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Sábado, 19 de mayo de 2007

TELEVISION › GORAN VISNJIC, UNA ESTRELLA DE “E.R.” EN BUENOS AIRES

“Yo pensé que éste sería un buen trabajo para dos años”

El actor croata afrontó el desafío de entrar en la serie médica justo tras la salida de George Clooney. Los zapatos de galán no le quedaron mal y terminó en el elenco durante ocho años. “Pero después de tanto tiempo, es momento de pasar a otra cosa”, dice.

 Por Roque Casciero

En 1998, cuando iba por su quinta temporada, la serie E.R. (jueves a las 22, por Warner Channel) estaba en su pico de popularidad, pero un nubarrón muy espeso amenazaba la continuidad del programa: George Clooney dejaba la sala de emergencias del Chicago County General Hospital para dedicarse a su carrera cinematográfica. Pero E.R. siguió adelante, entre otras cosas porque las televidentes encontraron a otro galán a quien amar en la pantalla: el croata Goran Visnjic. Y su aparición significó, entre otras cosas, que la serie continúe hasta el presente, lo que la convierte en la segunda más longeva (detrás de Law and order) de la televisión norteamericana. Pero otra vez vuelve a haber malas noticias para los productores de E.R.: sentado cómodamente en un sillón de un hotel porteño, donde pasó la mañana del jueves contestando las preguntas de los medios argentinos y chilenos, Visnjic le anuncia a Página/12 que en la próxima temporada sólo protagonizará seis episodios y después se irá para siempre. “Hace ocho años que estoy en el programa, interpretando al mismo personaje, y ya es suficiente –asegura–. Me quedé tanto porque el programa es muy bueno, pero si hubiera sido otro me habría ido bastante tiempo antes. Como me escribían historias interesantes, siempre estaba contento. Pero después de ocho años creo que es tiempo de pasar a otra cosa. Voy a volver en seis episodios para completar y terminar la historia con Abby (Lockhart, la novia de Kovac, interpretada por Maura Tierney), me parece justo”.

–Esta semana se emitió en Estados Unidos el último capítulo de la 13º temporada de E.R., en el que finalmente Abby y Luka se casan. Después de todas las peripecias que les tocó vivir en el pasado, al menos los personajes tuvieron algo de respiro, ¿no?

–Créame lo que le digo: hicimos que todo se les complicara otra vez (risas). El final es feliz, pero van a tener que pasar por otro pequeño infierno antes.

–Luka y Abby fueron pareja, luego se separaron y salieron con otros personajes y volvieron a estar juntos. ¿No le parece que los guionistas los han hecho pasar por demasiado en sólo ocho años?

–La verdad, a mí me gusta cómo lo hicimos, porque cuando se piensa que Kovac perdió a su mujer y a sus hijos, uno se da cuenta de que el tipo era un alma en pena cuando llegó a Estados Unidos. Por eso fue que tuvo esos guiones con el obispo, en los que Kovac hablaba sobre religión, sobre cómo había perdido la fe y cómo trataba de encontrarla otra vez. A veces era casi suicida. En esos episodios en los que Kovac se había ido a Africa –que grabamos en Hawaii–, él mostraba un comportamiento en el que estaba casi al borde del suicidio. Después de eso cambió mucho, porque volvió a apreciar la vida y se dio cuenta de que podía comenzar desde el principio nuevamente. Por eso estuvo bien que Kovac y Abby volvieran a estar juntos: es como cuando dos personas se conocen, son amantes durante un tiempo y deben separarse simplemente porque no es el momento correcto para ellos. Necesitan hacer otras cosas antes de poder estar juntos. Así es como veo a Abby y Luka, y creo que por eso funcionó tan bien.

–¿Qué pensó cuando los guionista les dijeron que Abby y Luka volverían a estar juntos?

–Nos encantó a Maura y a mí, porque ella es mi mejor amiga en el programa. Nos gusta mucho trabajar juntos y ahora ya hace ocho años que nos conocemos.

–¿Fue una presión para usted tener que llenar el hueco que había dejado una estrella como George Clooney?

