Vie 20.05.2016
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TELEVISION › BENEDICT CUMBERBATCH Y UNA NUEVA ADAPTACION DE RICARDO III

“Ricardo III no era solamente un malvado villano medieval”

Este sábado, la BBC inglesa estrenará una nueva película de la serie con la que conmemora los 400 años de la muerte de William Shakespeare. Será una nueva oportunidad de lucimiento para el actor que alcanzó fama mundial con su readaptación de Sherlock Holmes.

› Por James Rampton *

531 años después de su muerte, Ricardo III aún divide las opiniones. Aún hoy, tiene una gran cantidad de apasionados defensores, que sienten que la obra histórica de William Shakespeare supo traducir muy bien al monarca. Algunos de ellos están particularmente alzados en armas por la nueva adaptación que la cadena BBC hizo de la obra, y que llegará a las pantallas británicas este sábado, como cierre del ciclo The Hollow Crown. Aseguran que esta interpretación, protagonizada por Benedict Cumberbatch como un intenso y amargado Ricardo III no representa fielmente al Rey.

El año pasado se reveló que Cumberbatch es un primo descendiente del monarca. Ahora, el actor dice que tiene cierta simpatía con los partidarios del rey, cuyos restos fueron descubiertos tres años atrás en un estacionamiento de autos en Leicester. “Entiendo muy bien que para esa gente él sea un rey muy querido que ha sido demonizado. Lo entiendo”, dice. “¡Después de todo, soy pariente de él! Aunque, ahora que han encontrado sus restos, quizá descubra de pronto que cometieron un pequeño error de ADN conmigo...”. Relajado en la barra de un bar en Londres, tomándose un cóctel, el actor exhuda un ingenio y un carácter afable que puede sorprender a las personas que por error lo toman por su más famoso alter ego, el estirado y eléctrico Sherlock Holmes que interpretó de manera brillante para la pequeña pantalla. Cumberbatch es igualmente divertido cuando se trata de debatir el final de Ricardo III. “Me siento muy afortunado de ser casi el último que queda en pie en esta puesta. Y no, no es un spoiler. La obra ha estado allí afuera por más de 400 años. Definitivamente, puede publicarse esto: Ricardo III no lo consigue. O quizá vuelve al final y dice ‘¿Me extrañaron?’. ¡O quizá pueda reaparecer en un estacionamiento de autos!”

Cumberbatch tiene ahora 39 años, está casado con la directora Sophie Hunter y es padre de un niño pequeño. Hijo de los actores Timothy Carlton y Wanda Ventham, estudió en la Universidad de Manchester antes de obtener un Master en Artes de actuación clásica en la London Academy of Music and Dramatic Art. Gracias a sus imponentes performances en trabajos como Hawking y Expiación, deseo y pecado, el artista nacido en Hammersmith (Londres) se ganó rápidamente una reputación de buen actor. Pero su carrera sufrió una transformación en 2010 cuando obtuvo el rol principal de Sherlock, la adaptación a tiempos modernos de las historias clásicas de Arthur Conan Doyle realizada por Steven Moffat y Mark Gatiss. El programa televisivo fue un éxito mundial de la noche a la mañana, y convirtió a Cumberbatch en otra clase de jugador global.

De allí en más, el intérprete ofreció performances memorables en El Hobbit, El topo, Star Trek: En la oscuridad, 12 años de esclavitud y El código enigma, por la que ganó un Oscar al mejor actor. Sin dudas, el éxito mundial de Sherlock ayudó a que consiguiera personajes como Ricardo III. Pero aún así, él prefiere no quedar demasiado pegado al perfil internacional que da la figura de Sherlock Holmes. Según él, “lo complicado de todo eso es que personas que para mí han sido iconos desde siempre de pronto se acercan y me dicen cuánto aman mi trabajo allí. Cuando Meryl Streep me dijo ‘Amo a Sherlock’, yo pensé ‘No, no, esto está mal!’”.

Interrogado sobre ello, el actor considera si hay algunas similitudes entre Sherlock y él mismo. “Sería mejor que le pregunte a la gente que me conoce, como mi madre... Probablemente haya un par de similitudes, puede ser. Cuando lo estoy interpretando, me descubro mirándole los zapatos a la gente, su lenguaje corporal, y tratando de deducir cosas a partir de esos detalles. Lo hago porque tengo un interés profesional. ¡Pero me temo que soy muy malo en eso!”, se ríe. Vestido con una chomba blanca y azul y bermudas oscuras, Cumberbatch luce muy relajado. Parece estar disfrutando el período de descanso después de la demandante experiencia de ponerse en la piel de Ricardo III. El Rey según Cumberbatch es un hombre conducido por una enérgica potencia, decidido a vengarse por los desaires que sufrió mientras crecía. Pero, señala el actor, Ricardo III no es necesariamente el incansable villano maléfico que suele retratarse; Shakespeare es más sutil en su pintura. “Siempre está toda esta mitología alrededor de Richard. El provoca una polaridad de opiniones. ¿Es el mal tipo que mató a los príncipes en la Torre o un buen tipo que ha sido demonizado por la obra? Realmente no lo sabemos. Mucho de lo que nos ha quedado es un tema de relaciones públicas”, dice, y señala: “Podríamos haber puestro un aviso al comienzo de la obra diciendo ‘Escrito por William Shakespeare, que era un dramaturgo de la era isabelina, sobre el último rey de la dinastía Plantagenet. Elizabeth era la hija de Enrique VIII, un Tudor, de allí la inclinación de la obra’”.

