Demasiado duró la paz en esa galaxia muy, muy lejana. Mientras se acerca el mojón de diciembre de 2015, fecha prevista para la llegada a cines del Episodio VII de Star Wars (ver aparte), el renovado empuje empresario que Disney promete darle a la Fuerza confirma el inicio de las hostilidades galácticas. Se trata de Star Wars: Rebels, serie animada que emitirá la señal Disney XD Latin America los sábados a las 11.30, y que en la cronología del relato de George Lucas deberá ubicarse en medio de las dos trilogías (es decir, después del Episodio III - La venganza de los Sith y antes del Episodio IV - Una nueva esperanza), ya que contará los orígenes de la rebelión que se alzará contra el malvado Imperio Galáctico. A modo de adelanto, el primer reguero de rayos láser y sables de luz llegará a la misma pantalla hoy con el telefilm animado La chispa de la rebelión, que funcionará como presentación de la serie y de los nuevos personajes.

No hay que esperar que en Rebels aparezcan versiones animadas de Luke Skywalker o la Princesa Leia: la historia transcurre cinco años antes del cuarto episodio, por lo que ambos hermanos serían poco menos que púberes. Sí podrá esperarse la presencia de soldados reconocidos, armamentos reconocidos, planetas reconocidos, androides reconocidos, aliens reconocidos (como los wookies, la especie del gran Chewbacca) y hasta alguna sorpresa, como un cameo –al menos, auditivo– de Billy Dee Williams, el actor que interpretó al morocho Lando Calrissian, para aportar su voz en algún momento de la serie. El eje estará en el nuevo elenco animado, que acaso redunde en mesa chica o en núcleo duro de la futura Alianza Rebelde: un sobreviviente jedi cínico y rebelde (es decir, Han Solo + Luke), un ladronzuelo teen en pleno despertar –casi hormonal– de la Fuerza, una chica alienígena experta en pilotear naves, una ¡graffitera! tirabombas y una robusta criatura que en el mano a mano se carga soldados imperiales cual Obélix con los legionarios romanos.

La estética de Star Wars: Rebels resulta algo menos infantil que la del antecedente de la saga en las series animadas, Star Wars: The Clone Wars (2008-2013), que se ubicaba entre los Episodios II y III, y que también tenía, al frente del proyecto, al productor y director Dave Filoni, una de las manos derechas del pulpo Lucas. Ese nuevo, ligero matiz de oscuridad se advierte, en especial, en los escenarios interplanetarios, las escenas de naves o las de stormtroopers (los icónicos soldados imperiales de armadura blanca, irresistible no obstante su mala puntería: sus láser no aciertan al blanco ni una vez en toda la saga), cuya construcción digital empieza a tantear un área gris entre lo que es un dibujo y lo que es una película. Sin embargo, que nadie se asuste. El target apuntado por Rebels es, claramente, mucho más ATP que el que de la última película rodada hasta ahora, el Episodio III, cuyos momentos sanguinarios, con amputaciones y todo, resultaban bastante oscuros y estremecedores, un clima que nada tiene que ver con el espíritu más juguetón y colorido de las animaciones.

Y aunque algunos fans se sientan más atraídos por los filmes “oficiales” de Lucas que por los infinitos elementos que integran el “universo expandido” de la saga (como las series animadas, los videojuegos o los anunciados y rumoreados spin offs de personajes como Han Solo, Yoda, Obi Wan Kenobi o Boba Fett), será imposible pretender que Star Wars: Rebels no resulte, también, un aperitivo del que pueda extraerse información sobre los episodios que ya van a venir, como los de un presunto malvado Inquisidor de Jedis que (según los indicios en las redes sociales del propio J. J. Abrams, director del Episodio VII) oficiaría de villano tanto en la serie animada como en la nueva trilogía. Es que cada generación tiene su estilo a la hora de dominar la galaxia.