–No. Mi problema principal en ese momento era que no me sentía muy cómodo con el idioma inglés. Y como el programa es sobre medicina, había mucha terminología técnica, así que eso me preocupaba. Por otra parte, por más que ahora la gente no lo recuerde, cuando entré al programa también lo hicieron Ming Na, Michael Michele, Erik Palladino y Maura Tierney. Eran cinco nuevos personajes al mismo tiempo. Ahora la gente dice “Ah, sí, Maura y Goran llegaron cuando se fue Clooney”, pero había más gente, aunque haga tiempo que no estén en el programa. Así que no había tanta presión porque los nuevos éramos varios, y nadie sabía quién iba a estar más o menos tiempo. La presión que sentía era la de hacer un buen trabajo, no estaba preocupado por quién se había ido del programa o quién llegaba.

–¿Le resultó muy difícil lidiar con los términos médicos?

–Para ser honesto, no son tan difíciles de pronunciar en inglés porque tienen base latina. En cambio, me resultaban más problemáticas cosas más comunes. Con los términos médicos necesitaba saber qué significaban exactamente, y así me resultaban fáciles de memorizar. De la forma en la que trabajamos los actores, si tenés escenas cortas, con poco diálogo, podés memorizarlo bien, porque al ser más instantáneo se hace más fácil; en cambio, si te dan un texto largo, tenés que pasarte tres noches tratando de memorizar todo.

–Cuando le ofrecieron interpretar a Luka Kovac, ¿qué le atrajo del personaje?

–Bueno, en ese momento E.R. era el programa número uno de la televisión en todo el mundo. Conocía a alguna gente que lo hacía y además lo había visto, así que sabía de la calidad con la que trabajaban. Estaba al tanto de lo detallistas que son, por lo tanto sabía que sería un desafío para alguien extranjero. Y no sólo por el idioma. Me preguntaba si sería capaz de hacerlo, porque no estaba seguro... pero precisamente eso fue lo que me motivó para aceptar. Me pareció que sería algo interesante para hacer durante un par de años (se ríe), aunque duró un poco más.

–En un episodio usted recitó el monólogo de Hamlet en croata, como lo había hecho durante siete años en su tierra. ¿Es su favorito?

–No. Ese estuvo bien, pero mis favoritos son la apertura de esta temporada, cuando Abby estaba por tener a su bebé y no se sabía si iba a sobrevivir o no, y los que se hicieron en Hawaii, cuando Kovac y John Carter (Noah Wyle) iban a Africa.

–Esos episodios en Africa fueron de mucha acción, diferentes del resto de la trama de E.R.

–Sí, pero eso es lo fantástico que tiene la serie: un día estamos en Chicago, otro vamos a París, después grabamos en Hawaii como si estuviéramos en Africa... Por lo general, los programas de televisión se quedan en una sola ciudad, no van a ninguna parte. Para nosotros es muy excitante lo de movernos tanto, porque eso evita que nos aburramos, que es un tema muy importante.

–¿Le presta atención al hecho de que las revistas lo elijan como uno de los hombres más sexies del mundo y cosas así?

–Ehhhhhh... supongo que es algo que viene con este trabajo.

–Bueno, también con la cara de uno.

–Claro, pero eso es algo en lo que no se trabaja, sino que viene con uno. Me gusta sentirme orgulloso por las cosas que hago, pero no puedo estar orgulloso de parecerme a mi mamá o a mi papá (risas). Supongo que el hecho de que digan eso de uno es algo positivo, pero no le presto mucha atención.

–¿Ayuda a la hora de negociar un mejor contrato?

–No para eso, pero imagino que si sos popular eso te permite conseguir más trabajos en películas o cosas así. Pero sólo lo estoy imaginando, porque creo que la gente va a ver a los actores por diferentes motivos: algunos porque son buenos actores, otros por su aspecto o lo que sea. Igual, supongo que sí ayuda.

–¿No le molesta que sus fanáticas le presten más atención a su aspecto que a su talento?

–Bueno, en Croacia es diferente porque la gente me vio actuar mucho tiempo en teatro. En E.R., bueno, sí, los primeros dos años se centraron en eso, pero después tuvimos muchas cosas duras para interpretar en el programa... Digamos que tengo conciencia de lo que hice, y que si alguien me percibe de un modo que no me gusta no puedo hacer nada al respecto. De todos modos, como dije antes, supongo que es algo positivo. Dentro de treinta años voy a ser viejo y voy a poder interpretar personajes de carácter (se ríe).

–Como Sean Connery, por ejemplo.

–Bueno, ésa es la clase de carrera que cualquiera quisiera tener.

–Usted estuvo entre los posibles James Bond para Casino Royale.

–Sí, pero vaya a saber cuántos “posibles Bond” hubo...

–¿Hizo audiciones?

–Sí, sí.

–¿Y por qué cree que no lo eligieron?

