se hablaba de “recursos naturales”– y viendo caer nativos africanos como moscas... o como nativos africanos.

El responsable de llevar a la tele la historia será Michael Green (The River, Linterna Verde) y los creadores del comic original no tendrán nada que ver con la cuestión. De hecho, el guionista Alan Moore rechazó abiertamente la iniciativa de la Fox: todo un personaje, autor (también) de Watchmen, con aspecto de gurú de barba hiperbólica, enemigo del email y cultor de la magia y el oscurantismo en sus formas más variadas, Moore acusó a la industria del entretenimiento de “no tener ideas propias y andar buscando en tachos de basura y escupideras algo para reciclar”.

No obstante las protestas, y a pesar de la alta tasa de mortandad promedio que azota a los pilotos televisivos, no sería nada raro que la indestructible galería de personajes potenciales que promete La Liga de los Caballeros Extraordinarios haga prosperar esta adaptación. Sólo basta con mirar quiénes han aparecido en los comics (desde el monstruo de Frankenstein a Sherlock Holmes, desde el doctor Jekyll al Zorro, desde el Quijote a Caliban, desde Santa Claus a Alicia, desde Tom Sawyer a Fu Manchu...) y preguntarse quiénes más podrían sumarse en el formato serie. Una producción que estará a pasitos, o a capítulos, de contar con nuevos invitados, como los esperables anfitriones de la Fox (¿quién sería un caballero más extraordinario: Homero Simpson o Mr. Burns?) hasta... bueno, hasta cualquiera. ¿Darth Vader, Rocky Balboa, Patoruzú, George Costanza? Sólo será cuestión de guiones y derechos.