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8-La cosecha estéril,

de Bernardo Bertolucci. Con Francesco Ruiu, G. De Rosa y A. D’Ercole.

1962, 100 min. Emerald.

Con un título totalmente desencaminado (el original, La commare seca, quiere decir “La Parca”) se editó tiempo atrás en DVD la muy poco conocida ópera prima de Bernardo Bertolucci, que filmó en blanco y negro a los 22 años. Tras haber asistido a Pasolini en Accatone, Bertolucci coescribió La commare seca en base a una idea original del realizador, junto a su protegé Sergio Citti. La película copia la estructura de Rashomon: tras el asesinato de una prostituta en un parque de las afueras, media docena de sospechosos prestan testimonio, dando lugar a la serie de relatos que constituyen el film. De ellos se desprende un “aquí y ahora” del vagabundeo más o menos marginal en la Roma de comienzos de los ’60, entre canciones de San Remo, adolescentes deseantes y homosexuales solitarios.

6-Amenaza extraterrestre,

de Ben Rock. Con Carlos Bernard, R. Dunbar y Samantha Streets.

2008, 85 min. AVH.

El supermercado como lugar de encierro y origen mismo del terror: sucedía en The Mist y vuelve a suceder en Amenaza extraterrestre, cuyo título original es Alien Raiders. Toda la película transcurre en un supermarket, en medio del desierto. Hasta allí llega un equipo de cazadores, en busca del Rey de los Aliens, que habría buscado refugio en el interior. Encerrados y sin salida, el quid de la cuestión es que cualquiera de los clientes o empleados podría tener el bicho adentro. Algo así como una mini El enigma del otro mundo, Amenaza extraterrestre está narrada con nervio y tensión, y las actuaciones son ajustadas. El problema es que –consecuencia de la falta de presupuesto– los monstruos tardan demasiado en aparecer. Y cuando aparecen es peor: se nota a la legua que son made in casa.

7-Climas,

de Nuri Bilge Ceylan. Con N. B. Ceylan y Ebru Ceylan.

2006, 101 min. 791 Colección/AVH.

Antonioni en Turquía. Protagonizada por el propio realizador y su esposa, Climas narra la crisis, separación e intento de reunión de una pareja, compuesta por un docente universitario que ama poco y una diseñadora de vestuario que ama demasiado. Como el título indica, el entorno resulta determinante. La primera instancia está marcada por el calor playero de las costas del Mar Negro; la segunda, por el frío y la noche de Estambul; la tercera, por la cortante nieve del sur. A la manera de su referente, la cámara de Bilge Ceylan se demora en largos planos fijos, registrando rostros que esconden y haciendo que en cada encuadre pesen el vacío y la incomunicación. El plano final, en el que un rostro se disuelve y en su lugar sólo queda la nieve, es tan bello como recargado de sentido.

5-La suerte de Emma,

de Sven Taddicken. Con Jördis Triebel y Jürgen Vogel.

2006, 99 min. Transeuropa.

Cine europeo a la manera de Hollywood, la alemana La suerte de Emma es una película de diseño. Elemento 1: rubia y robusta granjera solitaria, especializada en ultimar cerdos sin dolor. Elemento 2: paciente terminal roba un dinero y huye, para regalarse unos últimos meses de libertad. En su huida, elemento 2 va a parar a la granja de elemento 1, que lo recibe, lo atiende... ¿y lo ultima sin dolor? Quien quiera saberlo, que la vea. Lo seguro es que elemento 1 y elemento 2 harán el amor como chanchos –con perdón por el símil fácil– porque ya se sabe que eso es lo que a la gente le gusta ver. Lamentablemente, la película es previa al brote de gripe porcina. De haber sido posterior, la love story hubiera cedido al terror o la ciencia ficción, con resultados más infecciosos e interesantes.