–Déjeme decirle que en nuestro trabajo es muy poco profesional hablar sobre las audiciones y las pruebas de cámara, simplemente porque es un proceso normal: uno va a la prueba y quizás eligen a otro. Cuando vemos a una gran estrella, quizá no sabemos la cantidad de audiciones que hizo y en las que no obtuvo los papeles. Es una de esas cosas de las cuales los actores no hablamos. Y en este caso, Daniel Craig hizo un trabajo fantástico. Los productores querían hacer un Bond diferente, con otro aspecto y que fuera más crudo y fuerte. Y Craig transmitía su poder con la mirada, estuvo bárbaro. Además, el director Martin Campbell volvió a demostrar lo bueno que es, porque primero había revivido a Bond con Pierce (Brosnan) y ahora lo logró otra vez con Daniel (Craig).

–Hace poco se dijo que en la próxima película de Bond usted hará de uno de los villanos.

–Sí, lo leí, pero no es cierto. Nunca me llamaron para preguntarme. Y, por otra parte, nunca haría el papel del malo.

–¿Es verdad que su primer papel en teatro lo obtuvo por sus dotes como esgrimista, además de las de actor?

–No exactamente, es otra de esas historias que se van deformando. En la Academia de Artes Dramáticas de Zagreb tuve esgrima durante dos años. Sucedió que uno de los profesores que tenía que tomarnos el examen final se enfermó y no pudo ir, entonces le pidió a un colega, que era director de teatro, que pusiera los puntajes en el final del torneo. Y este director tenía que montar Hamlet a los seis meses, así que estaba buscando a un actor joven para interpretar a Laertes, que tiene una lucha de espadas al final. Así que me vio en el examen y les preguntó a mis otros profesores si yo era suficientemente bueno como para ese papel. Conseguí el rol de Laertes, pero a los treinta días el tipo que iba a interpretar a Hamlet se enfermó. Y como el show debe continuar, me preguntaron si quería hacerlo yo. Así fue como terminé interpretando a Hamlet en el Teatro Nacional.

–Un papel que tuvo durante siete años y que le valió dos premios como mejor actor de Croacia. Nada mal para un principiante.

–El primer problema que enfrentamos cuando me pidieron que interpretara a Hamlet era que teníamos sólo 35 días antes del estreno, lo cual era una locura, honestamente. Y el otro era que sólo tenía 21 años y hacía dos que estaba en la Academia, así que era medio extraño. Pero entonces pensé: “Si no lo hago ahora, quizá nunca vuelva a tener la oportunidad”, por eso acepté. Lo bueno fue el apoyo que tuve en el Teatro Nacional, me cuidaron muchísimo. Sólo volvía a casa para dormir: estuve los 35 días comiendo en un restaurante al lado del teatro, para volver de inmediato a los preparativos, y creo que no salí ni una noche a tomarme un trago. Trabajaba 12 o 13 horas por día para estar preparado. Pero, a decir verdad, aunque el primer año estaba muy feliz, recién en la segunda temporada empecé a sentirme cómodo con mi actuación. De todos modos, era entendible: era demasiado joven y todo había sido demasiado rápido. Preparar Hamlet en 35 días es una locura. Aunque fue muy divertido...

–En un momento dijo que después de dejar E.R. le gustaría volver a Croacia para armar una compañía teatral con sus amigos. ¿Todavía piensa hacerlo?

–Es un malentendido que se dio cuando levantaron erróneamente una entrevista que me hicieron en Croacia. Lo que dije que fue que me gustaría ir a Croacia y hacer una obra –no una compañía–, porque la mayoría de mis amigos son actores y me gustaría trabajar con ellos. Y debido al éxito de E.R. y porque estuve trabajando tanto tiempo en Estados Unidos, sumado al éxito que mis amigos han tenido en Croacia, podríamos elegir el teatro, la obra, la compañía, todo... Sería fantástico hacerlo durante cuatro o cinco meses, pero abrir una compañía es otra cosa.

–¿Qué es lo que más extraña de Croacia?

–Antes extrañaba muchas cosas, pero ahora mi familia y mis amigos croatas vienen a visitarme a Los Angeles, y mis amigos de Estados Unidos me visitan cuando estoy en Croacia, porque es fácil viajar, así que siento que viví en ambos lugares al mismo tiempo y disfruto de estar en ambos.

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“Creo que la gente va a ver a los actores por diferentes motivos: algunos porque son buenos actores, otros por su aspecto.”
 
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