Ricardo III pasa buena parte de la puesta –que incluye en su elenco a Dame Judi Dench como su madre Cecily, Sophie Okonedo como la Reina Margaret y Keely Hawes como la reina Elizabeth– consiguiendo a sus secuaces para hacer el trabajo sucio y limpiar de rivales el camino a la corona. Algunas de sus brutales acciones hacen que Game of Thrones parezca una trama escolar. Pero Cumberbatch insiste con que la violencia en Ricardo III nunca es gratuita. “No se trata simplemente de shockear al público. Es una manera de decir ‘mirá de lo que somos capaces’. Todo está siempre en contexto, y es siempre un test de moralidad”.

Entonces, ¿qué es lo que hace que Ricardo III esté tan hambriento de poder? Cumberbatch, que leyó un poema de la laureada autora Carol Ann Duffy en la ceremonia funeraria de Richard, el año pasado en la Catedral de Leicester, vincula la ardiente ambición del monarca –que padecía una escoliosis que le daba un aspecto deforme– con una infancia profundamente infeliz. “Lo importante es que desde el mismísimo principio, Richard estuvo en esta familia de Adonis, atletas de proporciones perfectas. El es la oveja negra de la familia. Fue condenado al ostracismo, quedándose en casa cuidando a los chicos, que no es precisamente el lugar para un hombre en el mundo medieval, donde tu deber era salir a luchar”. Entonces, agrega Cumberbatch, “hay una verdadera trayectoria en el viaje de Richard. El no es simplemente la clase de villano medieval que un montón de críticos han dicho que era. Hay muchas sutilezas, mucho subtexto en la historia detrás de este personaje”.

“Nuestra visión para hacer esto fue humanizarlo, ver la historia completa. El se pierde a sí mismo en su búsqueda, con un final de frías revelaciones. Lo ha perdido todo, y todo lo que le queda es furia y rabia”, señala el intérprete. “Con lo que interpretar todo ese viaje es un absoluto desafío. Y tener la posibilidad de hacerlo con una cámara investigándolo, rompiendo la cuarta pared... ¡qué regalo para un actor!” Como Frank Underwood en House of Cards, un personaje bastante modelado sobre el rey de Shakespeare, Ricardo III es inicialmente una figura muy seductora. Aun sabiendo las desastrosas acciones que es capaz de llevar a cabo, resulta casi imposible no sentirse arrastrado a su tortuoso mundo. Cumberbatch comenta que “es irresistible porque nos seduce, nos lleva a ser cómplices con su apelación directa a la audiencia. No habla muy bien de nosotros, es como cuando estamos fascinados por el choque de autos. Es tan seductor porque nos muestra la falibilidad de la naturaleza humana cuando se trata del magnetismo que ejerce el poder”.

Uno de los logros de la serie The Hollow Crown, que incluyó las historias de Richard II, Henry IV (en dos partes) y Henry V, emitidas en 2012, fue ampliar el territorio para Shakespeare. Cumberbatch expresa la esperanza de que esta serie de películas, que conforman el centro de la temporada conque la BBC conmemora el 400° aniversario de la muerte del dramaturgo, atraiga a nuevas audiencias interesadas en el autor. El actor lo ve similar a su enormemente popular aparición como Hamlet en el Centro Barbican de Londres, el año pasado. “Interpretar Hamlet en vivo para un público arrebatado cada noche fue sencillamente asombroso”, define. “Estaba muy interesado en ver cuánta gente podía entrar en el teatro: eso es muy importante cuando se trata de elegir una sala. Sentí que iba a ser injusto para la gente que quisiera verlo si lo hacíamos en un teatro pequeño. Pensé que teníamos que ser más generosos, y montar la performance en un teatro grande. Si podés ampliar la cantidad de público y mostrarle lo brillante que es Shakespeare, es fantástico”.

El otro gran logro de The Hollow Crown es que sirve para recordar a todo el mundo cuán universales son las obras de Shakespeare. Cumberbatch reflexiona que “odio hacer comparaciones sobre lo que está sucediendo actualmente en el campo de la política, pero por supuesto que esta historia es relevante. Cualquiera puede darse cuenta de eso. Pero lo que es mágico sobre estas obras es que tranquilamente podés hacerlas en cinco o diez años y aún tendrán el mismo efecto, porque son estudios de la muy humana condición del poder que no tienen fecha de vencimiento. Macbeth funciona en swahili o en alemán o en cualquier cultura porque tiene que ver con el tribalismo y el poder, y la desesperada, global, corrupta ambición. Estos dramas muestran las flaquezas, el ego, la susceptibilidad y todas las maquinaciones que el poder ejerce sobre la gente. Por eso es que, 400 años después, Shakespeare es tan potente”.

En los últimos tiempos, Cumberbatch apenas si ha tenido tiempo o una pausa siquiera para respirar. Hacia fines de este año será el protagonista y personaje principal en una nueva película de Marvel, Dr. Strange. Actualmente está ocupado filmando la cuarta temporada de Sherlock, que se verá en televisión el año próximo. ¿Y qué puede revelar el actor sobre esa próxima temporada? “Es buenísimo, me encanta estar de vuelta. En la nueva serie de episodios sucederá un montón de cosas...” Hace una pausa y suelta la carcajada: “¡Pero no puedo decir nada de ellas!” ¿O puede decirlas, pero entonces tendría que matar al periodista?. “No”, replica Cumberbatch, y señala al responsable de relaciones públicas que acaba de entrar en el salón. “Haré que él lo mate. Como Ricardo III, lo obligaré a hacerlo”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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