TELEVISION › ERNESTINA PAIS Y “MAÑANAS INFORMALES”
“Un frontón potenciado”
Así define la conductora su intercambio con Jorge Guinzburg en el programa de Canal 13, que de a poco fue tomando un tono y un ritmo que le hace ganar cómodamente su franja horaria.
› Por Emanuel Respighi
Mañanas informales es un claro ejemplo de esos (pocos) ciclos que van encontrando su tono a medida que están en el aire. Visiblemente respetuoso y formal al comienzo, cuando la mañana televisada era aún tierra de experimentación en esta nueva etapa, el programa que conducen Jorge Guinzburg y Ernestina Pais fue degenerando positivamente, en un mix de información y humor que descontractura y despierta a los televidentes aún remolones. No extrañó, entonces, que esta rara avis televisiva haya pasado del último lugar en su franja horaria al primer puesto, promediando más de 7 puntos de rating diarios, de 9.30 a 13. Así, entre la verba despiadada del payaso Mala Onda, la ácida ironía de Guinzburg y Pais, y la locura de un equipo que por momentos pareciera rendirse ante la adrenalina lúdica que invade el estudio, Mañanas informales se convirtió en una interesante excusa para olvidar por completo el arraigado hábito de prender la radio a la mañana.
“Al programa lo ayudó mucho el boca a boca”, dispara la menor de las hermanas Pais. “De hecho, el ciclo de hoy es el mismo que hicimos durante la primera semana, cuando el rating no nos acompañaba. Creo que lo que se modificó fue que todos comenzamos a conocernos un poco más, pero el programa nunca se modificó ni entró en la locura del rating. Siempre se confió en que la química en el equipo iba a crecer de a poco.” Claro que nadie pensó que la “química”, esa mágica palabra que tanto se repite en la TV pero que pocas veces se logra, podía llegar a tanto: si hasta el perfil serio y responsable del periodista Mario Mazzone viró por completo desde que se encarga de dar a conocer las informaciones en Mañanas... “El primer mes, cuando descubrimos la veta humorística de Mario, éramos sanguinarios. Ahora bajamos un poco los decibeles porque no está bueno desacreditar al que da las noticias, ¿no?”, pregunta Pais, con la certeza de conocer la respuesta.
Aunque Mañanas... posee todas y cada una de las características de los magazines televisivos (noticias, consignas, humor, cocina), no es contradictorio afirmar que el ciclo que se emite cada mañana en la pantalla del 13 es distinto de cualquier otro programa del género. “La diferencia es el equipo de gente que trabaja en el ciclo: estamos todos un poco chapitas”, apunta la conductora, y larga una de sus habituales carcajadas. En Mañanas... se dejó de lado la charla edulcorada sobre el vestido o el peinado de moda que suele ocupar abultados espacios en ciclos del género, para dar paso al debate sobre temas como el aborto, los cortes de calle como forma de manifestarse o la inseguridad. “Tocamos temas que por lo general se evaden y eso la gente lo nota”, dice Ernestina.
–Incluso, los chistes que surgen durante el programa suelen tener cierta tendencia crítica sobre los temas.
–Editorializamos, incluso, desde los chistes que hacemos. Y creo que eso generó un público televisivo nuevo, que de otra forma no hubiera dejado de lado los programas matinales de radio. De hecho, les damos mucho espacio a los mensajes de la gente porque no dicen boludeces del tipo ‘el programa esta buenísimo’, sino que se copan y hacen comentarios ingeniosos que aportan, convirtiendo a Mañanas informales en...
–¿... un programa sumamente informal, como lo indica su nombre?
–Le hacemos honor al nombre, eso nadie lo puede negar (risas).
Originalmente, el programa se iba a llamar Informales, a secas. Pero como en la TV parece que hay que explicarle todo a la gente, se le puso Mañanas informales, como si alguien dudara de que las 9 es una hora matutina y no vespertina. El título está muy bien puesto, porque a veces nos damos cuenta de que no respetamos absolutamente ninguna norma. Y creo que a veces tenemos que ponernos ciertos límites, porque hay que empezar a diferenciar el humor que uno tiene dentro de su casa y el que debe tener frente a las cámaras.
–Pero, en su caso, pareciera que tal distinción no existe.
–Noooooo, yo soy mucho más negra y animal en casa que en la tele, aunque pareciera tarea complicada. En la tele soy bastante parecida a lo que soy en casa, pero hay algunos temas con los que uno hace humor que pueden molestar a los otros, aun cuando uno puede tener cierta autoridad porque pasó por determinados problemas. A mí, el humor me ayudó a salir de varias situaciones jodidas, como la desaparición de mi papá en manos de la dictadura militar. Pero no todo el mundo lo procesa de la misma manera. Hay bromas o chistes que en cámara los insinúo, pero no los digo con todas las letras. No todos procesan los dramas o las tragedias de la misma forma.
–¿O sea que, para usted, el humor cumple una cuestión terapéutica?
–Totalmente. Mi vieja tiene el mismo humor que el mío y el de mi hermana, pese a todo lo que pasó. Sobreponerse con humor a los problemas que a menudo te enfrenta la vida es algo que mamé de chiquita. Yo discuto con mi marido y a la media hora esa misma discusión que era trágica y terrible se transformó en objeto de ironía y gracia. Eso me pasa todo el tiempo. Hay que saber desdramatizar para soportar el día a día. El chiste es síntesis. Creo que cuando se llega al chiste sobre algún hecho trágico es porque el problema fue procesado.
Ernestina conoció a Guinzburg hace una década, cuando el periodista y conductor la eligió para hacer de notera en La biblia y el calefón. Una dupla que, pese a las diferencias, comparte el mismo código. “Jorge –cuenta Pais– tiene la virtud de que nunca te va a decir que no le digas tal cosa porque lo hacés quedar como un boludo. No le tiene miedo a eso porque, en primer lugar, no es un boludo, y además porque es muy generoso como conductor: sabe reírse de él mismo, cosa que en general no pasa.” Compañera en la conducción de Guinzburg no sólo en TV sino también en radio (juntos encabezan todas las tardes Vitamina G, de 18 a 20, por Mitre), Pais logró romper la estructura que suele rodear a un capocómico, donde el remate siempre es potestad del consagrado. “Como Jorge es un tipo inteligente y de trayectoria, por lo general suele inspirar cierto respeto entre aquellos que lo tienen que acompañar. Nosotros conformamos una dupla en la que funcionamos como un frontón potenciado: la pelota siempre vuelve del otro lado con más fuerza”, explica, quien no duda que de haber nacido dos décadas antes probablemente hubiera sido parte de La noticia rebelde. No es casualidad que Pais también haya trabajado con Raúl Becerra (Sabés o sonás) y su hermana, Federica, junto a Raúl Portal (PNP), integrantes del mítico ciclo. “El humor de La noticia rebelde –concluye Pais– es un humor con el que me identifico. Yo era muy fan del programa. Creo que en Mañanas... se mantiene cierto espíritu de La noticia..., que fue un programa absolutamente revolucionario para la TV. Por el horario, obviamente el fenómeno de Mañanas... es más acotado, pero Jorge dice sentir el mismo clima creativo que en aquel programa. Hay buena onda. Aunque también nos enculamos mucho, ¿eh?”