Sábado, 9 de junio de 2012 | Hoy
VIDEO › ATORMENTADO, SEGUNDO LARGOMETRAJE DE JEFF NICHOLS
El protagonista es Michael Shannon, tal vez la más acabada encarnación contemporánea del malestar, la perturbación y la insania. Aquí encarna a un hombre que cree estar volviéndose loco tras sufrir una serie de pesadillas y alucinaciones. ¿O no serán alucinaciones?
Por Horacio Bernades
Curtis levanta la cabeza y ve cómo espesos nubarrones se arman en el cielo, como de la nada. Oye truenos en días cristalinos, observa bandadas de pájaros que describen extraños dibujos allá a lo lejos. Sueña que su perro lo muerde y durante todo el día siente el dolor en el brazo. Teniendo en cuenta que los primeros síntomas de esquizofrenia se le declararon a su madre más o menos cuando tenía la misma edad que él ahora, es lógico que empiece a obsesionarse con el peso de la herencia. ¿Pero no son raras esas tormentas tan frecuentes e intensas, que se descargan de golpe, cuando nada hacía preverlo? ¿O se trata acaso de alucinaciones de Curtis? ¿O son profecías? Una de las películas más premiadas del año pasado desde que se presentó en Cannes (donde ganó sus tres primeros premios), si algo tiene de inquietante Take Shelter es que nunca contesta del todo esas preguntas. En Argentina, Sony Pictures acaba de lanzarla en DVD con un título indiscutible: Atormentado.
Curtis no podía ser otro que Michael Shannon, que desde que alucinó una invasión de cucarachas en Bug (William Friedkin, 2006) se convirtió en la más acabada encarnación contemporánea del malestar, la perturbación, la insania eventualmente. No por nada Werner Herzog lo convocó ya dos veces, en Un maldito policía en Nueva Orleáns y en la aquí inédita My Son, My Son, What Have Ye Done, donde se volvía más loco que nunca. Trabajador especializado en excavaciones, Curtis vive en una indeterminada zona rural-petrolera (el realizador es de Arkansas) junto a su esposa Samantha (Jessica Chastain, la pelirroja con pecas de El árbol de la vida e Historias cruzadas) y su hija Hannah, que es sordomuda. Lo cual genera en sus padres un cuidado extra, que en el caso de Curtis se manifiesta en pesadillas que suelen tener a la pequeña como víctima. A Curtis, despertarse empapado en sudor empieza a hacérsele costumbre. Pero el día en que se hace pis en la cama comprende que anda necesitando un psiquiatra.
Si no fuera por esos cielos de allá afuera, que dan la impresión de encapotarse cada vez más, lo de Curtis sería un caso clínico, un brote paranoico. Todo lo cual haría de Take Shelter una película más simple y unidireccional, menos inquietante. Que el clima esté raro es lo que vuelve las cosas mucho más ambiguas. Raro en Take Shelter y en el mundo real, claro: Curtis es, en algún punto, una versión extrema del espectador. ¿Será el tipo acaso algo así como una antena o radar humano, que capta lo que se está incubando en la atmósfera? A partir del momento en que pide al banco un crédito impagable, para construir un refugio subterráneo antitormentas para él y su familia, equipándose luego con máscaras de gas (incluida una para niños), es imposible no recordar a Richard Dreyfuss en Encuentros cercanos del tercer tipo, cuando fabricaba una montaña de puré que resultaba ser la maqueta a escala de una real. Notablemente actuada por Shannon y Chastain (seguramente la actriz más prometedora de su generación), Take Shelter es el opus 2 de Jeff Nichols, de quien en Argentina se conoció su ópera prima, Shotgun Stories. El hombre tiene una tercera llamada Mud, recién estrenada en Cannes. Habrá que prestarle atención.
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